Es un hecho. ¿Que persona de este mundo no ha zapeado un fin de semana en su televisión en busca de alguna película con la que amenizar y entretenerse durante las horas de sobremesa? O en su lugar, alguna soporífera producción con la que incentivar al cuerpo a echarse la siesta. Los telefilmes, o TV Movies, se han convertido en un género por sí mismos. Cintas de escaso presupuesto, pero con temáticas muy amplias, capaces de superar al culebrón más enrevesado o rivalizar con el argumento del último blockbuster veraniego.
Aunque son muchas las voces que claman al cielo, denunciando la poca calidad de estas producciones, hay quien también surge en defensa de tal denostado género. Este es el caso de Peli de Tarde, un bloguero y twittero que, desde hace poco más de dos años, se dedica a analizar, comentar y recomendar unas películas que, por mucho que neguemos de ellas, forman parte de nuestra cultura cinematográfica. En 35 Milímetros hemos tenido la ocasión de hablar con Peli de Tarde para que nos contase de dónde le surgió su interés por divulgar estas películas y darlas a conocer a todo el mundo.
PREGUNTA: ¿Edad, profesión? ¿Nombre?
RESPUESTA: Mi nombre es Peli de Tarde, provengo de una noble estirpe de analistas culturales, los «de Tarde». Mi padre era Documental de Tarde y mi abuelo Cuento de Tarde.
Me dedico por entero a las sobremesas, a analizar e informar acerca de las películas que emiten los fines de semana después de comer. Por suerte, mi familia posee una enorme fortuna y no he tenido que buscarme otro trabajo en mis años de vida que no revelaré.
P: ¿Cuántos años llevas en las redes?
Siempre fui algo reacio a usar redes sociales, pues las veía como una distracción innecesaria, algo que me impediría centrarme plenamente en mi función pelitardiense. Hace algo más de dos años comprendí que podrían ser unas buenas aliadas para lograr mi cometido, especialmente Twitter, fuente de información, así que creé la cuenta.
P: El cine de tarde es una vertiente que, curiosamente, todos hemos visto, pero apenas prestamos atención. En mi fuero interno, Payasos Asesinos del Espacio Exterior siempre fue y será mi punto de inflexión, ese momento en que admití al mundo mi adicción hacia lo cutre. ¿Qué productos dignos de la sobremesa de TVE, Antena 3, Cuatro o La Sexta despertaron en ti la pasión por estos productos?
En mi casa, la siesta era algo muy importante, casi un acto social. Siempre la dormíamos colectivamente, con películas de fondo. Cuando era pequeño, solían ponerme películas soviéticas, los grandes clásicos como Dziga Vértov, Eisenstein o Pudovkin. También algunos más «modernos», como Elem Klímov, Parajanov o el Konchalovski de antes de Tango y Cash, claro. Pero mi madre me cuenta que siempre me despertaba con un ánimo muy revolucionario, oponiéndome a cualquier orden que me diesen (recoge tu habitación, pon la mesa…), así que optaron por cambiar la programación y poner lo que emitiesen en la tele.
Ahí es cuando me empecé a aficionar a las niñeras psicópatas, cuya «madre» es la fascinante Rebecca De Mornay de La mano que mece la cuna. Luego también descubrí las pelis de alemanes de vacaciones y las de catástrofes que hasta hace poco emitían en La Sexta, principalmente las de monstruos gigantes que surgen por alguna cuestión biológica incomprensible y que un científico explica con una sencillez pasmosa: «el cromosoma de ese lagarto ha mutado debido a la radiación emitida por la fábrica de almohadas situada en los alrededores del pantano», por ejemplo.
P: Abre la Caja de Pandora. ¿Qué elementos convierten a una peli de tarde en un auténtico clásico?
Creo que las pelis de tarde de psicópatas deben tener detrás una historia de venganza muy enrevesada, algo que justifique de alguna la forma la conducta de los/las perturbados/as de turno: «mi padre me castigaba sin cenar junto al resto de mi familia y por eso ahora tengo un trauma y te voy a matar y robarte la tuya», o algo así. Es importante que el título refleje lo contrario a lo que en realidad ocurre: «El entrenador personal perfecto», y luego el entrenador personal es un majareta peligroso.
En las alemanas tiene que haber una granja, una mujer que la hereda y que lucha por que no sea derribada por un ambicioso empresario que quiere montar allí un centro comercial. Y de subtrama, un reencuentro con un ex. Otra modalidad es la de un viaje a un destino en el que vive gente inferior que los alemanes (a sus ojos), como Chipre o Salamanca (estoy pensando en la famosísima Un verano en Salamanca).
En las de catástrofes, un científico a punto de divorciarse debe avisar de que un meteorito va a destruir La Tierra y nadie debe hacerle caso.
Eso en lo que a los géneros fundamentales de sobremesa se refiere. Luego están las navideñas, las de príncipes que se enamoran de una veterinaria estadounidense, dramas familiares…
P: Tu historial de tweets es un bálsamo de humor en un océano de discusiones sin sentido en Twitter. Tus seguidores, por lo general, continúan el buen rollo y el humor mordaz que destilas. ¿Qué sientes con ello?
Me encanta comprobar semana tras semana que hay tanta gente aficionada a las pelis de tarde y que participa activamente en su divulgación, salvo cuando se quedan dormidos/as viéndolas. Si no hay interactuación, estas películas pierden su sentido.
Sin mis seguidores, yo no sería nadie. Se lo debo todo. (Siempre quise decir una frase así, rollo tonadillera).
P: Si pudieras escribir una película para acompañar la mejor de las siestas, ¿cómo se titularía? ¡Danos una sinopsis, por favor!
Una vieja aspiración, y me consta que es compartida por muchos de los que me siguen, es que existiera un crossover de todos los géneros de pelis de tarde, una especie de Avengers de la sobremesa, con una niñera psicópata que por sorpresa se convierte en la heredera al trono de un diminuto país centroeuropeo, tiburones y lavalántulas, alemanes de vacaciones y todo ello en Navidad. La acción comenzaría en una tienda de cupcakes regentada por Lacey Chabert y habría un científico loco interpretado por Eric Roberts.
Sería difícil poner título al que quizás sea el argumento más complejo y ambicioso de la historia del cine, pero podría ser algo como Las Pirañanavidades Perfectas en el Tirol, The Wrong CrocoNanny, de título original.