Echemos un vistazo a lo mejor y lo peor que ha dado Jurassic Park como una de las sagas más influyentes del cine
Entre Jurassic Park y Jurassic World: El reíno caído ha llovido mucho, más de lo que Spielberg hubiese soñado en aquel 1993 cuando transformó una monster movie de verano en un hito en la historia del cine. Con cinco películas a sus espaldas, la saga de Jurassic Park ha dado para mucho. A las puertas de entrar una vez más en este mundo jurásico, es un buen momento para repasar las luces (y sombras) del parque temático más famoso del mundo.
- Jurassic Park (1993 – Steven Spielberg)
Lo mejor: Jurassic Park va más allá de dinosaurios. Es un mantra que se ha repetido hasta la saciedad, pero el filme de Spielberg cambió la forma de realizar superproducciones en el cine. Rompió las limitaciones tecnológicas en los efectos especiales de la época sin levantar el pie de lo tradicional y tangible, consiguiendo una auténtica revolución y dejando aún hoy en ridículo a muchas de las grandes producciones. El peso cae en unos personajes tremendamente carismáticos y bien construidos sobre los que planea constantemente la sombra del tema central de la cinta: los límites morales de la ciencia.
Lo peor: Llega un momento en el que olvidas ese tema central. Toda esa (maravillosa) escena en la que discuten mientras comen las implicaciones de un parque temático de esas características queda en segundo lugar por las carreras con Velocirraptores. Y aun así, ¿qué hay de malo en ello si a cambio nos dan secuencia como la de la cocina?
- El mundo perdido: Jurassic Park (1997 – Steven Spielberg)
Lo mejor: El mundo perdido deja atrás la mayoría de los vicios de las secuelas. Spielberg dirigió por última vez en esta saga presentando una historia lo suficientemente novedosa como para sostenerse por sí misma y sin un exceso de referencias a la original. Nuevos temas, nuevos personajes (hasta los repetidos están cambiados), nuevos dinosaurios y nueva isla. Todo ello con un tono más oscuro que Jurassic Park, lo que nos regaló escenas para el recuerdo. Todos tenemos en la retina los surcos de los Velocirraptores aproximándose por la hierba alta, ¿verdad?.
Lo peor: En su obsesión por El mundo perdido lleva a un Tiranosaurio a San Diego en uno de los desenlaces más surrealistas de la saga; que se puede salvar como bonito homenaje a King Kong, film que marcó a Spielberg. Eso sí, no podemos olvidar las acrobacias de la hija de Ian Malcolm, (Vanessa Lee Chester), para machacar a los Velocirraptores, a quienes les queda poco de aquellos infalibles cazadores de la original.
- Jurassic Park III (2001 – Joe Johnston)
Lo mejor: La saga quedó huérfana con la retirada de Steven Spielberg de la primera línea. Aún así hay que destacar el retorno de Sam Neill y Laura Dern (aunque esta última por escasos minutos). La presencia del Dr. Grant en la película eleva el nivel de esta disparatada historia. Te queremos, señor Grant.
Lo peor: La lista es inmensa. El planteamiento de la propia histora (forzando a Grant a volver a la isla por un puñado de dólares), ese teléfono móvil en la barriga del Spinosaurio, ese elenco de secundarios algo despistados en la propia película, subtramas predecibles hasta la saciedad, esa pesadilla de Grant con el Velocirraptor en el avión y ese desenlace carcajeable del ejército al rescate que queda simpático como gag pero ridículo como resolución y cierre de una trilogía.
- Jurassic World (2015 – Colin Trevorrow)
Lo mejor: Resucitó una saga moribunda. Jurassic World (Pincha aquí para leer nuestra crítica) logró que los dinosaurios volviesen a ocupar portadas y a llenar salas, siendo una de las películas más taquilleras de la historia. El filme da un paso más en la historia de la propia saga, mostrando por fin el parque en perfecto funcionamiento y dando un giro de tuerca más a los desvaríos científicos introduciendo la manipulación genética para crear nuevos dinosaurios.
Lo peor: Al contrario que El mundo perdido, esta película no se sostiene por su propio peso. La cantidad de referencias, guiños y fan services que puebla la pantalla desvirtúa cualquier intento de historia propia, quedando para el recuerdo el nacimiento de un nuevo género fílmico; la recuela (híbrido secuela y remake). Tampoco olvidamos los molestos product placement de Mercedes (entre otras marcas).