Con motivo del estreno de The disaster artist, analizamos The room, la (horrenda) película en cuyo rodaje se basa lo nuevo de James Franco. Y sí, da para una película tan laureada como ésta, y mucho más
Resfriado, con la guardia baja, y más que acostumbrado a ver auténticas violaciones cerebrales en formato audiovisual: así me pilló el encargo de nuestro Amo y Señor, Fran, de visionar la película en la que se basa The disaster artist, bueno, en su loquísimo rodaje: The Room. Ávido de nuevas experiencias en mi acostumbrado sadomasoquismo cinematográfico -que incluyen algunas de las más abyectas producciones de la historia- me puse a ello con presteza… un mesecito después. La Navidad pasó factura, queridos lectores.
Bien preparado, con mi mantita, mi taza de leche y miel, y una bolsa de pistachos, me dispuse a visionar esta obra de Tommy Wiseau, y digo que es obra suya en el sentido más literal posible: es director, protagonista, guionista, productor, productor ejecutivo… Mal empezamos. Queridos lectores, voy a enseñarles un truco para comenzar a reconocer una mala película sólo con los títulos de inicio: si un nombre se repite en 3 o más cargos y no es Clint Eastwood, sospechad.
El argumento es el de un buen drama romántico de las 3 de la tarde: Johnny, un banquero de éxito, está prometido con Lisa, que en secreto comienza a tener una relación con el mejor amigo de Johnny, Mark. Con ellos, vive un chico universitario,que por alguna razón se comporta como si tuviera 10 años en todo momento.
La película no comienza tan mal como esperaba: como muchas películas independientes de comienzos del milenio, recuerda a una telenovela americana de comienzos de los Ochenta y Noventa, con muchos fundidos a negro, imágenes aleatorias de lo que presumiblemente es San Francisco -aunque es mucho presumir- y a Lisa, la novia del protagonista, en su casa. Todo muy normal, hasta que el susodicho novio, Johnny, interpretado por Wiseau, entra en escena. Dios Mío.
A ver, ¿cómo explico esto sin resultar insultante hacia el señor Wiseau? En teoría, el personaje es banquero, así que obedeciendo al estereotipo, va trajeado, con una ropa que parece que la han hecho para otro, una melena grasienta que no ha conocido agua en varios días -Por decir una unidad de tiempo aleatoria inferior al año-, y una cara que me recuerda a un señor muy antipático que pasaba por mi colegio, pidiendo el sobrante de los bocatas a los niños a través de la verja. Olía raro, como a hierba quemada.
Voy a seros sincero, e ir al grano sin destripar una película que me parece necesario suf… ver. La interpretación de Wiseau es tan mala, tan abyecta, que la de sus compañeros parece soberbia, lo que es curioso teniendo en cuenta que tienen la misma fuerza interpretativa que un pomelo. Estoy dispuesto a decir que es la peor interpretación que jamás he visto en una película, y eso incluye a Jesucristo Cazavampiros o a Dunyaji Kurtaran Adam (Star Wars turco) y lo digo muy, muy en serio.
Ahora vienen las escenas de sexo, 3 escenas en menos de 25 minutos, de una longitud y estupidez insufribles. No puedes hacer otra cosa que observar alucinado cómo dos personas caen en los tópicos más ridículos en una especie de parodia de una película erótica de medio pelo, mientras tratan de penetrarse a la altura del ombligo, gracias a una inexistente coreografía sexual. Durante todo el rato estuve pensando en las escenas de sexo de la saga Hot Shots.
Entonces comienzas a escuchar el guión, con perlas de un machismo increíble, como un amigo contándole una historia al protagonista, sobre una mujer que termina siendo salvajemente agredida por su novio, a lo que Johnny responde con risas y felicitándole por la historia. También tenemos otros comentarios constructivos sobre las mujeres, tales como: «Soy una mujer, ¡cambiamos constantemente de opinión!» o cuando la madre de Lisa le ruega que siga con él, ya que puede mantenerla. Por no hablar de las escenas sin sentido alguno, como los constantes juegos de balón que practican los protagonistas con cualquier excusa, como si el guionista no hubiese encontrado otra herramienta para hablar de su conexión.
Algunas películas de tan bajo presupuesto, terminan tomando una carrerilla; cuando ves tanto cine «cutre», te acostumbras a ver los aspectos positivos, algo que pueda hacer que tu interés prosiga. En el caso de The Room, puedo aseguraros que lo único que tiene para engancharos, es la posibilidad de reíros de ella. Es absurda, rodada sin el menor conocimiento sobre cinematografía -los errores de raccord y demás son constantes- y exuda continuamente el ego estratosférico de su protagonista/guionista/director.
¿Es, como muchos dicen, The Room la peor película de la historia? Si os soy sincero, he visto cosas peores. ¿Es una de las peores? Sin duda, e incluye, eso sí, la peor interpretación que jamás he visto en un actor protagonista. Merece la pena verla por eso mismo, por su capacidad para haceros estallar la cabeza en todos los sentidos, y si sois profesionales del cine, para ver hasta qué punto una sola persona puede dominar un proyecto hasta llevarlo a la hecatombe. Avisados quedáis.