Crítica – ‘Frantz’, el lastre de las mentiras

 

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Título original: Frantz

Año: 2016

País: Francia

Director: François Ozon

Fotografía: Pascal Marti

Reparto:  Pierre Niney, Paula Beer, Cyrielle Clair, Johann von Bülow, Marie Gruber, Ernst Stötzner, Anton von Lucke

Productora: Space Rocket Nation / Vendian Entertainment / Bold Films

Género: Drama

La 45ª edición del Festival Internacional de cine de Cartagena arranca con Frantz, una película llena de matices, que harán al espectador preguntarse todo lo ven sus propios ojos y donde se hace uso del color de una forma muy inteligente.

En un escenario donde Francia y Alemania se encuentran reconstruyéndose tras la Primera Guerra Mundial, la película narra una historia del más puro dolor. Gira en torno a la vida de Anna, una joven que acaba de perder a su marido Frantz en la contienda. Un día cualquiera, cuando decide llevar flores a la tumba de su marido encontrará algo que no espera, alguien ajeno a su círculo estaba allí también. A partir de ahí, se desarrollará una serie de acontecimientos que la bella alemana no espera.

El reparto está capitaneado por Pierre Niney, como Adrien, y  Paula Beer, como Anna. Sobre ambos recae la mayoría del peso de la historia y consiguen que el espectador pueda ponerse en la piel de los dos personajes. Destaca la interpretación del personaje femenino por los sentimientos que llega a trasmitir en varios primeros planos, a través de expresar solo con el rostro. Ese trabajo tan emocional le ha valido para ganar el premio de mejor actriz revelación en el Festival de Cine de Venecia.

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Pierre Niney y Paula Beer, protagonistas de la película ‘Frantz’. Fuentes: sensacine.com

La cinta incluye algo diferente en el cine de nuestros días, el blanco y negro. Está rodada casi completamente sin color, este detalle permite sumergirse en 1919 de una forma rápida y contundente. Además la ausencia de color consigue que el público empatice con el dolor que experimenta la protagonista y la angustia que siente a lo largo del largometraje. Se incluyen momentos de color que rompen con esta oscuridad y angustia, generalmente son bellos recuerdos relacionados con Frantz. Es necesario destacar que no se introducen de manera muy brusca, la transición hacía el color se realiza de una manera muy inteligente. Este juego con la tonalidad de la película la hace aun más interesante y la convierte, cuanto menos, en original.

La última apuesta de François Ozon quiere jugar con las emociones del espectador. Contrapone el dolor de la perdida de alguien amado con el vértigo de dejarse llevar por las propias pasiones. Además la película es una eficaz reflexión sobre el peso de las mentiras. A lo largo de la historia casi todos los personajes se ven obligados a faltar a la verdad. Ese lastre que les provoca el tener que callar, les hará ser aún más infelices y les dificultará seguir con sus vidas.

Todos estos ingredientes harán que Frantz consiga hacer reflexionar a los ojos que la ven. Ese uso inteligente de colores, mezclado con la amargura del blanco y negro, harán un tadem perfecto para que la mente del espectador no pueda olvidar la proyección al salir de la sala. Tendrá que jugar durante un rato a reconstruir ese puzle que forma la proyección.

Lo mejor:  La reflexión que provoca al salir de la sala, mezclado con la sublime banda sonora y las interpretaciones de los actores principales.

Lo peor: La lentitud que alcanza la acción en algunos momentos, aunque esto se ve recompensado con la intriga de la propia trama.

Puntuacion: 8,5/10