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‘Algo salvaje’, descubriendo a Bambino

La Sala Holiday de Sevilla, con sus casi 50 años de historia, ha dejado de ser una discoteca. Al menos durante un día. Hoy, se ha transformado en un plató de rodaje donde el pasado se mezcla con el presente. Sus paredes, testigos de mil y una noches de fiesta, vibran ahora con una energía distinta. El tiempo, caprichoso, ha retrocedido y se detiene para dar vida a una historia que merece ser contada: la del mítico Bambino.

¿Quién es Bambino? Hasta hace unas horas, yo mismo habría encogido los hombros al intentar responder esa pregunta. Pecaba de ignorancia por mi juventud, ignorando el eco de una leyenda que marcó a toda una generación. Pero hoy, entre cámaras y luces, he comenzado a entender quién fue realmente Miguel Vargas Jiménez, el hombre que el mundo conoció como Bambino.

Para quien no lo sepa, Bambino no fue simplemente un cantante. Fue un revolucionario de la copla flamenca, un artista con todas las letras que desafió todas las normas creando un estilo propio, inconfundible y arrollador. Nacido en 1940 en Utrera, en el seno de una familia gitana, desde joven mostró un talento innato para la música y una pasión inquebrantable por el flamenco.

Bambino inició su carrera en el mítico tablao El Duende, bajo la tutela de figuras legendarias como Pastora Imperio. Donde pronto comenzó a destacar por su voz desgarrada, presencia magnética y estilo único. Una fusión total de géneros como la copla, el bolero, las rancheras y el flamenco. Una mezcla que conquistó los escenarios durante los años 60 y 70.

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Luis Alberto Domínguez interpreta a un Bambino adulto en ‘Algo salvaje’ 

Sin embargo, su vida estuvo marcada por el exceso y la intensidad, y aunque logró grabar una veintena de discos y dejó un legado imborrable, su carrera estuvo a menudo a la sombra de sus propios demonios.

Dirigido por Paco Ortiz, Algo Salvaje. La historia de Bambino explorará la vida y carrera del icónico artista, dramatizando y reconstruyendo algunos momentos como el que estaba a punto de presenciar, combinando material de archivo y contando con entrevistas personas de su entorno, músicos y familiares. Desde figuras del flamenco como José Mercé, cantantes como Enrique Bunbury y el artistas como Nazario.

Parece que el espíritu del mismísimo Bambino estuviera a punto de aparecer en cualquier momento. Sobre el plató, vi al actor y bailarín Luis Alberto Domínguez preparándose para la toma que se iba a rodar. Iba a interpretar y bailar No me des guerra, una de las canciones más emblemáticas de Bambino. Mientras se ajustaba el vestuario y tomaba su posición, en su rostro se reflejaba una mezcla de concentración y reverencia.

Era evidente que comprendía la magnitud de su tarea: dar vida a una leyenda. Domínguez aceptaba el desafío con una seriedad y pasión que prometían un homenaje fiel a la figura del icónico artista.

Las escenas que se estaban filmando en Sevilla estos días representaban las piezas finales del rompecabezas que daría forma a Algo Salvaje. El equipo de rodaje ya había recorrido Madrid, Barcelona, Jerez y Utrera, la cuna del artista, con la intención de captar, en cada toma, el aura casi mística de un hombre que, en vida, fue más mito que realidad.

Mientras observaba el rodaje, mi mente se llenaba de imágenes y sonidos de otra era. Los movimientos de Domínguez, sus gestos amplios y apasionados, junto con la forma en que interpretaba la canción de Bambino, habían logrado que la Holiday fuese testigo de la resurrección momentánea del artista. Ahora comprendía con mayor claridad por qué los discos de Bambino marcaron un antes y un después en su época.

Aunque falleció en 1999, la influencia de Bambino sigue presente. Quizás no fuera solo fue un adelantado a su tiempo, un revolucionario del flamenco. Quizás Camarón tenía razón cuando le definió como «el artista de los artistas».