Título original: My Name is Khan (मायनेमइज़ख़ान ).
Año: 2010.
Duración: 165 minutos.
País: India.
Director: Karan Johar.
Guión: Shibani Bathija, Niranjan Iyengar, Steffany Huckaby, Carl Marino Iyengar.
Música: Shankar Ehsaan Loy.
Fotografía: Ravi K. Chandran.
Reparto: Shah Rukh Khan, Kajol, Yuvaan Makaar, Jimmy Shergill, Michael Arnold, Kenton Duty.
Productora: Dharma Productions, Red Chillies Entertainment.
Género: Drama.
El 11 de septiembre de de 2001 ocurrió algo que conmocionó al planeta entero: los atentados terroristas en Estados Unidos por la red yihadista Al-Qaeda. Pero éstos no fueron los primeros ni los últimos. Nuestro país vivió un episodio de auténtico terror la semana pasada, en la comunidad de Cataluña, y alrededor del mundo se respira ese agrio olor que dejan estos atentados cometidos por seres inhumanos. Pero al fin y al cabo, lo más importante es cómo decidimos reaccionar.
A Rizwan Khan (interpretado por el grande de Bollywood, Shah Rukh Khan), un musulmán que sufre de Síndrome de Asperger, le han inculcado desde pequeño que la única diferencia existente en las personas es si son buenas o malas, independientemente de su religión o raza. Su tranquila vida familiar en San Francisco conoce un antes y un después tras los atentados del 11-S. Pero sobre todo, por la islamofobia de una sociedad asustada tras lo ocurrido. Khan inicia así un camino lleno de obstáculos para conseguir limpiar su nombre, y así por tanto su religión, de esas acusaciones injustas y de los prejuicios que nacen del miedo y la intolerancia.
El mensaje que transmite la película es de esos que te hacen reflexionar tras su visionado: no todos los musulmanes son yihadistas. Así como no todos los terroristas son musulmanes. ¿O somos todos los blancos unos nazis? El rechazo sistemático a todas las personas que profesan una religión no es la solución para combatir el terrorismo, eso desde luego. Y mucho menos aceptable es llegar a esos extremos de acoso, maltrato y abusos a aquellos que creen en un dios diferente al de uno mismo. Y esa es la base de Mi Nombre es Khan.
En la India existe una brecha enorme entre musulmanes e hindúes, las dos grandes mayorías religiosas en ese país. A lo largo de los años, enfrentamientos y atentados entre ambos “bandos” se han cobrado numerosos muertos, además de sembrar el terror en el país asiático y alrededores. No hay que olvidar la eterna lucha entre India y Pakistán, vigente a día de hoy. El terrorismo nace de la intolerancia, no de la fe.
También es digno de mención que esta película sea el regreso a Bollywood de una de las parejas cinematográficas más prolíficas de la India durante los 90: la formada por Shah Rukh Khan y Kajol. Aunque llevaban desde el 2001 sin hacer una película juntos, esta pareja (aunque no lo son en la vida real), son un símbolo de la cultura popular hindú. El equivalente bollywoodiense de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, por así decirlo.
Lo mejor: Shah Rukh Khan y su interpretación de diez, la química entre éste y Kajol. El mensaje que transmite y su importancia, ahora más que nunca.
Lo peor: En Bollywood se toman esto del drama muy en serio, y a veces se pasan un poco de la rosca. Por supuesto, esta película no iba a ser una excepción.
Nota: 7/10.