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22 Festival de Cine Europeo de Sevilla: Críticas

El Festival de Cine Europeo de Sevilla celebra del 7 al 15 de noviembre su 22.ª edición, consolidando a la ciudad hispalense como un epicentro cultural para el cine continental. Con una programación de 188 películas —entre ellas 20 estrenos mundiales— y 565 sesiones durante nueve días, el festival se ha convertido en una cita ineludible para profesionales y aficionados del séptimo arte.

Este año, el certamen introdujo por primera vez una sección oficial de cortometrajes europeos, tanto de imagen real como de animación, y reafirmó su compromiso con el talento emergente. Además, rindió homenaje a figuras clave del cine como Costa‑Gavras, Jim Sheridan y Alberto Rodríguez, celebrando tanto la tradición como la innovación en la cinematografía europea.

A continuación, presentamos las críticas de las distintas secciones del festival: Sección Oficial, Special Screenings, Rampa, Alumbramiento, Panorama Andaluz, Embrujo y EFA, escritas por Fran Sánchez, Carlos Mera y Álvaro García-Baquero

Críticas Sección Oficial

  • El Último Vikingo (Anders Thomas Jensen — Dinamarca / Suecia)

Esta edición del Festival de Sevilla fue inagurada con la nueva película de Anders Thomas Jensen, quien sin duda se puede considerar como uno de los más influyentes el cine danés de este siglo partiendo con un historial muy interesante a sus espaldas, desde sus guiones para películas de Susanne Bier entre las cuáles se incluyen las aclamadas ‘Te quiero para siempre’, ‘Después de la boda’, la ganadora del Oscar ‘En un mundo mejor’ entre otras, hasta sus trabajos como director, cuya carrera comenzó fuerte ganando el Oscar con su cortometraje ‘Noche de elecciones’, y la cual continuó expandiéndose con grandes comedias negras como ‘Las Manzanas de Adam’ o la recientemente aclamada Los Jinetes de la Justicia‘.

Thomas Jensen se tira de cabeza al mezclar diferentes géneros y tonos en una misma película, variando entre la comedia más oscura, el thriller más intenso y violento o e incluso al final el drama familiar y todo ello con una notable mala leche, pero en sí demuestra la maestría de su guión al no solo mezclar todos estos tonos y conseguir que funcionen y se sientan coherentes entre sí gracias al extraño tono que crea, sino también en la construcción de sus personajes, los cuáles no dejan de sorprender y cada uno es más extraño, gracioso y encantador a la vez que bizarro al mismo tiempo que el anterior.

También se apoya en las grandes actuaciones, de las cuáles se destacaría a un irreconocible Mads Mikkelssen, quien demuestra su rango como actor al encarnar a un personaje tan extraño y tierno, pero luego también llegan Søren Malling, quién es incluso más loco y gamberro y piensas que se robará el show hasta que aparece Kardo Razzazi, es una película en la cual cuando piensas que tu personaje va a ser tu favorito, llega otro y te sorprende.

Pero debajo de este tono tan gamberro también nos encontramos una historia con mucho corazón sobre la identidad, la cual la tendría que definir el individuo y no la sociedad y también sobre la represión del trauma, estos momentos dramáticos situados en el tercer acto funcionan muy bien a pesar de los cambios de tonos por la personalidad que tiene y la atención a sus personajes, en sí la mejor manera de resumirlo es el oscuro y violento epílogo y prólogo animado, pero que en el fondo contiene un mensaje muy tierno sobre la inclusión y la igualdad.

El nombre de Thomas Jensen tal vez no sea tan notorio en nuestro país como Thomas Vinterberg, Susanne Bier o Lars Von Trier, por ya no mencionar al histórico Carl Theodor Dreyer, pero sin duda se vuelve a mostrar como un cineasta con mucha destreza a la hora de mezclar tonos, algo que podría haber salido tan mal pero acaba saliendo tan bien, una película que arriesga saltando al vacío y gana.

