Título original: The King
Año: 2019
Duración: 133 min.
País: Australia
Dirección: David Michôd
Guión: Joel Edgerton, David Michôd
Música: Nicholas Britell
Fotografía: Adam Arkapaw
Reparto: Timothée Chalamet, Joel Edgerton, Sean Harris, Robert Pattinson, Ben Mendelsohn, Lily-Rose Melody Depp
Productora: Coproducción Australia-Estados Unidos; Blue-Tongue Films, Netflix, Plan B Entertainment, Pioneer Stilking Films, Porchlight Films.
Género: Aventura, drama
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A Timothée Chalamet le hemos visto meterse en la piel de jóvenes muy variados. Desde un joven hijo del personaje de Matthew McConaughey en Interstellar, pasando por un par de chicos de instituto con mentalidades muy distintas en películas como Ladybird o la más reciente A rainy day in New York, metiéndose en la piel de un jovencísimo (y drogadicto) Nic Sheff en Beautiful Boy y hasta el papel que hizo que ganara fama mundial como Elio en Call me by your name. Si algo ha quedado claro es que, en poco tiempo, ha demostrado que tiene mucho que aportar al mundo del cine y que ha llegado para quedarse. Pero en The King, se enfrenta a un reto mucho mayor a todo lo que el actor neoyorquino había hecho hasta ahora. En el film dirigido por David Michôd, Chalamet se mete en la piel de Hal, un príncipe caprichoso y sin interés por ejercer su derecho al trono de Inglaterra que ha abandonado las responsabilidades reales para vivir en libertad entre la plebe. Pero ante la muerte de su tirano padre, Hal se ve obligado a retomar la vida de la que quería huir para ser el nuevo rey: Henry V. Así pues, después de su coronación, el joven monarca tendrá que aprender a lidiar con las intrigas palaciegas, una guerra y los lazos que le unen a su antigua vida, como la relación con su mejor amigo y mentor, el caballero John Falstaff (Joel Edgerton).
Esta película, inspirada en las obras de William Shakespeare Henry IV y Henry V, The King se constituye como un drama histórico en el que la introspección y evolución de su personaje principal, Hal, resultará clave para el buen desarrollo de la película. El trabajo físico de Chalamet en este aspecto es brillante, que solo con su expresión corporal transiciona de príncipe sin interés por el trono, al nuevo rey que tiene el deber de ser. Sin embargo, cabe destacar una actuación que durante el paso del film por el Festival de Venecia, despertó mucha simpatía. Robert Pattinson, que interpreta al Delfín de Francia hace un excelente trabajo. Embutido en una -horrible- peluca rubia y con un acento francés muy conseguido, el personaje de Pattinson arrancó varias risas entre el público de los primeros pases de la Biennale. Y es que, sin duda, el antagonista de The King, tiene la mejor entrada de todo el film.
Es necesario también hacer una mención especial a los personajes que interpretan Joel Edgerton, que se mete en la piel de John Falstaff, amigo y mentor de Hal y que le acompañará durante todo su periplo hasta convertirse en rey y el de Lily-Rose Depp, que interpreta a Catherine, quien tendrá un potente encuentro con Henry.
Sin embargo, The King tiene un gran fallo en su discurso. El guión, aunque basado en las obras teatrales de William Shakespeare, no usa el lenguaje del dramaturgo (o, al menos, lo suaviza hasta el extremo), aspecto que suaviza demasiado su potencia narrativa que, acompañada por una fotografía sobria y plana durante todo el film, la acaba convirtiendo en otra película mas sobre un rey medieval (que podría ser cualquiera). Así, acaba careciendo de relevancia en ese aspecto y lo único que sostiene la producción de Netflix son las actuaciones del elenco. Es casi como si David Michôd dejara de lado cualquier intención de poner su sello personal y relevara todo el peso del film en sus protagonistas. Por suerte, efectivamente, son precisamente el elenco los que levantan The King.
A partir del 1 de Noviembre en Netflix podréis juzgar vosotros mismos esta historia entre la realidad histórica y la dramaturgia Shakesperiana y sobretodo, por favor, fascinaros con la peluca de Robert Pattinson tanto como yo lo hice. Es probablemente la peluca más fea desde que Javier Bardem llevara ese corte bob en No es país para viejos. No, no tiene desperdicio.
Lo mejor: La entrada de Robert Pattinson en escena. Absolutamente sublime.
Lo peor: Deshacerse del lenguaje Shakesperiano la convierte en una película sobre el medievo más.
Nota: 6