Álex de la Iglesia es un habitual en el Festival de Sitges. Este año se pasea por la ciudad costera catalana para presentar en primicia mundial Veneciafrenia, su vuelta al slasher más clásico que llegará a los cines el próximo 22 de abril.
El largometraje, el primero de la colección The Fear Collection, toma como punto de partida a un grupo de jóvenes españoles que deciden pasar sus vacaciones en Venecia. Un carnaval de emociones y sensaciones exacerbadas que pronto se teñirán de rojo. Veneciafrenia además es el pulso que De la Iglesia propone al espectador como una crítica feroz (y terrorífica) al auge descomunal del turismo.
Veneciafrenia está envuelta de un romanticismo clásico en forma de slasher. ¿Es la vuelta de Álex de la Iglesia al terror más convencional?
La gente me pregunta si es una película de terror o de fantasmas y es todo lo contrario. Veneciafrenia es un largometraje muy anclado a la realidad. Y sobre todo a la realidad de interpretar todo a través de las pantallas. Si no tenemos huella digital no existimos. Vivimos en unas especie de carnaval constante en lo que todo es una especie de representación.
¿Somos espectadores de nuestras vidas entonces?
En la película los turistas no diferencian entre realidad y ficción. Todos tendemos a convertir la realidad en una especia de proyección. Nos ponemos máscaras para ver los hechos a través de un filtro en lo que todo nos parezca maravilloso. Una especie de representación en la que nosotros somos solo público. Espectadores y actores muchas veces culpables.
La película la rueda un equipo turista en Venecia.
Precisamente por eso puedo contar la historia, me atrevo porque necesitas un alto componente de inconsciencia para verlo desde fuera. Si estás dentro te da tanto miedo que no hablas de ello. Hay algo bonito en narrar una historia de terror con algo que a todos nos preocupa y es muy presente. Pero me interesa realmente contar la desaparición de la belleza. El humano destruye lo que ama. Y eso no solo sucede en Venecia.
La película tiene una clara influencia del giallo clásico italiano.
Para mí el giallo es como Venecia. El cine de terror italiano de los setenta es como un momento mágico de belleza increíble. Tenía una libertad creativa alucinante y ha desaparecido bajo las aguas. Personalmente me encantan esas películas porque introducen el error y la irregularidad dentro del amor que tu sientes por ellas. Son únicas. Hablar de ello, y que Veneciafrenia sea como un giallo, es deliberado. Ahora el cine está mejor hecho pero muchos largometrajes carecen de alma.