Nota: 7,5/10

Escrito por: Álvaro García-Baquero

The Last Viking' Review: Mads Mikkelsen in Absurdist Black Comedy

  • A magnificent life (Sylvain Chomet — Francia / Luxemburgo / Bélgica)

«A Magnificent Life» es un biopic animado escrito y dirigido por Sylvain Chomet, que revive la vida del influyente dramaturgo, novelista y cineasta francés Marcel Pagnol. La película propone un viaje íntimo y evocador: al emprender un encargo literario, Pagnol  es visitado por su yo infantil, y a través de sus recuerdos evoca su infancia en la Provenza, sus primeros amores, la llegada del cine sonoro, su vínculo con los actores, y el tormento y la magia de la creación artística

La animación es verdaderamente hermosa, a través de ella se despliega una historia que avanza al ritmo de los muchos personajes que cruzan el camino del protagonista, cada uno dejando una huella distinta. La película se convierte así en un trayecto cercano y profundamente personal, donde vamos recorriendo etapa por etapa las distintas estaciones de una vida. Con cada capítulo aparecen nuevas emociones, recuerdos y encuentros que ayudan a entender no solo quién es el personaje principal, sino también cómo se construye una existencia a partir de los vínculos, las pérdidas, los descubrimientos y los sueños que se van sumando en el trayecto. Es una obra que invita a mirar hacia dentro mientras seguimos su recorrido, y que convierte lo cotidiano en algo extraordinario.

La película brilla por su sensibilidad: demuestra que una animación siempre puede emocionar profundamente. «A Magnificent Life» acaba siendo un homenaje al pasado, a la nostalgia, a la creación artística, pero en especial, es un regalo a la vida contada desde el alma.

Nota: 7/10

Escrito por: Carlos Mera

  • Chopin, Chopin! (Michał Kwieciński — Polonia)

Lejos de ser uno más de los cada vez más habituales biopics musicales que pueblan las pantallas, esta aproximación poco habitual a la figura del compositor polaco busca derribar la imagen solemne y distante que suele acompañarlo ofreciendo un retrato cinematográfico envuelto en una puesta en escena muy cuidada.

La película apuesta por un Frederic Chopin humano, contradictorio y emocional, interpretado con intensidad por Eryk Kulm. Aunque el guion resulta irregular y no siempre está a la altura de la ambición de la película, el primer acto avanza con frescura hasta adentrarse en los capítulos más oscuros de la vida del compositor, cuando la narración se vuelve entonces más fragmentaria. Aun así, Chopin, Chopin! consigue dejar una buena impresión gracias a su valentía y su voluntad.

Nota: 6/10

  • DJ Ahmet (Georgi M. Unkovski — Macedonia del Norte / República Checa / Serbia / Croacia)

La ópera prima del macedonio Georgi M. Unkovski irrumpe como una de las grandes sorpresas del SEFF 2025, un coming-of-age que destaca con fuerza en la Sección Oficial gracias a la notable interpretación de Arif Jakup, un joven obligado a dejar la escuela para trabajar en el campo y cuidar de su hermano pequeño. Ante un destino inexorable, Ahmet encuentra refugio en la música electrónica y en el amor que nace por una chica que rechaza un matrimonio de conveniencia. Con todo ello, Unkovski logra capturar con soltura y respeto el choque cultural, la energía juvenil y el deseo de libertad de los protagonistas.

El film gana una autenticidad especial, al contar en su mayoría con un reparto de actores no profesionales. Entre ellos destaca la figura del padre, inicialmente presentada como una presencia autoritaria. Una fachada que, a medida que avanza la narración, añade una capa emocional que eleva el conjunto al resquebrajarse y mostrar a un hombre abrumado por la necesidad de sacar adelante a su familia.

DJ Ahmet cuenta con varias escenas memorables, reforzadas por una potente banda sonora que combina ritmos electrónicos con música tradicional de los Balcanes, otorgando al conjunto una vibración propia y profundamente memorable.

Nota: 9/10

  • Enzo (Robin Campillo — Francia / Bélgica / Italia)

La historia gira en torno a un chico de 16 años, llamado Enzo, que proviene de una familia acomodada en el sur de Francia. Su vida estaba predestinada a seguir un camino estable, pero él decide romper con esas expectativas: en lugar de continuar estudios o mantenerse en el ambiente burgués, opta por formarse como albañil. Esa decisión sorprende y genera tensiones con su familia.

