Título Original: Tale of Princes Kaguya
Año: 2013
Duración: 137 min
País: Japón
Dirección: Isao Takahata
Guion: Isao Takahata, Riko Sakaguchi
Música: Joe Hisaishi
Productora: Studio Ghibli
Género: Animación, Fantástico, Drama
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Hace bastante tiempo que mi madre dejó de contarme cuentos antes de irme a dormir. Aquellas maravillosas narraciones me llenaban de ilusión y me arropaban incluso más que mis propias sábanas. Estas historias acabaron por desaparecer poco a poco de mi vida, así como esta sensación tan cálida antes de irme a dormir. Sin embargo, después de unos cuantos años, vuelvo a encontrarme con esta sensación al terminar de ver El cuento de la princesa Kaguya.
Este precioso relato, por momentos costumbrista, por momentos fantástico, se basa en el ancestral cuento ‘El cortador de bambú‘, todo un clásico de la cultura japonesa. En él, se nos cuenta cómo un viejo recolector de bambú es sorprendido por una pequeña princesa que brota de una caña de bambú y trae consigo la alegría a la casa de este viejo recolector. Pero eso no es todo, la pequeña princesa cuenta con la capacidad de crecer a una velocidad mucho mayor que el resto de seres humanos y pronto estará lista para iniciar su vida adulta.
Al tratarse de una película de animación, la importancia de sus imágenes se hace mayor que en el resto de películas, al igual que el formato que se le proporciona a las mismas para que se dinamicen, lo que viene a ser (valga la redundancia) la animación. En esto, la cinta de Isao Takahata es realmente especial.
Siendo una película del Studio Ghibli, rápidamente la podríamos asociar con su característico barroquismo estético. Sin embargo, Takahata se aleja de esto para acercarse a una animación mucho más sencilla, minimalista e íntima. Con una paleta de color de lo más suave, las imágenes de esta cinta, que en ocasiones incluso encontramos con espacios en blanco, hacen recordar a las de cualquier cuento para niños, creando un clima de lo más emotivo. Además, la brillante modulación del trazo, de más delicado hacia más violento en los momentos de acción, hace de esta cinta toda una experiencia visual, cargada de un preciosismo estético que no te dejará indiferente.
La naturaleza juega un papel fundamental dentro de la obra, algo que sí es de lo más recurrente dentro de otras películas del estudio como La princesa Mononoke (Miyazaki, 1997) Toda la infancia y el arraigo hacia la misma se ven representadas bajo la interacción de nuestra apasionante protagonista con la naturaleza. Otro de los temas, asociados a este último, que más se relacionan con las películas Ghibli, es la insensibilidad del mundo adulto y la codicia del ser humano, los cuales están representados por los pretendientes de la princesa e incluso por el mismo Emperador.
A pesar del corte infantil que aparenta, esta película es un relato que por descontado disfrutarán también los adultos, haciendo de ella una obra con varios significados y lecturas. Si estás pasando por un momento en el que te inunda la nostalgia y no sabes qué hacer, te recomiendo que dejes un momento lo que estés haciendo, te prepares un brebaje bien calentito y te sientes a ver esta película, te aseguro que no te arrepentirás en absoluto.
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Nota: 8/10
Lo mejor: La animación, la música y su gran protagonista.
Lo peor: No haberla visto antes.
Una crítica de Amancio Cebrero / Butacom