Aún queda mucho para poner ni siquiera una fecha concreta al estreno de la segunda temporada de Sense8. Ver a los actores y actrices a través de las redes sociales ensayar o hablar sobre ello produce un sentimiento algo descorazonador cuándo sabes que para ver el resultado final aún tendrás que esperar. Ni siquiera sabes dónde estarás, cuando los ocho protagonistas vuelvan a la pantalla. Sólo sabes que el día del release date (fecha de estreno, lanzamiento) estarás enfrente cualquier pantalla para volver a engullir los capítulos en dos o tres días. Para luego volver a echarla de menos, pero cómo no, vale la pena.
Sense8 fue una de las series del verano (de aquellas que miras tras los exámenes finales, como si fuera un premio) y ha acabado convirtiéndose en unas de las series del año. De hecho, se coló en el Top 5 de las Mejores Series del 2015 para 35 Milímetros. La nueva serie de los Wachowski y Straczynski narra las vidas de Will (Brian J. Smith), Riley (Tuppence Middleton), Capehus (Aml Ameen), Sun (Bae Doona), Lito (Miguel Ángel Silvestre), Kala (Tina Desai), Wolfgang (Max Riemelt) y Nomi (Jamie Clayton); que tras el suicidio de una desconocida mujer descubren que están mental y emocionalmente conectados unos con los otros a pesar de vivir a miles de kilómetros de distancia unos de otros.
Cuándo ya había visto los primeros capítulos de Sense8 tuve clara una cosa: es una serie de blanco o e negro. O bien no la puedes soportar o bien te hechiza para que hables tan sólo maravillas de ella (salvando las distancias, cada cual le verá sus pros y contras) – y creo que quién quiera hablar de sus puntos fuertes tiene para rato. ¿Qué cuáles son? La lista es larga… pero adelante, pasen, nunca es tarde para ‘reclutar un fan’ para una deliciosa serie.
Una de las cosas que más me conmueve de Sense8 es que antepone la evolución y descubrimiento de sus ocho protagonistas al desarrollo de sus tramas. Sí que es cierto que la concepción de la serie nace con la premisa implícita que los personajes van a ser la serie y entonces, claro está, hay que darles cancha. Pero aún así, ‘no hay trampa’: claro que hay tramas, y ciertamente interesantes a las que también se les podría haber sacado más brillo para conseguir un poco más de acción cómo prometía el tráiler. Pero decidieron esperar para que conociéramos quiénes al fin y al cabo, protagonizarán estas tramas que estoy segura que nos regalarán más acción. ¿No se dice que la paciencia es una virtud?
Nunca me había conformado con saber tan poco de una trama. Al fin y al cabo, vives los hilos argumentales a través de ellos, los personajes. De ellos te encariñas, llegas a no soportarlos o incluso te frustras si el guión los maltrata – en parte, ves la serie a través de sus ojos. Con eso, que te canse la poca profundidad de un personaje y incluso llegues a ponerlo o a ponerles en tu lista negra, esa serie puede perder algo d genio para ti. Completamente comprensible. Pero des de mi punto de vista, en Sense8 han eludido este problema: 8 personas y 8 historias personales. Todas con un foco de atención prácticamente de igual a igual entre ellas. La intimidad de los sensates se desnuda en la pantalla.
Además, aún compaginando hasta ocho historias completas y que suceden en paralelo han conseguido que cada una tenga su personalidad. Entre ellas no hay tramas calcadas ni recicladas porqué los guionistas se hayan bloqueado. Hay ideas frescas, buenas, que funcionan y en algunos casos, bastante nuevas. Porque si algo más se le puede atribuir a la serie es que es un producto novedoso. No digo que todo lo que hacen no haya sido nunca visto, con los años de televisión que llevamos es bastante difícil. Pero sí que pueden presumir de una idea original y de tramas pocas veces vistas.
En esta primera temporada, tan sólo en el ‘nacimiento’ de dos relaciones amorosas he visto un peso importante de cosas ya vistas. Cosa que no le quita ni calidad a la ficción ni a la misma idea de las relaciones, que se vuelven mucho más reales gracias a la conexión mental, que permite una intensidad entre actores, personaje y planos que abruma (positivamente) al espectador. Sense8, sin duda es original. Hay rumores que la serie tiene planificado su argumento en 5 temporadas: si esto se confirma y la serie sigue la estela de la primera, sin duda, estamos delante de algo prometedor.
Además, las serie gana puntos con su respeto e integración de diversas culturas y colectivos de la sociedad. Por fin, por fin ‘la mejor amiga’ ya no es negra. Ahora es negro, y también protagonista y no hay trama de discriminación racial, ya que cómo debería pasar en un mundo algo más decente, está totalmente normalizado. Lo mismo para la presencia de la homosexualidad y transexualidad en la serie. Sin dedicarle una trama a tiempo completo como pueden hacer en otras ficciones (que no lo critico) han conseguido profundizar en este tema, todo gracias otra vez, a una maravillosa normalización. Da gusto de ver.
El mismo gusto que da (sobretodo para los más fans de lo puramente audiovisual) que todo el rodaje suceda en los 9 o 10 lugares que transcurren en la serie. Ver los paisajes de Islandia, la aparente tranquilidad de Corea del Sur o las dificultades de un lugar como Kenia al desnudo, del objetivo de la cámara al ojo, sin montajes, sin estudios, sin sets. Le da un realismo a la serie que en comparación, un espacio cerrado, tiene mucha más dificultad para conseguirlo.
Un policía estadounidense. Un ladrón alemán. Un DJ islandesa. Una química farmacéutica de la India. Una hacker estadounidense. Una mujer de negocios surcoreana. Un conductor de Kenia. Un actor de telenovelas mexicano. Después de un piloto quizá excesivamente largo, conseguirán transmitirte toda su historia como si fueras uno más de ellos. Se meterán bajo tu piel y te seducirán con una historia intensa, diferente, complicada y profunda. Sense8.