Es una lástima, porque la película está muy bien dirigida y el trabajo interpretativo de todo el reparto es realmente sólido. Se nota el cuidado en la puesta en escena y hay escenas que funcionan de maravilla. El problema es que intenta abarcar demasiadas cosas a la vez: abre tantas subtramas y apunta a tantos temas que al final ninguno termina de desarrollarse de verdad, y todo queda un poco suspendido, como si solo rozara la superficie. Hay muy buenas intenciones detrás y elementos de la historia que podrían haber sido fascinantes si hubieran tenido más espacio para respirar, dejando una sensación de que si se hubieran tomado el tiempo de profundizar más en ellos habría funcionado muchísimo mejor, porque el potencial estaba ahí.

En general tiene cosas interesantes y una gran sensibilidad a la hora de relatar la historia y proyectar imágenes potentes en la pantalla, pero no los suficiente como para dejar una huella al espectador.

Nota: 5,5/10

Escrito por: Carlos Mera

  • La anatomía de los caballos (Daniel Vidal Toche — España / Perú / Colombia / Francia)

“La anatomía de los caballos” narra dos historias que avanzan en paralelo, separadas por siglos pero unidas por una misma herida. En el siglo XVIII, un hombre regresa a su comunidad andina para unirse a la rebelión encabezada por Túpac Amaru II, en un territorio que acaba de ser sacudido por la caída de un misterioso meteorito. Mientras tanto, en el presente, una joven pastora llamada Eustaquia emprende la búsqueda de su hermana desaparecida, atrapada en el conflicto entre su pueblo y una empresa minera que amenaza la tierra y a quienes la habitan.

Visualmente es una auténtica maravilla. La película está llena de planos cuidados al milímetro, imágenes que podrían colgarse en una pared de lo bien compuestas que están, y una sensibilidad estética que llama muchísimo la atención. Sin embargo, todo ese despliegue visual no consigue compensar un ritmo excesivamente lento y una narración que, por momentos, se vuelve tan difusa que cuesta seguir el hilo de lo que quiere contar. Hay ideas sugerentes y momentos que apuntan a algo realmente potente, pero la forma en que se desarrollan termina dejando una sensación de desconexión. Cuando llega el desenlace, en vez de cerrar el relato o darle un sentido más profundo, la conclusión resulta más bien frustrante, como si la película no terminara de saber qué hacer con todo lo que había planteado.

Creo más que nada que el problema ha sido mío por haber podido conectar con la película del todo, porque se valora muchísimo siendo una ópera prima con ambición y convicción: combinando historia, fantasía  y realidad social.

Nota: 4/10

Escrito por: Carlos Mera

  • La hermana pequeña (Hafsia Herzi — Francia / Alemania)

El nuevo trabajo de Hafsia Herzi explora temas como la identidad sexual y la fe a través de la mirada de una joven franco-argelina interpretada por la debutante Nadia Melliti. Y es que gran parte de la fuerza de la película reside la naturalidad con la que sostiene la historia y dota de credibilidad a los miedos, dudas y deseos que enfrenta su personaje. Herzi demuestra un notable control narrativo sobre el relato, y su enfoque íntimo permite al espectador percibir la compleja realidad de la protagonista y las restricciones que enfrenta mientras busca definirse a sí misma en un contexto cerrado y tradicional.

Aunque algunas relaciones familiares podrían haberse desarrollado con mayor profundidad, lo que habría enriquecido aún más la dimensión emocional de la historia, La hermana pequeña se mantiene como un filme capaz de conectar con el espectador y ofrecer un retrato  íntimo y auténtico.

Nota: 7/10

  • La vida fuera (Mario Martone — Italia)

Inspirada en la vida de la escritora Goliarda Sapienza, una mujer marcada por la cárcel, la rebeldía y la búsqueda de libertad, Mario Martone evita los rígidos moldes del biopic optando por una narrativa que explora las relaciones personales y la lucha por emanciparse en un entorno hostil.

