Juanjo Giménez: «Con el sonido hay mucho por explorar.»

La 54 edición del Festival de Sitges está dejando una buena ola de nuevos directores nacionales que debutan con largometrajes de género notablemente interesante. Entre ellos Juanjo Giménez, que tras ser galardonado en Cannes con su cortometraje Timecode, se lanza con su primera película: Tres.

La propuesta, original y arriesgada, propone al espectador adentrarse en el mundo de la desincronía. El largometraje explora lo que sucede cuando su protagonista percibe el sonido más tarde que la imagen. Toda una experiencia que para el espectador que llegará a los cines el próximo 5 de noviembre.

¿En qué piensa un director para hablar de la desincronía?

La idea viene de una experiencia personal. Me gusta mucho la postproducción de sonido. No soy profesional pero he hecho trabajos. Cuando te pasas muchas horas en el estudio y luego sales a la calle es imposible abstraerse. Sigues viendo el mundo como si tuviera una banda sonora. Analizas los ambientes o dudas si cuando alguien te habla los labios están en sincronía con la voz. Deben estarlo, pero ¿y si no lo están?

En la película, para más inri, la protagonista trabaja en la creación de mundos sonoros para cine ¿Es el sonido el gran olvidado en un set de rodaje?

Muchas veces sí, pero quiero confiar que mucha gente se está empeñando en cambiarlo. Hay más películas que poco a poco demuestran el campo que hay por recorrer con el sonido. Rápidamente lo olvidamos y ponemos el foco en la imagen, que es lo que parece obvio. Solo hay que ver los making off de muchos largometrajes, simplemente se empeñan en explicar efectos visuales. Con Tres intentamos demostrar que con el sonido hay mucho por explorar. 

Los espectadores solamente son conscientes de la narrativa de un largometraje, mayormente. ¿Tres es la forma de hacer el lenguaje cinematográfico consciente para el espectador?

Muchas veces te obligan a disociar forma y fondo. Quizás la trama de Tres es un puro macguffin para poder hacer una especia de manifiesto sobre las herramientas básicas del cine. Cuando eliges una forma de mostrar tu película te posicionas a nivel artístico y político. Un ejemplo es el nivel del sonido de los ambientes respecto al diálogo, es una decisión muy política. Es algo bonito pero muy arriesgado. El sonido en Tres ha moldeado secuencias que en otros largometrajes se darían por hecho. Todo el mundo sabe que el actor va a decir un diálogo, en nuestra película no se podía dar por sentado. Quizás se decía uno o dos minutos más tardes tras verlo en imagen.

El ser humano no está acostumbrado a la desincronía. ¿Temes a que el público pueda rechazar el largometraje?

Nuestro cerebro rechaza la desincronía, eso es cierto. Aún así, no queríamos que la película fuera un panfleto, si no que el espectador empatizara con el problema que tiene la protagonista. Hay muchos retos ahí y ese es uno de ellos.