Título original: Passengers
Año: 2016
Duración: 116’
País: Estados Unidos
Director: Morten Tyldum
Guion: Jon Spaihts
Música: Thomas Newman
Fotografía: Rodrigo Prieto
Reparto: Chris Pratt, Jennifer Lawrence, Michael Sheen, Laurence Fishburne, Andy García, Julee Cerda
Productora: Columbia Pictures / Lstar Capital / Village Roadshow Pictures / Original Film / Company Films / Start Motion Pictures
Género: Ciencia ficción, aventura, drama, romance
Fecha de estreno: 30/12/2016
Ficha en Sensacine
Una nave inmensa, un universo infinito y la estela dejada por Gravity, Interstellar, Marte y el último filme de Denis Villeneuve, La llegada, presagiaban una película más sobre el espacio donde predomina siempre una fotografía muy cuidada, mostrándonos las maravillas que tenemos en el cielo, pero con un guion y argumento que roza el aprobado. Sin embargo, algo extraño ha ocurrido en Passengers. Morten Tyldum, el director, junto a Jennifer Lawrence y Chris Pratt, han conseguido reinterpretar este género y darle una vuelta necesaria añadiendo el factor “amor en estado puro” a una historia intergaláctica.
La nave espacial Avalon viaja a Homestead II, un nuevo planeta colonial para empezar de cero lejos de la Tierra, durante una travesía de 120 años con 5000 personas a bordo en estado de hibernación. Tras 30 años de viaje, un asteroide impacta contra la nave, creando una avería en una de las cámaras de sueño y despertando accidentalmente a Jim Preston (Chris Pratt). Un año y 3 meses después, Jim ya no aguanta más la soledad y decide despertar a Aurora Lane (Jennifer Lawrence), enfrentándose a la idea de convivir el uno con el otro el resto de lo que les queda de vida.
Es cierto que no cabe lugar a mucho análisis del reparto, ya que el 90% de la película está monopolizada por dos de las estrellas más importantes del panorama actual de Hollywood, Chris Pratt y Jennifer Lawrence. A su favor, hay que decir que contar con dos grandes actores te puede salvar una película entera. En este caso, Jennifer come vivo a Chris en sentido interpretativo. “La chica en llamas” (pseudónimo con el que convivió durante Los juegos del hambre) expresa en todo momento lo que siente sin hacer mucho esfuerzo. Aurora Lane, periodista, es un personaje elitista que viaja en primera clase y tiene un montón de privilegios dentro del crucero espacial. En algunos momentos nos hace sentir que es una persona estirada, sin mucha consideración hacia los demás e infeliz (motivo por el que decide emprender este viaje).
Sin embargo, a Chris Pratt le cuesta más crear ese sentimiento en el espectador de empatía hacia su personaje. Pero, a diferencia de Aurora Lane, Jim Preston, mecánico, es lo contrario que el personaje femenino: viaja en clase turista, es más autosuficiente y muestra algo más de alegría que ella.
Aurora Lane tiene, a lo largo de la historia, una evolución más marcada que Jim Preston, descubriendo distintas facetas en ella que, en un principio, parecía imposible que las sacara a la luz.
Respecto a la fotografía y los planos, hay dos espacios bien diferenciados: en el interior de la nave la luz es la principal protagonista, poniéndolo en contraposición con el espacio oscuro en todo su esplendor y planos del exterior de la nave que se utilizan como transición entre escena y escena. Es cierto que no hay demasiadas escenas en las que se muestre el espacio, pero, cada vez que se hace, ofrecen una calidad sobresaliente.
La banda sonora, a cargo de Thomas Newman (American Beauty, La milla verde, Buscando a Dory), no es la típica de las películas del espacio, donde suele ser prácticamente nula. Cada pista ofrece ese toque de misterio mezclándolo con el futurismo propio de este género. Eso sí, absolutamente toda la banda sonora concuerda con cada escena que se está desarrollando en el momento de reproducirla.
Haciendo una mira a alguna película de animación, encontramos similitudes entre Passengers y La bella durmiente y Wall-E, de Disney. En la película de princesas, la protagonista se llama Aurora, igual que en el filme espacial, la cual es despertada de su letargo por el supuesto príncipe. En Wall-E, es donde más coincidencias podemos observar. En primer lugar, se produce un éxodo de la Tierra, prácticamente destruida, a otro planeta en busca de un futuro nuevo, donde el hilo conductor es la última planta con vida encontrada (en Passengers, Jim Preston planta un árbol en medio del hall principal de la nave y se ve cómo tienen un compartimento exclusivo para esquejes de plantas) y la hibernación de todos su pasajeros y tripulación.
En definitiva, Passengers no es la típica película de efectos especiales hollywoodienses abrumadores y acción a raudales. El tema principal es el amor y la relación entre las dos únicas personas despiertas en un viaje en el que nunca llegarán a su destino, dejando en un segundo plano el espacio. Sin embargo y, a pesar de esto, Morten Tyldum es capaz de mezclar ambos temas y crear una bonita obra con frases y algún que otro momento lacrimógeno si eres un poco sensible. La moralidad y los debates internos de los personajes entran en juego.
Lo mejor: reinterpretación de las películas sobre el espacio.
Lo peor: las expectativas que te crea el tráiler.
Nota: 7/10