Crudeza y delicadeza se combinan en la representación de la experiencia carcelaria y la reinserción, logrando que el espectador perciba la resiliencia interna de la protagonista interpretada por Valeria Golino. A destacar también queda el papel de Matilda de Angelis, cuya presencia aporta intensidad y complejidad a las relaciones que definen la historia.

Pese a sus virtudes, La vida fuera presenta un ritmo irregular hacia el final y un desarrollo limitado de algunas relaciones. Sin embargo, la película sigue siendo un retrato conmovedor de la vida de una mujer, en múltiples sentidos, adelantada a su tiempo.

Nota: 7/10

  • Late shift (Petra Volpe — Suiza / Alemania)

La presión, el desgaste y la responsabilidad moral de los profesionales sanitarios son problemas que afectan a España, pero no solo a nuestro país, sino a muchas países de nuestro entorno. La suiza Petra Volpe presenta la rutina de una enfermera durante un turno nocturno, optando por un enfoque sobrio que combina planos secuencia, un ritmo intenso que refleja la urgencia, y un estilo casi documental que permite comprender la complejidad de la protagonista.

El filme recuerda, en cierta medida, a La noche dentro del sevillano Antonio Cuesta, aunque sin llegar a un extremo tan dramático ni a consecuencias tan severas. Aun así, captura con eficacia el agotamiento físico y emocional del personal sanitario transformando situaciones aparentemente cotidianas en momentos de auténtica tensión. Pero, sobre todo, de reflexión para el espectador sobre la importancia de cuidar a quienes nos cuidan, algo que, en los últimos cinco años, parece haberse olvidado.

Nota: 7/10

Sección Special Screenings

  • El último arrebato (Marta Medina y Enrique López Lavigne — España)

La dupla formada por Marta Medina y Enrique López Lavigneofrece en este largometraje autoficcionado un ejercicio audaz de memoria, homenaje y reflexión sobre el legado de Iván Zulueta, posiblemente uno de los cineastas patrios más desconocidos para el gran público.

A través de entrevistas, fragmentos de archivo y recreaciones, los realizadores buscan capturar la esencia que convirtió al cineasta en una figura singular dentro del cine español. Aunque más que reconstruir la biografía de Zulueta, la película construye un mosaico de sensaciones y atmósferas que reflejan su originalidad y su mirada única. Un formato que puede generar momentos de cierta confusión pero que podría interpretarse como una estrategia para reflejar el caos creativo que caracterizaba al realizador vasco.

Partiendo de este enfoque, algo arriesgado para quienes esperan una narrativa convencional, los espectadores dispuestos a dejarse llevar por el relato quedarán satisfechos. Todo un homenaje hipnótico, que respeta el espíritu experimental del autor mientras permite al espectador acercarse a su particular forma de hacer cine.

Nota: 7/10

  • La casa en el árbol (Luis Calderón — España)

Un debut ambicioso el de Luis Calderón. El director sevillano propone una apuesta curiosa partiendo de recursos habituales del gore y el slasher más intenso para dar lugar a una historia con trasfondo dramático, explorando temas como el trauma y la culpa, logrando una transición de géneros que sorprende sin desvelarse demasiado a lo largo de su metraje.

El resultado es espectacularmente profesional para un proyecto de recursos limitados, pero cargado de voluntad, creatividad y entusiasmo. Calderón demuestra un dominio visual notable, jugando con la luz, los encuadres y los sonidos para construir una atmosfera inquietante y absorbente desde el primer fotograma.

La casa en el árbol busca generar impacto emocional mediante la construcción de personajes complejos y situaciones que ponen a prueba sus límites. Esta combinación de terror visceral con introspección psicológica aporta profundidad y distingue la obra de muchas producciones del género que se centran exclusivamente en el shock o la violencia. Pese a ciertos desequilibrios, como escenas que se extienden más de lo necesario o giros algo previsibles, Luis Calderón se confirma como un director a seguir, y deja la esperanza de que esta obra pueda abrir una nueva ola dentro del cine andaluz.

Nota: 8/10

  • Velintonia 3 (Javier Vila — España)

Con este documental de Javier Vila las puertas de la casa madrileña del nobel sevillano Vicente Aleixandre se abren tras décadas de olvido con la intención de devolverle la vida que el tiempo y la burocracia le arrebataron. Vila construye una obra respetuosa, que entiende la vivienda como un espacio simbólico donde se cruzan generaciones de poetas y memorias compartidas.

