Título original: The Wild Robot
Año: 2024
Duración: 101 min
País: Estados Unidos
Dirección: Chris Sanders
Guion: Chris Sanders (Libro: Peter Brown)
Fotografía: Chris Stover
Música: Kris Bowers
Reparto: Lupita Nyong’o, Pedro Pascal, Mark Hamill y Catherine O’Hara
Productoras: DreamWorks Animation y Universal Pictures
Género: Animación, Ciencia Ficción, Aventuras
Ficha completa en FilmAffinity
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Vivimos en una época de secuelas y continuaciones, ya no solo en el género de acción, superhéroes o incluso comedias, también en el de animación. Si miramos el historial de DreamWorks, vemos que recientemente ha sacado continuaciones de Kung Fu Panda, Megamind, Chicken Run o Trolls (sin contar las secuelas anunciadas de Shrek o Los Tipos Malos). Ante este conjunto de títulos, llega a nuestras vidas Robot Salvaje, una historia original (adaptada del libro de Peter Brown) que pretende ser el nuevo éxito de la compañía.
A la hora de analizar una película de animación, hay que fijarse en dos aspectos:
El primero, que sea visualmente atractiva.
En este apartado, Robot Salvaje cumple de sobras. Durante muchos años pasamos una sequía de innovaciones en la animación, todas las compañías tenían su estilo visual y ninguna cambiaba sus diseños. Hasta que llegó Spider-Man: Un nuevo universo, la cual dio un golpe sobre la mesa que hizo que los estudios empezarán a probar nuevos estilos de animación en sus películas. En el caso de Dreamworks, El gato con Botas: El último deseo fue el ejemplo más claro de arriesgo en animación.
Con Robot Salvaje, el apartado visual de la compañía coge un nuevo rumbo. En ella, el espectador siente que está viendo un cuadro en movimiento. Ya no solo es que escoja un estilo pictórico para la creación de los personajes y el entorno donde trascurre la acción, es que la paleta de colores sirve para ilustrar la los elementos narrativos de la historia y para transmitir las emociones de cada personaje. Con todo ello, la película tiene un lenguaje comunicativo muy rico.
A su vez, la dirección de Sanders es muy inteligente, ya que capta la «naturaleza» de la película como si se tratara de imágenes reales. Los movimientos de cámara y los planos que nos encontramos no son los que vemos normalmente en este tipo de películas (aquellos que van a favor de la narrativa y la espectacularidad), sino que decide «moverse» como si de un documental del National Geografic se tratara: siguiendo a los animales como si estos tuvieran vida propia, captando las condiciones atmosféricas,…
Es la suma de la animación y la dirección lo que hace que sientas muy real lo que vemos en pantalla.
El segundo aspecto a tener en cuenta es no subestimar a los niños.
Se tiende a pensar que las películas de animación son películas para niños donde lo más importante es que sean llamativas visualmente para ellos, y que estas carecen de una historia interesante o un correcto desarrollo de la trama. Aunque hay muchas películas que se desarrollan así, hay muchas otras que no. Sin desmerecer ningún trabajo, no es lo mismo una película de Los Minions que una entrega de Del revés.
Ambas pueden ser muy entretenidas y divertidas, pero una de ellas solo busca la atención constante del niño a través de efectos visuales, y otras buscan entretener y dejar una reflexión o aprendizaje en el niño.
En este caso, The Wild Robot está entre medio de estos dos casos. Por un lado, es una película con muchísimo corazón, que te emociona en muchos momentos, que consigue hacerte conectar con sus personajes y su historia. Una historia con un mensaje final precioso para los más pequeños, y que entretendrá a los más mayores.
Pero a su vez, y en concreto en su inicio y final, la película va aún ritmo rapidísimo. En ese primer y último tercio, hay un conjunto de secuencias que van a un ritmo frenético, que concatenan diferentes momentos de la historia sin descanso ni tiempo para la reflexión o la buena construcción del relato.
Da la sensación que la cinta quiere ser más que un entretenimiento pasajero, que realmente quiere ser una película que haga reflexionar y que quede en la memoria de los espectadores; pero que no quiere arriesgarse a perder la atención de los más pequeños y en muchos momentos prefiere poner el acelerador para que estos no se despeguen de la pantalla.
Ese sería su pega principal, luego ya podríamos hablar de si su humor funciona o no (tiene momentos de humor irónico muy divertido y otros con humor poco sutil que no funciona), si la duración de la película es la correcta o no (en 1h 42 minutos la película se siente apresurada) u otros aspectos más. Pero en cualquier caso, da gusto ver películas «infantiles» tan cuidadas.
De Robot Salvaje me quedo con su animación, su BSO (increíble Kris Bowers) y la emotividad del relato (aunque no me funcione el acelerado ritmo que tiene o el giro que coge su historia en su 3r acto).