Título original: The Cakemaker
Año: 2017
Duración: 104 min
País: Alemania
Director: Ofir Raul Graizer
Guion: Ofir Raul Graizer
Música: Dominique Charpentier
Fotografía: Omri Aloni
Reparto: Zohar Shtrauss, Sarah Adler, Tim Kalkhof, Roy Miller, Stephanie Stremler,Tagel Eliyahu, David Koren, Sagi Shemesh, Gal Gonen, Tamir Ben Yehuda,Sandra Sadeh, Eliezer Shimon, Iyad Msalma
Productora: Coproducción Alemania-Israel; Film Base Berlín/Laila Films
Género: Drama, Cocina, LGTBI+
Fecha de estreno: 15 de junio de 2018
Dentro de una pequeña cafetería de Berlín, comienza una historia de amor dulce y delicada entre Thomas, el repostero, y Oren, un padre de familia y casado de Israel. Entre ellos hay mucho más que amor, y aunque tengan que verse con poca frecuencia, parecen estar unidos para siempre. De repente todo esto se ve interrumpido tras conocer la muerte de Oren, que dará lugar a un cambio radical en la vida del repostero. Ofir Raul Grazier presenta de esta manera su primera película tras tres aclamados cortometrajes. En El repostero de Berlín se trata la perdida y todo lo que puede sentir una persona por otra. Disfrutando de una narración sencilla y limpia transmite los sentimientos de sus personajes y la complejidad y pasión de los mismos.
La naturalidad de la historia se deja amasar por medio de personajes completamente humanos. Respetando claramente la estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace, Ofir Raul Grazier crea un perfecto discurso sobre la vida misma. La sencillez con la que se enamoran las personas y la complejidad que esto trae consigo se refleja en la vida de Thomas y la viuda de Oder, Anat. El director podría haber recaído en el tópico de mezclar escenas de sexo con la cocina, pero en El repostero de Berlín esto se trata con suma delicadeza y los acercamientos, ya sean de manera pasional, sensual o romántica de los personajes, se muestran íntimos, sin necesidad de ningún tipo de banda sonora que invada el momento.
La pareja de Amat y Thomas parece entenderse con simples miradas y el espectador capta todo eso desde el primer encuentro. La curiosidad por saber qué se traen entre manos, cómo van conociendo parte de la historia los demás personajes que rodean a la pareja y cómo ellos mismos descubren secretos de Oren transformando los sentimientos hacia él consigue llamar la atención y la necesidad por parte del público.
La perdida es algo duro, pero siempre provoca nuevos comienzos que deben dar lugar a distintas opciones y caminos y El repostero de Berlín habla de esto. De cómo cualquier cosa puede cambiar toda una vida y la de las personas que rodean a esta. De la aceptación de uno mismo y los demás. En ningún momento se trata la homosexualidad de un punto especial o dramático, ya que no es más que amor. El director y guionista del film deja expandir estos caminos durante esta preciosa historia por medio de miradas, sonrisas e intimidad que sobrecogen.
Lo mejor: El tratamiento de la perdida y el encuentro.
Lo peor: No poder continuar con la historia de los protagonistas.
Nota: 8/10