El director opta por una narrativa coral que mezcla testimonio, historia y recreación poética, lo que genera una atmósfera íntima e inmersiva. Sin embargo, esta misma apuesta estética provoca que el ritmo resulte, en ocasiones, demasiado contemplativo y que el relato pierda fuerza. La abundancia de información, referencias literarias y voces implicadas puede saturar a un espectador menos familiarizado con el universo de Aleixandre, y esa densidad hace que el documental avance con cierta pesadez. Además, la figura del poeta aparece a veces diluida: el film prioriza el relato colectivo sobre la exploración más personal o emocional de Aleixandre, lo que deja un espacio algo vacío allí donde podría haber habido mayor hondura humana.

Aun así, “Velintonia 3” es un ejercicio valioso y honesto de memoria cultural. Más que un documental convencional, funciona como una llamada de atención sobre el deterioro del patrimonio literario y como un gesto de resistencia frente al olvido. Aunque no es una obra especialmente accesible ni narrativa en el sentido clásico, su sensibilidad, su vocación de legado y su compromiso con la preservación de la palabra poética la convierten en una pieza significativa. Es, en última instancia, un homenaje necesario a un espacio que sigue latiendo en la historia de nuestras letras.

Nota: 7/10

  • Z (Costa-Gavras — Francia / Algeria)

En esta edición, el festival ha homenajeado con el Giraldillo de Honor a cuatro figuras importantes del cine: desde el cineasta sevillano Alberto Rodríguez, pasando por el director irlandés Jim Sheridan, la icónica actriz Juliette Binnoche y como no al ya longevo autor franco-griego Costa-Gavras, figura clave en el cine político y cuyo impacto ha estado presente desde entonces en el género, pero de todas las grandes películas que tiene en su filmografía hay una que destaca especialmente y esa es ‘Z’, la cuál fue proyectada en el festival tanto como homenaje al cineasta como parte de la sección de debate político.

Desde el primer segundo se puede ver el estilo que Gavras utilizará para contar la historia, la cuál esta apoyado por un montaje intenso, bruto pero al mismo tiempo muy observacional al tratarse de una historia coral en la que se va cambiando de protagonistas pero siempre manteniendo el mismo objetivo y sorprendentemente transición muy bien en esos cambios narrativamente hablando, ya que esto es algo que afectaría a la sociedad en general por lo que tiene sentido los protagonistas múltiples aparte de que se acopla bien a la trama de investigación.

Plantea reflexiones interesantes sobre la justicia y la moral a la vez que hace un grito de denuncia claro al fascismo, la corrupción y sobre todo la represión socio-política de las dictaduras, aun así mantiene un punto cómico en sus personajes que los hace más encantadores o divertidos en sí por muy oscura que sea su reflexión, si bien iba a pecar de tener un final demasiado bonito y reivindicativo para ser cierto, el prólogo es un duro golpe de realidad que devasta tanto a los personaje como al propio espectador, probablemente uno de los finales más oscuros que se hayan visto en el cine.

Se ha hablado un montón de veces de ella y seguirá siendo tema de conversación, esta película se siente igual de importante ahora que hace 50 años, haciéndola de algo atemporal en el sentido más desafortunado, Gavras no solo logró traspasar fronteras como se vio con los 2 oscars que ganó a mejor montaje y película extranjera, así de estar nominada a película, dirección y guión sino que revolucionó un género, tal vez hoy se sienta un poco más exagerado y menos útil debido a la fuerza de su denuncia pero siempre será relevante.

Nota: 8,5/10

Escrito por: Álvaro García-Baquero

Film Forum · Costa-Gavras'Z

Sección Rampa

  • Silent Storms (Dania Reymond-Boughenou — Bélgica / Francia)

«Silent Storms» cuenta la historia de como en un territorio azotado por extrañas tormentas de polvo, un periodista investiga el fenómeno y se enfrenta a la inesperada aparición de su esposa fallecida. Entre lo sobrenatural y lo real, la película explora la memoria, la pérdida y las heridas que el pasado deja sin cerrar.

