Título original: The Greatest Showman
Año: 2017
Duración: 105 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Michael Gracey
Guion: Jenny Bicks, Bill Condon
Música: Benj Pasek, Justin Paul
Fotografía: Seamus McGarvey
Reparto: Hugh Jackman, Michelle Williams, Zac Efron, Zendaya, Rebecca Ferguson, Diahann Carroll, Fredric Lehne, Keala Settle, Yahya Abdul-Mateen II, Isaac Eshete, Katrina E. Perkins, John Druzba, Shawn Contois, Ethan Coskay, Jamie Jackson
Productora: Chernin Entertainment / 20th Century Fox
Género: Musical, Drama biográfico.
Parece que la fiebre de los musicales está en lo más alto. La La Land fue un fenómeno de masas que encantó a gran parte del público a principios de año, aunque posteriormente sufrió un duro golpe en los Oscars. Sin embargo, ahí quedo su marca. Desconozco si El Gran Showman posee las mismas aspiraciones, pero sus fallos la condenan en gran medida. No creo que La La Land fuese la gran película que en un primer momento pensé (el tan necesario segundo visionado). Sin embargo, sus virtudes están muy claras y hasta cierto punto, los elementos que la complementan funcionan. El Gran Showman tiene dos grandes problemas que pesan como una dura losa.
El primero de ellos es que es una película que no sabe tratar sus temas. A menudo se extiende la idea de que la historia en una película musical no es más que un añadido circunstancial para dar una cierta columna vertebral pero la importancia radica en las canciones. No obstante, El Gran Showman tiene la clara intención de contar una historia por lo que ésta tiene una relevancia capital. Este apartado será tratado más adelante pero sirve como punto de inicio al tratamiento de sus temas. Al querer contar una historia existen varios aspectos muy presentes en el relato que le dan forma. El problema se encuentra en la artificialidad que acaban adquiriendo estás ideas, comenzando desde un punto y acabando en otro que obvia totalmente la palabra coherencia. Sin hacer spoilers, la película sufre la absoluta necesidad de tener un happy ending que haga salir al público de la sala con una sonrisa en la cara, sin tener en consideración lo que se ha contado. Este hecho engarza muy directamente con el segundo problema del film.
La evolución de un personaje durante una película es un aspecto que resalta en el guion. Lo mismo ocurre con el transcurso de un relato el cual varía según lo establezcan las circunstancias. En El Gran Showman estos dos recursos se echan por tierra formando un caos de difícil relación. Los personajes cambian, sí, pero en ningún momento somos consciente de ese cambio. No se observa en ningún momento ese proceso que lleva a un personaje de un lugar a otro a partir de la historia, la cual sigue un recorrido bastante lógico hasta el final de la película donde todo acaba por romperse. Se observa con mucha fuerza en las relaciones amorosas del relato, a cada cual más ridícula y sin motivos aparentes. Mención especial para Zac Efron, el cual realiza una interpretación muy interesante con un guion que le pone enormes trabas al desarrollo de su personaje. Una bala pérdida.
Y aún con todo esto… se podría decir que la experiencia no se arruina. Son fallos garrafales que hacen que esta película no alcance cotas mayores, situándose en la media, lo cual es una lástima ya que sus números musicales poseen un valor enorme. Con las canciones, la realización adquiere el protagonismo y transporta al espectador a un verdadero show, conteniendo todo el significado de la película. Se nota el interés y el esfuerzo empleado en esta faceta pues el resultado es inigualable. Es una lástima que no todo siga la misma corriente ni tenga la misma calidad.
El Gran Showman es una película errática, con muchas carencias principalmente a nivel narrativo que le hacen perder interés. Su intencionalidad es clara pero su disposición es muy vaga y está sujeta a una imposición innecesaria que hace que su relato pierda todo el valor que en un primer momento pudiese tener. Sin embargo, es un largometraje que se disfruta cuando realmente se suelta y se convierte en sus números musicales en un verdadero espectáculo. Ahí radica su valor… pero poco más.
Nota: 5.5/10
Lo mejor: los números musicales, donde todo se convierte en un gran espectáculo
Lo peor: el tratamiento tan artificial de sus temas. La historia y sus personajes, tratados al gusto del guionista y obviando toda coherencia.