Cuando algo llega a su final, es vital volver atrás. A los recuerdos para volver a pensar y sentir como lo hacíamos antes. Recordar quiénes somos es volver atrás para regresar hacia adelante.
Un juego de tiempo y espacio que llevan a cabo Anthony y Joe Russo (Vengadores: Infinity War) en la última película de una saga que ha marcado toda una época en la historia del cine. Escribo esto después de un día entero reflexionando sobre lo vivido en la sala llena de gente con lágrimas en los ojos. También, este artículo saldrá al mismo tiempo que se confirma que Vengadores: Endgame, ya ha sido el estreno más taquillero de la historia y que estará cerca de batir el del filme más taquillero de todos los tiempos.
¿Por qué ha funcionado este cierre del Universo Marvel? Crear un final después de tanto tiempo entreteniendo a millones de personas no es tarea fácil. Para ello debes trabajar a fuego lento antes de estrenar la película y eso es una de las cosas que DC Cómics aún no ha entendido. Endgame funciona porque conecta con nostalgia con once años de superhéroes con carisma que se ha ganado el cariño del público, tanto el experto en cómics como un público más general.
El éxito, pero el de verdad, es el que se trabaja con minucioso cuidado para poder despedirte como te mereces. Endgame no es una película, es un viaje a toda una generación de películas. Esto provoca que el nivel emocional del espectador esté a flor de piel durante tres horas sin necesidad de ver el móvil para saber cuánto falta. La acción y el humor pasan a un segundo plano en la última obra de los Russo. El sentimiento y la profundidad en los personajes para entender sus emociones más humanas es la clave para entender el éxito en taquilla y el legado que dejarán Iron Man, Capitán América, Spiderman y compañía.
- Tony, “te amo 3 millones”
Siempre me ha atraído la compleja y carismática personalidad del personaje interpretado por Robert Downey Jr. (Sherlock Holmes) y en esta ocasión el guión le hace justicia. Endgame, entre otras cosas es un homenaje al señor Stark y su capacidad de sacrificio. El que empezó este universo en 2008 con la primera película, Iron Man (Jon Favreau, 2008), lo acaba diciendo la mítica frase que se nos quedará a todos en la retina “Yo soy Iron Man”. A partir de un chasquido de dedos, Tony Stark se despide de todos nosotros como lo que es, un vengador, un héroe.
Desde el comienzo de la película, nos muestran a un Tony familiar y vulnerable para conectar a nivel emocional con el espectador (de forma inteligente la película ya te prepara los klínex para el gran final de Tony) Ahora sí tiene algo que perder, habiendo perdido ya entre sus brazos a Peter Parker (Tom Holland). Aún así, con mucho que perder, decide volver para regresar. Ayudar a sus compañeros y hacer justicia a uno de los personajes más icónicos de la cultura popular del siglo XXI.
- El cine te recuerda quién eres
Siempre he creído que cuando ves una película que ya disfrutaste hace tiempo, eso te recuerda lo que sentías y pensabas en aquellos momentos. Las emociones de aquellos personajes eran los tuyos empatizando contigo en aquel momento de tu vida. El cine a veces se recuerda así mismo y como los Russo querían viajar en el tiempo, qué mejor manera de volver a los clásicos del cine que marcaron una época para rendir homenaje al séptimo arte.
Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985), El gran Lebowski (Hermanos Coen, 1998)…son algunas que pululan en el guión de manera sutil y algunas no tanto. El último plano de la película donde Steve Rogers (Chris Evans) y su amada se besan, ¿no les recuerda al mítico beso de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en Casablanca (Michael Curtiz, 1942).
Pero sobre todo es una fiesta al cine de ciencia ficción y de superhéroes. Un regalo que se lleva el mundo y sobre todo a aquellos que apostaron en 2008 por el inicio del universo más épico de la historia del cine, que en las salas de todo el planeta han hecho el mejor viaje en el tiempo posible. Un viaje para recordar, lo que fuimos y lo que somos. Un viaje de volver para regresar.