Hacía muchísimo, pero muchísimo tiempo que no me sentía tan desconectado de una película. Y me da mucha rabia reconocerlo, porque le tenía bastantes ganas: el tráiler me llamó la atención, el planteamiento parecía interesante y, para colmo, arranca bastante bien, con un par de escenas que prometían algo que podría haber sido muy distinto, además que las actuaciones son muy destacables. Pero conforme iba avanzando, me sorprendía a mí mismo perdiendo el interés por completo. Llegó un punto en el que, sinceramente, cualquier cosa que ocurría en pantalla me resultaba indiferente, como si la película y yo estuviéramos en frecuencias totalmente distintas.

Por eso mismo tampoco quiero puntuarla: sería injusto hacerlo cuando ni siquiera puedo asegurar que la haya seguido con la atención que merece. No me gusta valorar algo cuando sé que no he estado en la mejor disposición para apreciarlo de verdad. A veces simplemente no conectas, y ya está. Así que nada, culpa mía.

Escrito por: Carlos Mera

 

  • Vitrival (Noëlle Bastin & Baptiste Bogaert — Bélgica)

“Vitrival”, dirigida por Noëlle Bastin y Baptiste Bogaert, es una película que se adentra en la vida de un pequeño pueblo belga con una mezcla de realismo seco y humor negro que la vuelve inmediatamente singular. Desde sus primeras escenas, la cinta plantea una mirada casi antropológica sobre la comunidad: las rutinas, los silencios, los chismes y la tediosa repetición de lo cotidiano construyen un retrato íntimo de un lugar que parece suspendido en el tiempo. El uso de actores no profesionales, interpretándose a sí mismos o a versiones muy cercanas, aporta una autenticidad difícil de fingir; cada gesto, cada conversación trivial o cada silencio dice más que largos parlamentos.

A diferencia de lo que podría sugerir su premisa —una serie de sucesos inquietantes que agitan la calma del pueblo—, “Vitrival” no busca convertirse en un thriller al uso. Los directores rechazan conscientemente la tensión artificiosa para centrarse en las grietas internas de la comunidad: la soledad, la apatía, la frustración colectiva, la necesidad de pertenecer y las pequeñas crueldades que alimentan la convivencia. El film avanza a un ritmo lento, casi obstinado, y se permite momentos de comedia absurda que conviven con episodios de profundo desasosiego. Esa mezcla tonal, lejos de resultar caprichosa, refleja el caos emocional de un pueblo que intenta mantener la apariencia de normalidad mientras algo oscuro se desliza bajo la superficie.

No es una obra pensada para espectadores impacientes: su narrativa fragmentada, su minimalismo dramático y su preferencia por lo implícito pueden desconcertar. Pero quienes entren en su lógica encontrarán un retrato honesto, incómodo y sorprendentemente humano sobre la fragilidad de las comunidades rurales contemporáneas. “Vitrival” es una película que respira verdad, que se atreve a observar sin juzgar y que, sin grandes artificios, revela la melancolía y la tensión ocultas en los pueblos que parecen no cambiar nunca. Un cine sobrio, valiente y profundamente europeo.

Nota: 6/10

Sección Alumbramiento

  • My father’s son (Qiu Sheng — China / Francia)

Una curiosa coproducción franco-china, un filme de ciencia ficción intimista, cuyo mayor acierto es integrar la tecnología como un espejo emocional, más que como un simple recurso.

La narrativa aquí se centra en un hijo (Sun Ning) que, tras la muerte de su padre (Song Yang) —un boxeador distante y autoritario— decide enfrentarse a su pasado mediante una simulación de inteligencia artificial. Una premisa que aporta originalidad y permite al espectador explorar los sentimientos de duelo y los vínculos familiares rotos  desde una perspectiva más compleja de lo habitual.

En términos de actuación, el filme destaca por la sutileza y contención de su reparto, adoptando un enfoque que evita el melodrama exagerado y potencia la autenticidad de cada escena. Aunque la película se atreve a abordar subtramas que enriquecen la narrativa, estas pueden resultar algo desconcertantes para algunos espectadores.

