Ingenio, compromiso y motivación se hicieron más fuertes que el sinfín de inconvenientes que asoló el rodaje y la producción de La Cima, la última película de Ibon Cormenzana, quien tilda como «fascinante» ver su película terminada tras «días de rodaje a -17 o -20 grados, con Filomena de por medio y casos de COVID-19 incluidos». Con él y con su dúo protagonista, unos geniales Javier Rey y Patricia López Arnaiz, hemos podido hablar en la semana en la que la película llega a salas tras haber sido estrenada en el 25 Festival de Málaga.
Es la intérprete quien nos comenta «la buena reacción del público, que se levantó al finalizar la película a ovacionar el trabajo de todo el equipo en lo que fue algo muy emocionante» y que además «por las reacciones de muchos periodistas, parece que la peli ha gustado». Director y ambos intérpretes coinciden en que el ajetreo de los últimos días «se hace más ameno en el caso de esta película, tenemos muchas ganas de que la gente la vea después de todo».
La película, que narra el encuentro y posterior aventura de dos montañistas (Ione, una escaladora experta que es una leyenda mundial pero que atraviesa un complicado momento al haberse quedado sin retos, y Mateo, un escalador mucho menos experimentado pero con una motivación extra debido a la reciente pérdida de un ser querido) llevó a Rey y López Arnaiz a un registro en el que nunca se habían movido. «El papel nos exigía mucho tanto a nivel físico como emocional«, coinciden ambos, «tuvimos que prepararnos a conciencia nuestro viaje psicológico particular para luego ponerlo en común y compenetrarnos como demandaba el guion, y ha sido un auténtico placer hacerlo juntos«. Cormenzana añade que «el rodaje fue complicado pero el equipo fue una piña, con Javi y Patricia poniéndolo todo muy fácil para todos».
Detrás de las motivaciones para contar esta historia nos encontramos ante dos inquietudes de su director. «Me interesaba mucho contar qué siente un alpinista al hacer cima, todo ese viaje místico que se hace, plasmarlo en imágenes, ya que en palabras es casi imposible», señala Ibon, para después añadir que le «interesan mucho las historias en las que los personajes deben superar un trauma a lo largo de la trama. Ambas cosas están en La Cima«, concluye.
Todo ello, muy presente en el guion de la película desde el inicio, es lo que acabó de convencer al dueto protagonista para aceptar sus respectivos papeles. «Cuando me dieron el guion en físico, algo que no suele pasar mucho últimamente, Ibon me fascinó con las ganas que tenía de hacer la película. Al leerlo, me pasó algo que no me había pasado nunca ni me ha vuelto a pasar desde entonces. Tuve que parar de leerlo porque me eché a llorar hacia el final del guion. Llorar leyendo en una sensación muy rara y eso me hizo enamorarme del proyecto», señala Javier Rey.
López Arnaiz coincide con él en cuanto a la emoción que le transmitió el guion. «Yo también lloré al leerlo, Ibon me convenció de lleno desde el principio. Además, al saber que Javi iba a ser mi ‘parteneur’, tan importante en una película de estas características, me motivó aún mas». «Eso a mi también, admiro mucho a Patricia«, puntualizó Javier con un gesto cómplice hacia su compañera.
A nivel técnico, grabar en una montaña no fue nada sencillo. Ibon indica que «muchos de los miembros del equipo no habían ido nunca a la montaña en plan alpinista, pero ni dudaron cuando se lo propusimos. Este tipo de rodajes proporciona unas experiencias vitales que nadie quiere dejar pasar«.
En el caso de Javier y Patricia, el gallego nunca había sido muy de montaña, mientras la intérprete vasca «sí era aficionada al alpinismo, pero obviamente a nivel más ‘amateur’ que mi personaje, la mujer más joven en completar los catorce ochomiles», comentaba entre risas. «Pero a mi escala, cuando hice cima, por ejemplo, en el Aitzgorri, la sensación es increíble, y creo que era algo que debía transmitir en la película. Leer la biografía de Edurne Pasabán, tan detallada, me ayudó tanto a nivel técnico como sobre todo emocional».
Ambos señalan la importancia y lo mucho que les aportó trabajar junto a expertos como Jordi Tosas o Nacho Segorbe, entre otros alpinistas. Coordinar todo ese trabajo deportivo junto con el factor humano de trabajar bajo las duras condiciones que se viven en la montaña fue de lo más complicado del proyecto, pero el resultado final hizo que el esfuerzo valiese la pena, coinciden los tres.
La Cima cuenta con una de esas escenas imborrables de la memoria de cualquier espectador. Cuando le preguntamos a ambos protagonistas sobre la preparación sobre este tipo de escenas, tan emotivas y decisivas para el resultado final de una cinta, Rey explica lo siguiente, en un reflexión preciosa sobre el trabajo del actor:
«Hay secuencias en las que no cuenta solo el acting, sino que todo va a algo más físico. (…) Hablas durante horas en los ensayos. Justo Patricia y yo somos unos obsesos de la construcción de personajes y hablábamos todo el rato sobre ello, pero necesitas un margen de “a ver qué pasa”. Ese margen no lo puedes tener con todos los compañeros o con todos los directores. Eso se deja con cuidado, porque puede hacer que te caigas al vacío, pero pudimos hacerlo al habernos entendido y gracias a que el proyecto pedía y permitía eso. Ella y yo nos mareábamos durante el rodaje, estábamos en un planeta aparte y eso se ve, pero es la magia de esta profesión».
«Estoy súper de acuerdo con Javi«, señala Patricia, y añade que uno de los factores clave para llegar bien a este tipo de escenas es «el plan de rodaje. En el caso de La Cima fue un acierto de producción dejar estas escenas para el final del rodaje, ya que llegábamos a la par que nuestro personaje con todo el viaje hecho. Este tipo de momentos son los que mas se disfrutan dentro de la profesión«.
Por último, uno de los aspectos que quizás más destacan a simple vista en la película es su duración, que no llega a la hora y media. Sobre esto y la actual corriente en el cine de películas cada vez más largas, Cormenzana y el dúo actoral reflexionaban. «Son modas, como hay muchas a lo largo de la historia del cine, pero en La Cima el tiempo es el justo para que el espectador experimente el viaje y se empape de él».
La Cima es definitivamente una de esas películas que vale la pena ver en pantalla grande, ya que los paisajes espectaculares son otro de los puntos fuertes de la experiencia. «Ojalá la pueda ver cuanta más gente mejor, para que el mensaje llegue, pero de verdad ojalá se haga en una pantalla cuanto más grande mejor», concluía Ibon Cormenzana.