Crítica – ‘Star Trek: Discovery’ (T1)

Título original: Star Trek: Discovery

Año: 2017

Duración: 60 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Bryan Fuller (Creador), Alex Kurtzman (Creador), Vincenzo Natali, Lee Rose, David Semel, Akiva Goldsman, Chris Byrne, Adam Kane, Olatunde Osunsanmi, John Scott, T.J. Scott

Guion: Bryan Fuller, Alex Kurtzman, Gene Roddenberry, Jesse Alexander, Aron Eli Coleite,Joe Menosky, Nicholas Meyer, Kirsten Beyer, Gretchen J. Berg, Aaron Harberts,Akiva Goldsman

Música: Jeff Russo

Fotografía: Colin Hoult, Glen Keenan, Darran Tiernan, Guillermo Navarro

Reparto: Sonequa Martin-Green, Doug Jones, Maulik Pancholy, Anthony Rapp, Terry Serpico, Sam Vartholomeos, Michelle Yeoh, Jason Isaacs, Mary Chieffo, Shazad Latif, Christopher Obi, James Frain, Mary Wiseman, Kenneth Mitchell, Emily Coutts, Sara Mitich, Clare McConnell, Damon Runyan, Patrick Kwok-Choon, Rainn Wilson, Marco Perretta, Tasia Valenza

Productora: CBS / Living Dead Guy Productions / Secret Hideout / Roddenberry Entertainment.

Distribuida por Netflix España

Género: Ciencia ficción

 

Con JJ Abrams, la franquicia Star Trek regresó a la primera plana. Sus nuevas ideas bebían mucho de la base original pero tenían su esencia propia lo cual también le valió una serie de críticas por parte de los fans mas acérrimos de la saga. Con el enorme éxito cosechado, la producción de una nueva serie esta cada vez más cerca. Una vez se anunció Star Trek: Discovery, las especulaciones fueron constantes y muchos creían que la serie iba a estar demasiado basada en las obras de Abrams. Nada más lejos de la realidad.

Bien es cierto que, hasta cierto punto, esta nueva serie se sirve de algunos de los elementos presentes en las últimas películas de la saga, pero solo se restringe a la realización, mucho más directa y centrada en la acción, algo que ya se había explorado anteriormente en los largometrajes basados en la serie La Nueva Generación. Por lo demás, Star Trek: Discovery posee su propia esencia. Sus personajes tienen un recorrido claro y evidente, con un transfondo perfectamente elaborado y que configura constantemente lo que acontece durante la serie. Pero la principal baza que juega esta producción es en el cambio de estructura, pasando de una trama episódica, clásica en las anteriores series de Star Trek, a una serial.

Es una particularidad que ya había explorado en la anterior serie, Enterprise, en sus últimas temporadas. Sin embargo, aquí es donde se explota al máximo. La guerra contra los klingons sirve de detonante principal y articula toda la trama de la serie, mostrándola desde distintos puntos. La serie parece plenamente consciente de la concepción existente sobre la Federación de Planetas y trata de desentrañarla durante sus quince capítulos. Para ello utiliza dos corrientes muy diferenciadas. Por una parte, en el conflicto entre Federación y Klingons, la visión de la brutal especie guerrillera es un aspecto crucial sobre todo durante la primera mitad de la serie, mostrando sus costumbres y pensamientos básicos. Siguen siendo los enemigos a batir, pero su postura y filosofía quedan mucho más esclarecidas e incluso se comprende porque se produce esta batalla. La segunda corriente utilizada es el eje principal de la segunda mitad de la serie, del cual no se puede hablar demasiado para no revelar nada importante. Aún así, es una concepción muy interesante, original y tremendamente estimulante.

A todo esto se une una puesta en escena sobresaliente. No es de extrañar pues uno de sus creadores, Bryan Fuller, ya realizo un gran trabajo en esta parcela tanto en Hannibal como en American Gods. Destaca principalmente a la hora de mostrar el ambiente de los klingons, a medio camino entre la espiritualidad y la magnificencia. Con todo ello, la serie respira un enorme cariño hacia lo previamente creado. Todos sus elementos tienen personalidad propia, principalmente sus personajes pero su principal soporte, la tradición trekkie, se encuentra presente en cada uno de sus capítulos, dando un paso hacia delante en muchas de sus características.

Aún así, no es una serie perfecta. Los personajes poseen un gran valor por si mismos, pero el cambio hacia una trama serial hace que la identificación sea menor de la lograda en las anteriores producciones. Se podría decir que es una serie coral, aunque realmente el interés se encuentra en pocos personajes en contraposición a lo que ocurría en previas series. Más que «fallos», son obligaciones impuestas por su estructura. No obstante, es en el ritmo donde más irregularidades se plantean. A la serie le cuesta entrar a tono, principalmente por los cambios que plantea, tanto de ambientación como de planteamiento. El interés va in crescendo, y deja un importante interés en el paso hacia la segunda parte de la temporada. Es aquí donde la serie es mucho más efectiva, logrando grandes momentos de guión y con un desarrollo notable de sus personajes. El desenlace se precipita demasiado e incluso el último capítulo deja un sabor agridulce a tenor de lo establecido anteriormente.

Star Trek regresa al terreno de las series de forma magistral. Su universo es muy rico, posee un gran interés y esta producción lo lleva un paso más allá. El mundo de los klingons se aprecia como una verdadera cultura y no como una circunstancia más de un capítulo cualquiera. Un nuevo horizonte por descubrir donde anteriormente ninguna serie trekkie había llegado.

Nota: 9/10

Lo mejor: su autenticidad, aún con una tradición previa excepcional. La maravillosa puesta en escena, creada con mucho detalle. La segunda mitad de la temporada es magnífica, sin desmerecer a una primera mitad llena de matices.

Lo peor: las irregularidades en el ritmo, con un comienzo algo confuso. Un final agridulce pero que sienta las bases de un futuro muy prometedor.