Nota: 6/10

Sección Panorama Andaluz

  • En silencio (Sara Sálamo — España)

“En silencio” es el primer largometraje documental de Sara Sálamo. La historia se centra en la recuperación del futbolista Isco Alarcón tras una grave lesión que lo apartó de los terrenos de juego justo antes de la convocatoria para la Eurocopa.

Con todo el respeto del mundo, pero se me ha hecho interminable y, a ratos, bastante repetitiva. Parte de la culpa puede ser mía, porque no soy nada fan del fútbol y entiendo perfectamente que no soy el público al que va dirigido este documental. Aun así, debo admitir que me gustan mucho los documentales de este estilo: sin entrevistas, con la cámara como testigo silencioso de los hechos, mostrando todo tal como sucede y dejando que las imágenes hablen por sí solas. En ese sentido, se nota claramente el cariño y el cuidado que se le ha puesto a la producción: hay un evidente esfuerzo por capturar cada detalle, cada emoción y cada momento con respeto y precisión. Aunque personalmente se me haya hecho un poco largo, reconozco el valor del trabajo y la pasión que transmite. Además que ofrece un enfoque conmovedor, humano, cercano e incluso incómodo, porque revela lo invisible detrás del éxito.

Nota: 5/10

Escrito por: Carlos Mera

  • La tierra de Amira (Roberto Jiménez — España)

“La tierra de Amira”, ópera prima de Roberto Jiménez, destaca por su capacidad para construir un relato íntimo desde una mirada profundamente humana. La película se sostiene sobre un realismo emocional que evita artificios y se apoya en una puesta en escena sobria, casi minimalista, que permite que los silencios y los gestos de los personajes hablen por sí solos. Jiménez demuestra una sensibilidad notable para explorar el impacto del desarraigo y la búsqueda de identidad en un contexto social complejo, sin caer en el melodrama ni en la condescendencia.

El corazón del film es, sin duda, la interpretación de su protagonista, que transmite con una delicadeza admirable la tensión entre pertenencia y ruptura, tradición y libertad. Su viaje personal está narrado a través de imágenes que combinan la aspereza del paisaje con momentos de calidez emocional, generando un contraste visual que refuerza el conflicto interior. La dirección de fotografía acompaña este proceso con un uso inteligente de la luz natural, creando atmósferas que evocan tanto la belleza como la dureza del entorno que habita Amira.

Aunque la narrativa puede parecer contenida, “La tierra de Amira” logra un impacto duradero gracias a su honestidad y a la sutileza de su discurso. Jiménez evita explicitar en exceso y permite que el espectador complete el significado de las escenas, lo que convierte la experiencia en algo más reflexivo. La película se inserta con madurez en la nueva corriente del cine social español, aportando una voz fresca y comprometida, y dejando claro que Roberto Jiménez es un creador al que vale la pena seguir de cerca.

Nota: 8/10

  • Tras el verano (Yolanda Centeno — España)

Tras el verano es un drama familiar contenido que se adentra en las complejidades de las familias reconstituidas. La jerezana Yolanda Centeno se estrena, sin prisas pero sin pausas, con una exploración de esta realidad en muchas familias en nuestro país, privilegiando los pequeños detalles y la complejidad de un afecto que no siempre es correspondido.

Esta aproximación busca que el espectador se implique emocionalmente con la protagonista, encarnada por Alexandra Jiménez, y reflexione sobre los lazos afectivos y la manera en que se construyen. Pero como también sobre como estos se rompen a causa de las circunstancias personales y emocionales de la pareja. La química entre los tres actores —especialmente Juan Diego Botto y el pequeño Álex Infantes— complementa la historia y refuerza su autenticidad.

La película se presenta como una invitación a la reflexión sobre el amor y la pérdida que, aunque pueda resultar pausada para quienes buscan un drama más intenso, destaca por la sensibilidad de su puesta en escena.

