Julio Blez es un director y guionista andaluz que ha desarrollado su trayectoria principalmente en el entorno audiovisual sevillano. Ha trabajado como ayudante de dirección y script en producciones destacadas como Asesinos inocentes (2015), La peste (2018) y Polar (2024). Ahora da un paso más en su carrera y presenta en el South International Series Festival su proyecto más personal: Blanca Bocanegra.
Acompañado por el productor Fidel Pérez y actores como Paula Díaz Mora, Dani Morilla y Dani Mantero, Blez irrumpe en el evento gaditano con una propuesta que utiliza el humor ácido para desnudar miserias cotidianas y cuestionar los clichés de la industria audiovisual andaluza.
Rodada en Sevilla, la serie se plantea como una sátira de la crisis de los 40, pero va más allá: explora la identidad y las contradicciones de quienes viven en los márgenes del glamour del cine y la televisión. Con un tono entre lo cómico y lo descarnado, construye un retrato que interpela a cualquier espectador que haya sentido el peso de la frustración o la impostura.
Blez reconoce que la idea nació de esa exigencia de mostrar siempre virtudes en un mundo dominado por apariencias. Frente a ello decidió convertir sus propias experiencias en motor narrativo de la historia. El resultado es un universo que mezcla sátira y desgarro, gestado entre rodajes y complicidades locales, y que ahora busca abrirse camino.
PREGUNTA: Para empezar, contadme un poco cómo nació el proyecto, ¿Cuál fue la chispa que te animó a escribir Blanca Bocanegra? ¿Cómo se ha ido desarrollando hasta el punto de estar aquí presentando el piloto?
JULIO BLEZ: Bueno, la serie la escribí hace bastante tiempo. Mi concepto era canalizar un hartazgo con esa energía de intentar siempre mostrar lo mejor de uno, esa cosa de Instagram de enseñar solo virtudes. Yo, que soy una persona con muchas miserabilidades, veía más interesante y cómico jugar con eso.
La escribí hace años y la he ido perfilando mientras trabajaba. Soy técnico de cine, trabajo como ayudante de dirección o script. Me parecía muy interesante hablar de un personaje como yo, que está en las inmediaciones del artisteo y del glamour, pero desde el otro lado. Ese mundo da mucho juego.
La serie retrata ese mundo, pero sobre todo trata de la identidad: una persona con potencial artístico, que lucha entre su humanidad y el desprecio hacia lo que ve mal en la industria. El mundo audiovisual es complicado.

P: ¿Y qué referencias tenías a la hora de construir el proyecto?
JB: Lo primero que confieso es que yo escribo sin referencias. Me bloquean. Las reviso a posteriori. En cuanto al humor, me marcaron Larry David, Louis C.K., Ignatius Farray con El fin de la comedia. Después entendí que había algo de eso en lo que escribí. Pero la referencia de fondo es Charlie Kaufman, sobre todo Synecdoche, New York, que es un estudio sobre la identidad. Mi intención es que, aunque la serie esté vehiculada por el humor, su destino sea hablar de algo más denso.
P: Háblame del reparto. ¿Cómo pensaste esa mezcla de secundarios? ¿Por qué rodar en Sevilla y mantener el proyecto en Andalucía?
JB: Lo he hecho en Sevilla porque vivo y trabajo allí. El personaje se basa mucho en mí, y el entorno importa. Yo me considero sevillano atípico. Ni yo ni el personaje somos especialmente graciosos o carismáticos. Me interesaba mostrar otra Andalucía: más introvertida, con otro tipo de humor, el que a mí me mueve, y que no suele mostrarse tanto.
Además, fue pragmático: en Sevilla tengo red de contactos, era más fácil rodar allí y sin financiación externa tenía que aportar yo. Aun así, no hay compromiso exclusivo con Andalucía. La serie trata de mí y del personaje, así que si la vida lleva a otro sitio, tampoco pasa nada. Pero Andalucía forma parte de mí, así que tenía que estar. Sobre todo quería mostrar la otra Sevilla: no la de los tópicos turísticos, sino la más cotidiana, la que conocemos los que vivimos allí.
P: Fidel, cuando conociste el proyecto, ¿cómo fue tu papel en todo esto?
FIDEL PÉREZ: Voy a ser honesto: conozco a Julio desde hace seis meses, aunque siento que de toda la vida. Él dice que no es gracioso ni carismático, a mí me parece lo contrario. Lo que me conquistó fue su valentía: me escribió un correo sin conocerme, invitándome a ver el piloto. Cancelé reuniones y fui. Me dijo “tenemos que hablar” y así me incorporé. No me atribuyo ningún éxito del piloto, eso lo hicieron ellos. Mi trabajo empieza ahora, para intentar que haya más capítulos y una temporada entera. Ya tuve reuniones en San Sebastián con productoras de España y Miami.

P: ¿Qué nos puede contar el elenco de sus personajes y de cómo llegaron al proyecto?
PAULA DIAZ MORA: Conocí a Julio por otro proyecto que no salió. Luego me propuso este, me mandó el guion y me gustó mucho: comedia con tinte hater. El equipo era cercano, el rodaje fue distendido y me lo pasé genial. Mi personaje es una chica normal, entusiasta, que contrasta con el protagonista y muestra sus vulnerabilidades.
DANI MORILLA: Yo hago de compañero de piso de Julio. Ya le conocía de otros rodajes y cuando me mandó el guion pensé que aquí había mandanga. Era fresco, original. Dije que sí sin dudar.
DANI MANTERO: Coincidí con Julio en una serie para Amazon. Me propuso un personaje antagonista, una especie de Pepito Grillo que le suelta verdades. Me convenció por las influencias de Larry David, que ambos adoramos. La serie genera un universo muy reconocible: la vida underground de cualquier ciudad, rodeada de la vanidad de la profesión.
P: ¿Hubo espacio para la improvisación o el guion era cerrado?
D. MANTERO: Yo soy disciplinado y me ciño al guion. Julio no compra nada que no le convenza.
PM: Se improvisó bastante. El guion daba mucho juego, pero nos ceñimos bastante a él. Sin embargo, el buen ambiente permitía improvisar y que salieran cosas naturales. Julio no es un tirano, daba libertad. Para él era más importante la organicidad y credibilidad: que los actores fueran naturales, sin fingir ni impostar.
P: ¿Qué esperáis que se lleve el público al ver el piloto?
JB: Hicimos un pase privado y la gente se rió en momentos que no esperaba. Eso me interesa: que disfruten, que se diviertan, que vean algo diferente. Para mí sería una recompensa que digan “he visto algo que no suelo ver”.


