Título original: Memoir of a Snail
Año: 2024
Duración: 95 min.
País: Australia
Dirección y guion: Adam Elliot
Reparto: Sarah Snook, Kodi Smit-McPhee, Eric Bana, Magda Szubanski,
Dominique Pinon, Tony Armstrong, Paul Capsis, Jacki Weaver
Música: Elena Kats-Chernin
Fotografía: Gerald Thompson
Montaje: Bill Murphy
Productoras: Arenamedia, Snails Pace Films
Distribuidora: Alfa Pictures
Género: Animación, drama, comedia
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El cine es un arte que requiere muchísimo tiempo y dedicación, llegando a tardar varios años ya sea en la escritura, en el rodaje o en la post-producción pero cuando un cineasta suele dejar pasar varios años, llegando incluso a décadas, el hecho de que estrene un nuevo trabajo se considera un evento en sí, ya sea Francis Ford Coppola con “Megalopolis” Todd Field con “Tár”, Víctor Erice con “Cerrar los Ojos” o ahora Adam Elliot con “Memorias de un caracol”, su primer largometraje en 15 años.
La filmografía del animador australiano es muy breve, pero es un nombre muy reconocible por trabajos como “Harvie Krumpet”, la cuál le valió un Oscar o su obra más popular, su largometraje «Mary and Max», inédita en España.
Ambas obras (y también su nueva película), comparten varios temas similares y un estilo muy bien definido que puede variar entre una historia oscura protagonizada por personajes excluidos de la sociedad debido a sus problemas para adaptarse, un humor muy negro, crudo y explicito mezclado con un drama que toca varios temas fuertes como la salud mental, las adicciones, el recuerdo y todo acompañado de una característica animación claymation con diseños muy primitivos, hasta feos pero llenos de personalidad y una narración que acompaña a la historia.
Esto se podría malinterpretar como que hace la misma película varias, pero a decir verdad son historias diferentes sobre gente excluida contadas desde la mayor sinceridad y cariño posible, un estilo tan crudo y feo pero tan cuidado y entrañable y su nuevo largometraje no es excepción. Harvei no es el mismo personaje que Max o Mary y claramente ni Grace ni Gilbert son el mismo.
Fotograma de ‘Memorias de un caracol’ (Foto: Alfa Pictures)
Quien haya visto ya la obra del autor y la haya disfrutado, no se sorprenderá pero tampoco se decepcionara. En parte le viene bien el paso del tiempo, ya que se siente como la vuelta de un narración entrañable y única. La historia de Grace y su familia es desgarradora, extraña, muy gamberra y trágica colorida y gris a la vez.
Sí «Mary and Max» nos contó la historia de dos personas solitarias apoyándose desde la distancia, aquí se nos habla del recuerdo, la inocencia con la que veías el mundo alrededor y como esa visión se va oscureciendo cada vez más, se vuelve tan aterrador que solo te quieres esconder y sentirte protegido o simplemente desaparecer.
El título «Memorias de un caracol» le queda como anillo al dedo al historia, al final más que la historia de una mujer llamada Grace es la historia de la jaula personal que utilizamos para afrontar el trauma y la perdida pero al final en la vida al igual que hay momentos malos, también hay momentos buenos, la cuestión se tratá de simplemente como «Harvie Krumpet» reflexionó: Carpe Diem.
Sin embargo, aunque una historia muy adulta y entrañable, hecha con un enorme cariño, tal vez palidece en comparación a la ópera prima del animador australiano en su final, el cual decide tomar un camino más fácil del que podía haber tomado si hubiera decidido acabar unos 10 minutos antes. No llega a arruinar la película pero sí que la priva de haber acabado en un punto muy alto.
Aun así Elliot no decepciona y ha vuelto con la misma energía, humor crudo, amargura y carisma que siempre ha tenido, ya sea tarde o temprano una nueva obra suya siempre será bienvenida, y por favor que se estrene en condiciones como esta vez se ha hecho.