The beekeeper
Fotograma de 'Beekeeper: El protector' (Foto: Diamond Films España)

Crítica – ‘Beekeeper: El protector’

 Título original: The Beekeeper

Año: 2024

País: Estados Unidos

Dirección: David Ayer

Guion: Kurt Wimmer

Fotografía: Gabriel Beristain

Reparto: Jason Statham, Josh Hutcherson, Jeremy Irons, Emmy Raver-Lampman, Bobby Naderi, Minnie Driver, Michael Epp, David Witts, Taylor James, Phylicia Rashad, Jemma Redgrave.

Productora: Cedar Park Studios, Miramax, MGM

Género: Acción, Drama, Thriller

Ficha en Filmaffinity

Jason Statham no necesita presentación a estas alturas. Desde que debutará de la mano de su colega Guy Ritchie (también primerizo por aquel entonces) en Lock & Stock (1998), el actor inglés se ha consolidado a lo largo de estos 25 años como una marca propia a la altura de figuras míticas del género como Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger Steven Seagal. Compañeros a los que nada tiene que envidiar porque estoy seguro que más de uno puede identificar las películas de Statham más como las de «el calvo de las hostias como panes» que como los argumentos residuales que las acompañan. De hecho, su nueva película, The Beekeeper, encaja a la perfección en todos estos parámetros.

Además, en un grado tan de nuestros tiempos de autoconsciencia posmoderna, la cinta arranca casi sin más. Con la mínima excusa narrativa en la tradición del cine de acción más canónico, la cinta dirigida por David Ayer coloca a nuestro amigo de cabeza yerma al frente de una venganza por los más desfavorecidos, es decir, las víctimas del capitalismo más ruín en forma de estafas telefónicas.

Statham, apicultor de vocación y autómata asesino de profesión (retirado, eso sí), sacará a relucir sus variadas formas de matar a todo aquel que haga falta hasta llegar a la cúspide de la colmena, esa abeja reina en forma de Josh Hutcherson como CEO de una megaempresa adscrito a la lista entera de adjetivos existentes para el villano típico de la función.

The Beekeeper
Fotograma de ‘Beekeeper: El protector’ (Foto: Diamond Films España )

Sin embargo y dejando a un lado el arsenal que raparte elegantemente Statham, aquí las verdaderas castañas las da la película cuando se centra en contar/mostrar otras cosas. Su director, de capa caída desde que saliera más que escaldado de la maquinaria superheroica con ese espanto llamado Escuadrón Suicida (2016), no consigue sacar todo el provecho que da tener a un tipo como el británico para sus escenas de acción.

Unas secuencias que si bien presentan un entretenimiento digno lleno de cadáveres asesinados de maneras llamativas e incluso a veces esperpénticas, sufre hasta caer en la baratija de rastrillo por ese montaje por corte. Un recurso efectista y efectivo, pero en detrimento desde que nos malacostumbrara la saga John Wick estos últimos años.

Tampoco ayuda a compensar positivamente el festival de las tortas cuando el guion de Kurt Wimmer (el director por otro lado de la estupendísima Equilibrium [2002]) es tan rematadamente malo. Tan rutinario y perezoso como fallido a la hora de intentar colarnos la buddy movie de los personajes de Emmy Raver-Lampman y Bobby Naderi, unos personajes en absoluta sincronía con su director y guionista para la falta de timing cómico, química e interés que haga funcionar su parte.

Y ya no hablemos del personaje de Josh Hutcherson o el de Jeremy Irons, elementos que no hacen sino sumar a la admirable apatía con la que se recibe una película tan desganada y transparente en su ánimo de indagar en la organización a la que da título la cinta en futuras secuelas y que aquí deja totalmente fuera. Algo perverso, la verdad. Porque nos gustará ver a Statham apalizar a gente, pero eso no significa que seamos imbéciles.

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Lo mejor: Cuando le deja a Statham hacer lo suyo y deja de intentar vendernos una franquicia
Lo peor: Es mediocre por pura y simple dejadez
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