Título original: Notre-Dame Brûle
Año: 2022
Duración: 110 minutos
País: Francia
Director: Jean Jacques Annaud
Guion: Jean-Jacques Annaud, Thomas Bidegain
Música: Simon Franglen
Fotografía: Jean-Marie Dreujou
Reparto: Élodie Navarre, Chloé Jouannet, Jesuthasan Antonythasan, Kevin Garnichat, Samuel Labarthe, Jeremie Laheurte, Maximilien Seweryn, Daniel Horn, Vassili Schneider, Sebastien Lalanne, Ava Baya, Jules Sadoughi, Tony Le Bacq
Productora: Pathé, TF1 Films Production, TF1, TMC
Género: drama
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El 15 de abril de 2019 el mundo asistió acongojado al incendio de uno de los baluartes artísticos y religiosos más importantes de la humanidad, Notre Dame de Paris. En una sociedad tan líquida y posmoderna, uno de los pocos referentes físicos que tenía el planeta Tierra estuvo a punto de convertirse por completo en cenizas. Francia habría perdido una de sus señas de identidad de no haber sido por verdaderos héroes que sofocaron el fuego de esta catedral de más de 850 años.
Jean-Jacques Annaud, realizador de grandes películas como En busca del fuego (1981), El nombre de la rosa (1986) o Enemigo a las puertas (2001), decidió que la historia de los heroicos bomberos debía ser contada. El director francés centra toda la acción de Arde Notre Dame (2022) en el día en el que se inició el incendio, en una contrarreloj frenética por extinguir el fuego que amenazaba la integridad de la catedral de París.
Situando, como es obvio, a la catedral gótica parisina en el centro de la historia, la cinta muestra una visión coral de la tragedia: desde el cuerpo de bomberos, los políticos, los devotos, cualquier francés. La mayor parte del metraje se centra en la actuación del cuerpo de bomberos, pero sin olvidar que no hay más protagonista que Notre Dame.
La preciosa banda sonora de Simon Franglen consigue marcar el timing y, a través de sinfonías de coros y piezas con altibajos wagnerianos, muestra los gritos de la más antigua mujer parisina. De esta manera, conforme vemos caer ornamentos eclesiásticos destrozados y las llamas que atentan contra la vida de los bomberos, la tensión y la angustia va in crescendo. Gracias a la música, el drama se torna en un asfixiante thriller que sumerge al espectador dentro de las altas y majestuosas bóvedas de la catedral, que se convierten en el peor de los infiernos.
Un infierno que Jean-Marie Drejou sabe fotografiar tanto en sus anchas naves, como en sus claustrofóbicas y empinadas escaleras, con una belleza que evoca la religiosidad presente en toda la película. Una religión vista desde un punto de vista autoral ateo, pero creyente. Una antítesis que cobra sentido ante el milagro de la salvación final de la catedral.
Sin embargo, si los puntos álgidos de tensión consiguen acercarse a la apabullante obra wagneriana, algunos de los momentos de distensión solo se escuchan como una tremenda caída. Las múltiples miradas alrededor del suceso hacen que algunos momentos críticos pierdan su enorme fuerza por la introducción de momentos de humor que se notan fuera de lugar (¿hacía falta que Donald Trump hiciese acto de presencia?). Tampoco llega a funcionar la partición de la pantalla, resultando en ocasiones un mix forzoso de diferentes imágenes compartidas en redes sociales, más que un collage elaborado y con un significado especial.
Al final, aunque empobrecida por sus momentos menos intensos, Arde Notre Dame se queda en la memoria del espectador como una gran experiencia inmersiva en el horror del incendio.
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Nota: 7/10
Lo mejor: la banda sonora que consigue imprimir tensión y crear una verdadera experiencia inmersiva.
Lo peor: algunos momentos de distensión que sacan al espectador de la película.