Título original: Spotlight
Año: 2015
País: Estados Unidos
Director: Thomas McCarthy
Guión: Thomas McCarthy, Josh Singer
Música: Howard Shore
Fotografía: Masanobu Takayanagi
Reparto: Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, Liev Schreiber, John Slattery, Stanley Tucci, Brian d’Arcy James, Gene Amoroso, Billy Crudup, Elena Wohl, Doug Murray, Sharon McFarlane, Jamey Sheridan, Neal Huff, Robert B. Kennedy, Duane Murray, Brian Chamberlain, Michael Cyril Creighton, Paul Guilfoyle, Michael Countryman
Productora: OpenRoad Films / Participant Media / First Look / Anonymous Content / Rocklin / Faust
Género: Drama. Basado en hechos reales. Periodismo
Duración: 128 min.
Walter Robinson, Michael Rezendes, Sacha Pfeiffer y Ben Bradlee Jr son los nombres de los periodistas del equipo de investigación Spotlight de The Boston Globe que entre 2001 y 2002 publicaron más de 600 piezas informativas que destapaban un escándalo de abusos sexuales dentro del clero que sacudió los cimientos de la ultracatólica Boston. Con su investigación, ganadora del premio Pulitzer, no solo destaparon el enorme número de curas que abusaron durante años de menores, sino que descubrieron una imbricada red de corrupción de las más altas esferas que silenciaba a las víctimas y a todo aquel que se atreviera a cuestionar que el tema de los abusos sexuales a menores no eran sino «unas pocas manzanas podridas» (¿os suena esta expresión?).
El 29 de enero llega a los cines españoles Spotlight, la película dirigida por Thomas McCarthy que cuenta cómo se fraguó este gran trabajo de periodismo. Con seis nominaciones a los Oscar, incluyendo mejor película y guión, y encumbrada por la crítica estadounidense como una de las grandes obras fílmicas del año, Spotlight llega a la España de la manipulación periodística descarada y el amarillismo desenfrenado para remover conciencias (espero). Todos los ingredientes que frenan las investigaciones periodísticas de calidad se mezclan en esta película, empezando por motivos puramente relacionados con la tiranía de la actualidad y la necesidad de generar dinero de los medios de comunicación, lo que lastra considerablemente a los equipos que necesitan meses y meses para poder conformar su trabajo de documentación; pero, sin duda, resaltando la corrupción de las altas esferas que tapan y ocultan información y que demuestran que quien tiene los datos tiene el poder; nos muestra también el peligro del silencio colectivo, de la endogamia cultural de las comunidades cerradas. Y es que, algo que me llamó poderosamente la atención fue el comprobar la laxitud de periodistas oriundos de Boston y, en general, de toda la comunidad. «No puedes ir contra la Iglesia», se mofa uno de los compañeros cuando el nuevo director del medio Martin Baron (Liev Schreiber), un recién llegado de California que no entiende cómo no se ha investigado antes el tema de los abusos sexuales; «¿Estáis investigando a la Iglesia? ¿Os vais a meter con la Iglesia?», pregunta en tono crítico y preocupada más de una vez la encargada de la hemeroteca a la que acude el equipo Spotlight en busca de esas pequeñas migajas de información que durante años pasaron inadvertidas a la prensa; la abuela de Sacha Pfeiffer (Rachel McAdams), católica practicante, mira con desaprobación el trabajo que su nieta está haciendo; Martin Baron visita al obispo de Boston y éste le entrega la que, según sus propias palabras, es la mejor guía de la ciudad: un libro de catecismo. Creo que este plano picado en detalle de las manos del director del Globe sosteniendo la amenaza en forma de libro, es el momento en el que el espectador se da cuenta realmente de la batalla por la verdad que van a tener que luchar este grupo de periodistas comprometidos con la labor de vigilante del poder que tiene su profesión.
Me llamó la atención comprobar cómo un matrimonio mayor abandonaba la sala a mitad de la película. Y es que cada minuto que pasaba más cerca estábamos de la verdad y, al igual que los ciudadanos de Boston estaban poco receptivos a escuchar lo cruda y dolorosa que era , parece que esta pareja tampoco estaba dispuesta a abrir la herida. La realidad duele y es labor de los periodistas hacer que nos pegue un puñetazo en el estómago. No creáis, por cierto, que los profesionales de la información se divierten investigando, más bien al contrario, diría que son los que más lo sufren. McCarthy y Singer aciertan al mostrar las vida personal de estos periodistas que, aunque conocen la gran magnitud de la información que están manejando, deben seguir con sus vidas normales sin contar nada de los truculentos datos a nadie. En ese sentido, en mi opinión, el personaje más potente es el de Michael Rezendes, interpretado por un sobresaliente Mark Ruffalo que ha recibido la nominación de la Academia por este papel. Rezendes es el único de los personajes que acaba tan desbordado que sobrepasa la línea entre el trabajo y la vida privada. Todos los demás cambian también su forma de ser a raíz de la investigación, pero es Rezendes el que acaba casi al borde de la locura, el que acaba tomándose el caso, incluso, como algo personal. El personaje de Ruffalo es también el que genera más movimiento en la acción. Me explico. Es muy difícil mostrar de manera ágil una investigación periodística porque no hay disparos ni persecuciones, no hay escenas de acción, no; hay papeles, bolígrafos, caminatas por la ciudad, pantallas de ordenador encendidas a horas intempestivas. Sin embargo, puedes generar otros ganchos y, desde luego, el personaje de Ruffalo y su evolución es uno de los más efectivos, aunque también ayuda bastante la excelente colocación de los nudos argumentales con transiciones que le erizan a uno un poquito los pelos de la nuca. Tras uno de los grandes nudos de la trama, llega la Navidad a Boston y vemos una ciudad nevada decorada e iluminada para la ocasión mientras escuchamos un «Noche de Paz» interpretado por niños que descubrimos que proviene del coro infantil de una iglesia de la ciudad. ¿El efecto? Bueno, mi empatía con los protagonistas aumentó en un 200%, me faltó sacar unas banderitas para animarlos en su labor que, en ese momento de la historia, se presenta ardua. Así, si eres capaz de aguantar ciertos momentos lentos de conversaciones (necesarias), Spotlight te llevará de un estado de confusión, pasando por la repulsión, la culpa y la sorpresa, a la euforia.
AVISO: Si eres periodista, puede que Spotlight remueva tu sentimiento de vergüenza, ese que se oculta tras la tirana actualidad y la inmediatez que nos hacen olvidarnos de por qué estudiamos periodismo.
Lo mejor: El como. Cómo contar una historia desde un punto de vista aparentemente poco atractivo y salir victorioso.
Lo peor: La ralentización del ritmo de algunas de las partes de la película.
Nota: 8’5/10