Nota: 6,5/10

Sección Embrujo

  • Quien vio los templos caer (Lucía Selva – España)

“Quién vio los templos caer”, de Lucía Selva, es un ejercicio de cine poético y urbano que convierte la ciudad en un personaje vivo. La película mezcla docu‑ficción, leyenda y memoria histórica para explorar la transformación de los espacios y la pérdida de identidad de sus habitantes. A través de imágenes meticulosamente construidas, Selva retrata la tensión entre pasado y presente, entre comunidad y turismo masivo, logrando que cada calle, cada fachada y cada rincón transmitan la historia de un lugar que se desvanece bajo la presión de la modernidad.

El film destaca por su capacidad de sugerir más que de mostrar. Su narrativa fragmentaria y contemplativa exige del espectador una mirada atenta y activa: los silencios, los gestos cotidianos y los detalles del entorno construyen un relato que es tanto denuncia social como homenaje poético. Las historias de los personajes, aunque a veces en segundo plano, refuerzan la sensación de pérdida y desplazamiento, creando un contraste potente entre lo personal y lo colectivo, entre lo urbano y lo humano.

Aun con un ritmo pausado que puede desafiar a quien busque un cine lineal o de acción, “Quién vio los templos caer” logra un efecto duradero. Es una película que interpela, que inquieta y que invita a reflexionar sobre el valor de la memoria y el patrimonio frente a la presión del turismo y la gentrificación. Selva demuestra un dominio sutil del lenguaje cinematográfico, convirtiendo la observación en emoción y la ciudad en testigo silencioso de lo que se pierde, haciendo de su obra un testimonio sensible, poético y necesario.

Nota: 8/10

Sección EFA

  • Nouvelle Vague (Richard Linklater — Francia / Estados Unidos)

Richard Linklater es uno de los nombres del cine indie americano más curiosos que hay, sus películas suelen tirar de un lado muy intimista, personal y hasta existencial en lo que respecta a las relaciones humanas y más que sorprender que se haya ido a Francia a grabar una película, sería el hecho de grabar una película con una clara identidad europea, se nota que es él quien está detrás de la cámara al igual que el texto no es suyo, afortunadamente para sus intenciones, esto sería lo que mejor le funciona.

Es básicamente un vistazo a la realización del clásico ‘Al final de la escapada’, una de las películas más chocantes y rompedoras de los años 60, cuyo impacto en el cine está presente y en esa película podemos ver cómo se desarrolla la relación entre los personajes protagonistas alocados por su juventud de la misma manera que el cineasta americano haría en sus primeros filmes, aunque en este caso Goddard tiraba más por un lado cómico y más caótico que el estilo reflexivo e intimista de Linklater.

El ‘filme’ recrea muy bien el formato análogico del blanco y negro ofreciendo una atmósfera muy acogedora, en la cual se nota el cariño que le tienen ya no a estas películas sino al ambiente y la época en sí, engancha sobre todo el principio al ver a estos grandes cineastas pasando de críticos de cine a cineastas que aplicaban sus propias teorías, en el caso de Godard fue el propio impulso y pasión, algo que quien se haya visto la película original puede notar notoriamente y Linklater retrata a este personaje como la película en sí encarnada, pasota, improvisado e impulsivo y la película hace un buen trabajo al representar la compleja relación que el crítico renovado como cineasta tenía con sus amigos y compañeros sin incriminarlo.

Sí que es cierto en lo que respecta a películas de este género de cine dentro del cine, se queda un poco corta, algunos cameos aunque son divertidos, su sucesión constante e introducción se puede llegar a sentir como los de una película de Marvel, y se puede notar cierta repetición narrativa en el segundo tramo pero acaba remontando en el tercer acto cuando realmente se ponen a grabar, trasladando esa pasión y hasta inocencia a la hora de hacer la película, acaba siendo algo tierno incluso aunque el final se sienta un poco abrupto.

Linklater pisá terreno francés en una carta de amor a la Nouvelle Vague, a la industria francesa de los años 60 y sobre todo al arte y la pasión de hacer cine, no es una de sus películas más autorales pero sí que se siente cierta frescura al salirse de su zona de confort y estilo de una manera tan brutal y sobre todo lo más importante que funcione, no está a la altura de otras obras del maestro pero sin duda un experimento muy tierno.

Nota: 7/10

Escrito por: Álvaro García-Baquero

Nouvelle Vague' Teaser: Richard Linklater Channels Godard