2015 ha sido para él un año tranquilo, casi se podría decir sabático, donde solo ha tenido una proyección en Cannes (‘Sea Of Trees’) y un par de rodajes de películas muy interesantes, como ‘Free State Of Jones’, donde cuenta la valiente historia del granjero sureño New Knight durante la Guerra de Secesión Americana, y ‘Gold’, película que co-protagoniza junto a Edgar Ramírez y que trata sobre la búsqueda de oro en la desconocida jungla de Indonesia.
Pero Matthew McConaughey, hoy, y tras una época donde clausuró su talento interpretativo, puede permitírselo. El texano firmó dos años espléndidos en 2013 y 2104 los cuales cerró con un Óscar que lustros atrás hubiese parecido una broma pesada. Mucho se ha escrito, hablado y reflexionado sobre esta madurez que McConaughey ha sufrido en su trabajo, pero se antoja interesante detenerse a observar el momento profesional en el que este cambio sucedió.
La mayoría de la población cinéfila fecha en el año 2011 el cambio en el status quo de la carrera de Matthew McConaughey por dos cosas que, curiosamente y por primera vez en su filmografía, van de la mano; fue el año más fructífero de su carrera, pues se estrenaron 3 películas suyas (‘Bernie’, ‘Killer Joe’ y ‘The Lincoln Lawyer’), y curiosamente, las tres fueron de una calidad notable. Películas algunas que se pasearon por festivales como el de Venecia o que tuvieron presencia (nimia, pero presencia) en los Globos de Oro donde el nombre de Matthew McConaughey figuraba en los créditos. Difícil de imaginar y con muy pocos antecedentes que sirvan de referencia.
Sin embargo, ya por 2006, el actor texano daba señas de una evolución en su forma de hacer cine y dejaba atrás la condena actoral que se había labrado eslabón por eslabón durante largos años. Es concretamente en la película ‘We Are Marshall’, 2006, en un papel perfecto para él puesto que era el molde perfecto al que imprimirle ese sello texano que tanto le caracteriza al actor de Uvalde, donde se pudo apreciar un notable grado de redondez en su trabajo, derrochando mucho más que carisma e insuflando una dinámica teatralidad y una arrolladora oratoria en los monólogos de Jack Lengyel, el personaje al que daba vida McConaughey.
En los años siguientes a ese lavado de cara total en 2011 siguió haciendo comedias románticas de manual (‘Failure to Launch’, 2006) sumando pequeños papeles en películas donde simplemente quería divertirse (‘Tropic Thunder’, 2008), pero fue dejando este tipo de trabajos para dar el giro definitivo a su carrera con dramas indies y feel-good movies como ‘Mud’ o ‘Magic Mike’, ambas en 2012. El resto, como dicen los ingleses, (‘True Detective’ incluida), es historia.
Tal vez fue conocer a su mujer, Camila Alves, de la que esta tiernamente enamorado, lo que le hizo cambiar, o tal vez fue que se tomó más en serio el lema de su fundación que tiene como modo de vida («just keep living»), pero puede que la industria del cine nunca haya estado tan orgullosa de un cambio como el de Matthew McConaughey. alright alright alright!