Crítica – ‘1974: La posesión de Altair’

Título original: 1974: La posesión de Altair

Año: 2016

Duración: 82 min

País: México

Director: Víctor Dryere

Guion: Víctor Dryere

Música: Enrique Chapela

Fotografía: Guillermo Garza Morales

Reparto: Diana Bovio,Rolando Breme, Guillermo Callahan, Blanca Alarcón,Rubén González Garza, Oliverio Gareli, Andul Zambrano, Sergio Quiñones,Ernesto Siller, Alberto Chávez, Alex Galván, Nery Garza, Roberto García Suárez,Reynaldo Reyes, Naomi Gold, José Roberto Cáceres

Productora: Nemesis / Plataforma A&C / Conarte

Género: Terror, Sobrenatural, Found Footage

Fecha de estreno: 1 de junio de 2018

La ópera prima de Víctor Dryere da comienzo con un noticiario de cuatro desaparecidos de los que no se ha vuelto a saber nada, tras esto, el director presenta a una pareja que tras un tiempo deciden mudarse a un nuevo hogar. Allí Manuel y Altair viven su día a día acompañados de Carlo, su mascota. El grupo de amigos y el mismo Manuel parecen estar interesados por el mundo del cine, por lo que no resulta extraño para la pareja grabar pequeñas escenas del hogar que poco a poco irán captando circunstancias extrañas que darán el giro a la película.

La invasión de la íntegra grabación en 8 milímetros convierten la película en una auténtica delicia. Por una lado está el grano que se deja notar tanto en calidad de imagen como en sonido, haciendo increíblemente fácil el viaje a los setenta, por otro está el diseño de sonido, que se consiguió tras tres años de trabajo. Este en particular es más que destacable, ya que se mueve por todo el film sin aclarar si la banda sonora está creada artificialmente o se conforma por lo que parecen errores de la misma banda de la grabación.

El uso del found footage o metraje encontrado funciona a la perfección en el film, que al sumarle el hecho de que este esté filmado en 8 milímetros, crea una atmósfera más realista y siniestra. Además del conseguido vestuario, decorado y relaciones entre los personajes, que hace que el espectador olvide que está sentado frente a una pantalla, sumergiéndose en la casa de la pareja e incluso en los problemas de esta. Aunque Víctor Dryere no dedique un gran esfuerzo en dar a conocer a los personajes, los presenta de tal manera que se sientan humanos y reales, fortaleciendo el equilibrio entre lo cotidiano y lo terrorífico.

Lo mejor: La atmósfera y el cierre del film.

Lo peor: Algunos clichés en los que no puede evitar caer.

Nota: 7/10