Título original: They shot the piano player
Año: 2023
Duración: 103 min.
País: España
Dirección: Fernando Trueba, Javier Mariscal
Guion: Fernando Trueba, Javier Mariscal
Música: João Gilberto, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Vinicius de Moraes, Paulo Moura
Fotografía: Animación
Reparto: Animación
Productoras: Fernando Trueba P.C., Film Constellation
Género: drama
Ficha completa en FilmAffinity
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Un disco deambula huérfano entre las estanterías repletas de antiguas joyas descatalogadas del jazz brasileño. En su interior esconde la cautivadora magia de Tenório Júnior, pianista que marcó la época dorada de la bossa-nova. Por fuerza del azar, son las manos de Fernando Trueba las que lo rescatan, desencadenando un obsesivo viaje por descubrir quién fue este músico. Esta es la semilla que dio origen a Dispararon al pianista, la cinta que ha reunido a Fernando Trueba y Javier Mariscal en un nuevo thriller de animación que cabalga entre lo documental y la ficción. La cinta ha formado parte de la Sección Oficial -fuera de concurso- del 71º Festival de San Sebastián y se estrenará en cines el 6 de octubre de la mano de BTEAM Pictures.
Trueba y Mariscal ya nos descubrieron con Chico y Rita (2010) el colorido universo del jazz cubano de finales de los cuarenta a través de una apasionada historia de amor. Con Dispararon al pianista dibujan de nuevo un vibrante retrato de la escena musical, esta vez, rindiendo homenaje a la bossa-nova brasileña de los setenta. Para ello, toman la figura de Jeff -un ficticio periodista neoyorquino- que, durante el proceso de documentación para uno de sus artículos en The New Yorker, se topa con la grabación de un solo de piano que cautiva su atención. Un nombre, Tenório Júnior, hasta ese momento desconocido, se convierte entonces en el centro de su viaje. El que fuera uno de los máximos exponentes de la samba-jazz se desvaneció sin más dejando un enorme rastro de incógnitas sin responder.
El colorido Brasil de los setenta se va tiñendo de negro conforma avanza el filme. Lo que parecía un agradable musical se torna en un áspero thriller político que indaga sobre las consecuencias del auge de los totalitarismos latinoamericanos. Una denuncia ante el cese de la evolución cultural como consecuencia del fascismo. Los pasos que nos llevan hasta Tenório Júnior se pierden entre dos dictaduras políticas -brasileña y argentina-. Llegados a este punto nos damos cuenta de que Dispararon al pianista es realmente un documental que toma como lenguaje la animación para contar la historia del pianista -y quizá sea esta una de sus flaquezas-.
Resulta curioso que Jeff es realmente un trasunto de un Trueba obsesionado con la figura de este músico. Durante el Festival de San Sebastián, Trueba contaba en la rueda de prensa que Jeff es solo un mecanismo para narrar la verdadera historia de cómo Tenório se topó en su camino. Fue en 2004, durante la producción de El milagro de Candeal en Brasil cuando el director español compró el disco de Vinicius de Moraes, al que acompañaba Tenório. Sin conciencia clara de en lo que se iba a convertir este viaje, inició un conjunto de entrevistas con el objetivo de indagar sobre el caso del pianista. Y, precisamente en Donostia, se produjo el primer encuentro entre Trueba y una de las hijas de Vinicius. Una charla que daría comienzo a una labor documental de más de dos años y 150 horas de material grabado.
Esta es la materia prima con la que Dispararon al pianista cimenta su historia y que se traslada directamente a la película. Nos encontramos con un desfile testimonial riquísimo, fruto de la labor detectivesca de Trueba, pero que de cierta forma rompe constantemente con el ritmo narrativo. El discurso se vuelve denso y fatigoso a ratos, dando demasiado protagonismo a estos «bustos parlantes», como los definía el propio director. A ello se suma la ambición de esta historia. Inevitablemente, el carácter documental explica por qué hablar de Tenório implica explorar la historia musical y política, pero es algo que deriva en una leve pérdida del foco narrativo. Dispara al pianista peca en querer abarcar demasiado -a pesar de que es entendible-.
Es inevitable hacerse una pregunta respecto a esto. ¿Por qué recurrir a la ficción animada para narrar este documental? Trueba intentaba responder a ella en San Sebastián. Mariscal y él concebían el documental como un género que limitaba el relato. Al fin y al cabo, los testimonios te cercan a contar «la historia de un desaparecido», mientras que la animación «te permite contar la historia de un vivo». La ficción animada rellena los huecos que la falta de material y el paso del tiempo han ido cavando. A pesar de esta respuesta, Dispararon al pianista se convierte en una hibridación de géneros en la que las piezas no terminan de encajar perfectamente entre sí.
Dicho esto, la película articula un precioso y colorido despliegue en sus aspectos más técnicos. Javier Mariscal vuelve a realizar un impecable trabajo con una animación de un estilo sumamente particular y bello. Destaca la riqueza e identidad que le otorga a un variado desfile de rostros conocidos en la escena musical latinoamericana.
Dispararon al pianista nació de la entrañable obsesión de Trueba por arrojar luz sobre una desaparición que nunca tuvo mayor explicación. La cinta puede ser muchas cosas, pero vale la pena descubrir sus vibrantes secuencias y, sobre todo, su reivindicativo desenlace. Una cinta dispuesta a sorprender a todos aquellos que quieran descubrirla.
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Lo mejor: su animación a ritmo de samba y jazz. El mensaje político que arroja es su parte más oscura.
Lo peor: puede llegar a ser bastante densa en los fragmentos testimoniales.
Nota: 7/10