Crítica – ‘Gatos. Un viaje de vuelta a casa’

Título original: Rudorufu to ippai attena

Año: 2016

Duración: 89 min.

País: Japón

Director: Mikinori Sakakibara, Kunihiko Yuyama

Guion: Hiroshi Saitô, Hanmo Sugiura, Yôichi Katô

Música: Naoki Satô

Fotografía: Animación

Reparto: Sandayû Dokumamushi, Arata Furuta, Mao Inoue, Nana Mizuki, Rio Sasaki, Ryôhei Suzuki, Yuka Terasaki, Nortio Yashima, Akio Ôtsuka

Productora: OLM Digital / Oriental Light and Magic (OLM) / Sprite Animation Studios

Género: Animación. Aventura. Comedia.

Ficha en Sensacine

Estamos ante una película para amantes de los gatos, que adoren pasar el tiempo viendo a estos animalillos tan independientes y cariñosos a la vez. Selecta Visión es, de nuevo, la encargada de traer a los cines españoles animación asiática para los más peques. De la mano de los directores de PokemonYokai Watch, Gatos, aunque no tan fantástica como las anteriores, también tiene ese toque especial. Haciendo que nos queramos introducir en una nueva aventura con estos gatillos tan adorables y con los que fácilmente se verá uno identificado.

Rudolf, el protagonista de la historia, decide seguir a su compañera humana por la ciudad hasta perderse, viéndose obligado a alejarse de su hogar. Sin haber elegido esta aventura Rudolf viaja día y noche hasta unas nuevas calles, un nuevo ambiente, una nueva ciudad. Mediante el caos de verse rodeado al completo por lo desconocido, conoce a Tengounmontón. Ese típico amigo con cara de mala leche, pero con un corazón enorme que siempre estará dispuesto a protegerle. El hogar siempre ha significado el mundo para Rudolf, hasta que conoce la grandeza de este. Junto a la vida de los gatos callejeros Rudolf aprenderá a valerse por sí mismo.

Como si fuera Mascotas, pero en versión mejorada, Gatos, un viaje de vuelta a casa, tiene un maravilloso mensaje claro y conciso que valdrá para los pequeños que vayan al cine y para los padres o acompañantes de estos, y es que el estudio, lectura y conocimiento de la cultura es esencial para la vida. Aprendiendo el idioma, en este caso el japonés, con sus múltiples lecturas y escrituras, Rudolf aprende a abrirse paso por el mundo para estar dispuesto a todo lo que se proponga.

El humor no falta en toda la cinta, con sus personajes y las situaciones en las que estos mismos se ven inmersos, y junto a los tiernos ojos de los gatos nadie podrá resistirse a soltar algún «aw» entrañable. Rudolf y su pandilla han conseguido que cualquier cosa sea posible porque la esperanza es lo último que se pierde.

Lo mejor: Sus diversos personajes.

Lo peor: La increíble minoría femenina.

Nota: 6/10