León

El león que fue rey y la inconsistencia del ratón

Parece que Disney no está por la labor de estrenar mucho este 2020 (y para lo que estrenan…). El año pasado dejó numerosas alegrías a la compañía del ratón: el final del juego vengativo fue un exitazo en taquilla, los live action reguleros llenos de millones e incluso el desenlace pocho de Star Wars tuvo su legión de fans (yo entre ellos). Un 2019 lleno sombras convertidas en luces de la única forma que Disney es capaz de conseguir.

La realidad es que buena parte de sus productos son un reclamo. Sin ir más lejos, su plataforma parecía una importante fuente de nuevo contenido, con las prometidas series sobre el UCM que empezarían a estrenarse. La llegada de Disney+ fue un acontecimiento en nuestro país… A pesar de tener muy pocas producciones novedosas. La pandemia puñetera que ha asolado este nuestro mundo ha dado al traste con varios rodajes y, por el momento, sólo se mantiene The Mandalorian como punta de lanza de la plataforma. Bueno, también Hamilton, que aunque no es ni producción propia ni novedosa, es gran favorita para la temporada de premios oscariles.

Jugadas seguras y nefastas

Volviendo al tema de los problemas derivados de la pandemia, Disney ha decidido extender las ventanas de estrenos lo máximo posible. El tiempo ha acabado demostrando la cuestionable confianza depositada en según qué proyectos. Mientras Mulán ha pasado con mucha pena y ninguna gloria por el acceso «premium» de Disney+, cuya pervivencia parece abocada al fracaso, las películas de Marvel han movido varias de sus fechas, empezando por Viuda Negra.

La amalgama de contenido que posee Disney le permite adoptar diversas actitudes en diversos contextos. Marvel parece ser una joya de la corona demasiado exquisita, por lo que sus experimentos y demás explotaciones deben dirigirse a otros lares: los live action. Ya he hablado anteriormente de alguna que otra película perteneciente a esta… ¿tipogía? ¿género?. En cualquier caso, son obras que no terminan de esclarecer hacia donde quieren ir más allá del conocido ingreso de beneficios a cascoporro. Sin embargo, el fiasco con Mulán puede haber derivado en una duda comprensible sobre las próximas producciones.

A vueltas con el león

Dejando clara la premisa del ingente beneficio que suponen estas películas, mi pregunta es la siguiente: ¿por qué tanto «riesgo»?. Tranquilamente, Disney podría optar por hacer adaptaciones literales que venderían justo lo que tienen previsto y con bastante menos parafernalia. O, incluso, podrían tratar de «subvertir» algunas de sus películas originales partiendo desde la base como ocurre en Aladdin. No obstante, la deriva de estas cintas sin una línea de actuación consistente hace que sea difícil entender cual es la perspectiva.

Hace unas horas se ha anunciado la realización de una precuela de El Rey León sobre el origen de Mufasa, dirigida por Barry Jenkins (Moonlight). No es sorprendente encontrar directores de reconocimiento en anteriores live action, tales como Guy Ritchie (Aladdin), Jon Favreau (El Libro de la Selva, El Rey León) o Kenneth Branagh (La Cenicienta). No obstante, Jenkins posee una distancia considerable con estos directores, con un estilo de importante personalidad y profundidad, más propia del circuito independiente. Teniendo en cuenta la fórmula de hiperrealidad a la que debe acoplarse tras el remake de El Rey León de 2019, junto con una premisa argumental sin precedente, queda un proyecto de gran estupefacción e incredulidad.

Las razones de Disney al acudir a un director tan peculiar (según los live action realizados), así como las del mismo para aceptar tal proyecto son dificilmente imaginables. Si se trata de reconocimiento, ni una parte ni la otra lo requieren, por cuestiones totalmente opuestas. Si hablamos de éxito, las vías de ambos son absolutamente distintas. De nuevo, los live action arrojan una de cal y mucha de arena al ser, a priori, tan amplio de miras en la realización y tan extrañamente utilizados en su presentación al público.