Título original: Boku No Ohisama
Año: 2024
Duración: 90 min.
País: Japón
Dirección: Hiroshi Okuyama
Guion: Hiroshi Okuyama
Fotografía: Hiroshi Okuyama
Reparto: Keitatsu Koshiyama, Kiara Takanashi, Sôsuke Ikematsu, Ryûya Wakaba
Productora: An Art House Films, Charades presentation of a Comme Des Cinémas, Tokyo Theatres, Asahi Shimbun production
Género: Drama, deporte
Ficha completa en FilmAffinity
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La nueva película del joven y prometedor director japonés Hiroshi Okuyama, My Sunshine, nos regala una historia conmovedora sobre la amistad. Este coming of age, influenciado por las propias vivencias de Okuyama durante su infancia, destaca por su delicadeza en el tratamiento visual y su naturalidad narrativa.
My Sunshine narra la historia de Takuya (Keitatsu Koshiyama), un niño tartamudo a quien no se le dan muy bien los deportes. Un día, entrenando en la pista de hockey, queda cautivado por la elegancia y belleza de Sakura (Kiara Takanashi), una niña con un brillante futuro en el mundo del patinaje sobre hielo. El ex campeón de patinaje Hisashi Arakawa (Sôsuke Ikematsu), ahora entrenador de Sakura, se da cuenta de ello y decide ayudar a Takuya, entrenándolo para acercarse a ella.
La película, que se estrenó en el Festival de Cannes en la sección Un Certain Regard, fascina por su impecable uso de secuencias largas, mostrando a los niños patinando sobre hielo al son de composiciones como Claire de Lune de Claude Debussy o entrenando al ritmo de Going Out Of My Head de The Zombies. Okuyama captura momentos felices que evocan recuerdos de infancia, esos recuerdos efímeros, pero intensos que nos llenan de felicidad en el momento, pero que posiblemente olvidaremos.
Las estaciones del año se convierten en una metáfora visual para el desarrollo de los personajes, para comprender en qué punto de la historia se encuentran. La ilusión de Hisashi para entrenar a Takuya, quien acabará formando un dúo con Sakura, y las ganas de aprender de Takuya, quien por fin ha encontrado un deporte en el que destaca, se reflejan en las imágenes invernales, pero todo se tambalea cuando la nieve empieza a derretirse.
La puesta en escena de los tres protagonistas es, al igual que el filme, delicada, sincera y muy natural. Cuanto a la dirección de Okuyama, es profundamente emotiva, y eso se refleja a través del uso de luces cálidas y brumosas que le dan a la imagen un aspecto de ensueño, mientras la belleza del pueblo cubierto de nieve añade una dimensión visualmente poética a la narrativa.
Aunque al principio la película parece una simple historia de amistad, el director nos saca de esa armonía para enfrentarnos con una cruda realidad. La inesperada homofobia por parte de un individuo rompe el vínculo entre los tres personajes, afectando profundamente sus vidas. Okuyama nos brinda una entrañable y preciosa historia que nos invita a empatizar con los protagonistas y, sobre todo, a reflexionar sobre esos momentos felices de nuestra infancia que, aunque a menudo olvidados, perduran en nuestra memoria.