Título original: Ciudad sin sueño.
Año: 2025.
Duración: 97 mins.
País: España.
Dirección: Guillermo Galoe.
Guion: Guillermo Galoe, Victor Alonso-Berbel.
Reparto: Antonio Fernández Gabarre, Bilal Sedraoui, Jesús Fernández Silva, Luis Bértolo
Fotografía: Rui Poças.
Género: Drama. Drama social | Pobreza.
—
Poner la cámara donde no llega ni el agua, la luz o la mirada. A 14 kilómetros de la Puerta del Sol, orientación sureste, entre chabolas y caminos de tierra; ahí se abre paso la vida en Ciudad sin sueño (2025), un retrato sublime y en deuda con la comunidad de más de 8.000 personas a las que Madrid siempre ha dado la espalda. Guillermo Galoe (Madrid, 1985) regresa a la Cañada Real tras Aunque es de noche (2023), el cortometraje que le mereció el Goya en 2024, para indagar con lirismo a través de la chatarra y las leyendas gitanas con una pregunta en mente: ¿Es mejor permanecer invisibles en el pasado o señalados en un futuro impuesto por otros?
“Soy un perro callejero, y yo digo que más da. Vivo solo y como puedo que me dio la sociedad… Que no importa el mañana si no lo veo de llegar” cantaba la voz del extrarradio en los 80 de Carlos Saura o Eloy de la Iglesia, la voz de Los Chunguitos. 45 años después y aunque Galoe haya trasladado la mirada e incluso el tinte de su historia mestiza entre el documental y la ficción a los ojos de Toni, un niño gitano de trece años, el coro de la terna extremeña podría seguir siendo el acompañamiento perfecto para los protagonistas de la periferia, esta vez en el asentamiento irregular más grande de Europa.
A lo largo de los seis años que ha durado la incursión cinematográfica de Guillermo Galoe en la Cañada Real, en su primer largometraje de ficción está claro que han coexistido miradas a priori antagónicas como ir del drama al documental y vuelta, pero todas ellas con una raíz común: el compromiso social. Algo fundamental, teniendo en cuenta que, según el Eurobarómetro, el antigitanismo es la forma de discriminación más extendida en la UE (65%). Ciudad sin sueño es, por lo tanto, una topografía honesta que retrata la miseria desde la belleza, una fábula sobre la pérdida y el abandono que no se lame las heridas.

Más allá de moralejas y moralinas facilonas, las imágenes de Galoe y su director de fotografía, Rui Poças, engrandecen el pequeño cosmos de la Cañada Real. Bajo la óptica de Toni y su amigo Nasser, que graban el mundo con su móvil, atendemos a un paisaje plagado de claroscuros y filtros de color digitales que destiñen el cielo color rosa chicle, naranja cobre o verde ilusión. Y es que, a pesar de ser premiada en la Semana de la Crítica de Cannes con el mejor guion, el vigor de Ciudad sin sueño reside, sobre todo, en estos momentos, cuando su joven protagonista se apodera de la cámara y nuestra mirada para mostrarnos un futuro de ilusiones y tonos saturados, de esperanza y derribos.
A medida que uno acompaña a Toni o Antonio Fernández Gabarre, según se vea, un joven actor de mirada auténtica y lúcida, en sus diminutas misiones y aventuras por los márgenes de Madrid, la emotividad cede su parcela en el relato a una realidad tan cruda como inalterable. Porque a través de los ojos no tan inocentes de Toni se vislumbra un lugar y un cúmulo de identidades que tratan de resistir frente a la metástasis del capitalismo y la urbe madrileña.

El largometraje de Galoe es una alentadora prueba de que, a cada día que pasa, la osadía de los cineastas españoles por desdibujar los límites de los géneros en pro de un cine social más diverso y mayoritario es cada vez mayor. El cineasta madrileño carga a sus espaldas con parte de la tradición documental nacional de Buñuel y Chávarri y la desempolva y moderniza con las infinitas herramientas de la ficción, el montaje y la puesta en escena. Algo similar hacía Neus Ballús en 2013 con La plaga (2013) y su elenco de personas y personajes invisibles y precarios del extrarradio barcelonés. Pero en el caso de Ciudad sin sueño el Guillermo Galoe encuentra en el artificio digital y la escasez de recursos un medio estético ideal para alumbrar el folclore, la cultura y la cotidianidad gitana.


