Fotograma de la película. Foto: La Razón

‘De perdidos a Río’, una comedia distinta que consigue su objetivo

Título original: De perdidos a Río

Año: 2023

Duración: 98 minutos

País: España

Director: Joaquín Mazón

Guión: Antonio Mercero, Juana Macías, Daniel Corpas.

Música: Carolina Fontecha, Aida Ten

Reparto: Esther Acebo, Carlos Areces, María Botto, Pablo Chiapella, Jorge Cremades, Kira Miró, Fran Perea, Carlos Santos

Productoras: Pecado Films, La Claqueta PC, SP Televisão, Sony Pictures España

Género: Comedia

Ficha en FilmAffinity

El pasado 4 de agosto se estrenó la nueva película del director Joaquín Mazón (La vida padre, Cuerpo de élite) titulada De perdidos a Río. Pedro (Pablo Chiapella) es un policía que está dominado por sus miedos y por eso no es respetado por nadie. Un día reúne a sus amigos de la infancia David (Fran Perea) y Kiko (Carlos Santos) para plantearles hacer un viaje a Río de Janeiro. El motivo no es para ir a hacer turismo o disfrutar de sus playas, todo lo contrario, deben ir a reconocer un cadaver.

El problema, que funciona como hilo conductor del largometraje, es que al llegar descubren que su amigo Mateo (Jorge Cremades) no ha muerto, sino que lo ha fingido para poder engañar a todas las bandas que lo persiguen para que pague sus deudas. Sí, efectivamente, este muerto está muy vivo.

De perdidos a Río
De copas por Río. (Foto: Sony Pictures) 

Los personajes están bien construidos y experimentan una transformación a lo largo del film. A diferencia de otras comedias españolas donde los personajes son superficiales y están vacíos de contenido, en esta película los guionistas consiguen que sus acciones tengan sentido y que se aprecie un antes y un después en las vidas de todos.

En general todos comparten una misma personalidad: tienen miedo a enfrentarse a sus miedos o viven una vida que no es la que ellos desearían. Por ejemplo, David no quiere casarse; Kiko quiere que sus hijas sean futbolistas porque él nunca pudo conseguirlo; Thais (Esther Acebo) es amante de las causas perdidas, pero ayuda a una persona que no realiza buenas acciones y Pedro vive encerrado y acorralado por sus angustias internas.

Como complemento a estos sujetos hallamos a los personajes de María Botto, Carlos Areces y Kira Miró. La primera interpreta a una mujer que quiere casarse con David, pero que también quiere fluir con otras personas. Kira, en su caso, representa a una mujer cansada de su relación de pareja monótona y rutinaria y desea romper con ello. Opino que se les podría haber dado más importancia a sus personajes. Es cierto que son secundarios, pero considero que son lo suficientemente potentes como para haberles dado más alas desde el guión de la película.

De perdidos a Río
El grupo de amigos durante la película. (Foto: Sony Pictures)

Uno de los puntos fuertes de De perdidos a Río es que trata de mostrar una parte de la sociedad brasileña y española. No os esperéis encontrar una película realista como Ciudad de Dios, aunque es verdad que trata -desde el punto de vista de la comedia- la vida en las favelas brasileñas. Es decir, ante todo es una comedia, pero muestra también un compromiso social.

Este compromiso se puede evidenciar en el personaje de Adriana. Esta es un hombre que se viste de mujer y que funciona como el amor platónico de Kiko. El propio director nos contó en la entrevista que le hicimos que  al principio no estaba pensado que Kiko se enamorara. En este sentido, la película no cae en la casposidad de otras comedias españolas. Propone algo más.

Es verdad que en el largometraje se utilizan estereotipos para construir los chistes y las distintas situaciones. Pero ¿Qué película no está construida usando estereotipos? Todas están creadas utilizando atributos preestablecidos a sus personajes. Por ejemplo: un soñador ya tiene unas características definidas, una femme fatale o un alcohólico también … y así podria rellenar veinte páginas. No lo veo como algo negativo de la película.

Mateo entra en escena. (Foto: Sony Pictures)

Sin embargo, si lo positivo de la película es la transformación de sus personajes principales y el compromiso social que muestra, también hay algunas cosas mejorables. Creo que hay veces en las que no tiene claro que rumbo tomar y se diluye.

Quiere abarcar muchos géneros. Por un lado, tiene como referencia a la trilogía de Resacón (Todd Phillips, 2009) y a los largometrajes englobados en las buddy movies. Por otro, busca entrar en el thriller porque nos plantea la duda de qué le ocurrirá al personaje de Mateo. Además, también intenta utilizar elementos propios del cine de gángsters. Para mí, no funciona plenamente en nínguno.

El mejor espacio en el que se mueve es en el de la comedia. Creo que consigue su objetivo: hacernos reir. Obviamente es complicado alcanzar el nivel de la primera entrega de Resacón, esta son palabras mayores. Aún así, considero que es capaz de meter algunos chistes y algunas escenas que funcionan. 

Carlos Santos, Pablo Chiapella, Joaquín Mazón, Esther Acebo, Fran Perea y Jorge Cremades rodando. (Foto: Pecado Films)

Sin embargo, De perdidos a Río decae una vez que ya se ha descubierto el principal activo: ¿Qué será de Mateo? Cuando el espectador descubre su paradero la intriga se pierde y el desarrollo se hace predecible. Creo que el guion, a partir de ese momento, deja de lado la comedia y se centra más en la persecución entre las bandas brasileñas y nuestros protagonistas. Esto, para mí, hace que la película pierda su punch.

De esta manera el principal problema del film es que intenta acaparar tanto que al final no destaca en nada. No la vas a recordar ni como una gran comedia, ni como un gran thriller, ni como una gran muestra de cine de gangsters.

Como conclusión la película consigue su principal cometido que es entretener y hacer reir a los espectadores. Además, propone algo distinto en lo referente a las comedias españolas contemporáneas. No pasará a la historia, pero, dentro de su competencia es un largometraje que se deja ver.

Lo mejor: Propone algo distinto porque no solo quiere hacernos reir, sino también visibilizar a los distintos sujetos sociales.

Lo peor: La historia decae en su segunda mitad.

Nota: 6/10