De las esquinas de Baltimore a las trincheras de la batalla del Jarama. De los sucios bares de un New York inundado de pornografía al auge del fascismo en España. A principios de semana, la noticia de que David Simon, creador de The Wire, llevaría a cabo una miniserie ambientada en la Guerra Civil española, A Dry Run, cayó sobre nosotros como oro del cielo (o cuchillos afilados, según a quién se le pregunte). Es ahora un buen momento para tomar aliento y analizar a una de las figuras de la televisión más representativas de la última década. Es hora de hablar de David Simon.
David Simon, antes que showrunner, antes que productor, antes incluso que creador de series, es escritor. Es quizás esta la cualidad que hace que sus trabajos se despeguen del resto de producciones de televisión. Simon escribe novelas con la televisión. Y no es extraño, si tenemos en cuenta que dedicó veinte años de su vida al periodismo. Refugiado en el Baltimore Sun, Simon se especializó en sucesos y noticias enfangadas por el escabroso mundo policial de una ciudad rota.
Sus años entre libretas, sangre, tinta y forenses le sirvieron para dejar el ajetreo de las redacciones e introducirse en otra jungla: la de la televisión. Claro está, que esta migración no la hizo con la maleta vacía. Con la cabeza atesorada de periodismo, David Simon dio sus primeros pasos de forma natural, aplicando lo aprendido a la pequeña pantalla con las series Homicide: Life on the Street (193-1999) y The Corner (2000), que serían los embriones de lo que acabaría siendo su obra maestra, The Wire. Ya en este prólogo, Simon comenzó a experimentar con el realismo callejero, con las historias urbanas y, sobre todo, con un concepto que ha sobresalido en su carrera televisiva hasta hoy; la anatomía del asesinato del sueño americano. Pero ya llegaremos a eso.
No fue difícil dar el siguiente paso. Lo inesperado fue que se tratase de un paso de gigante. De 2002 a 2008, Simon escribió una novela. Se llamó The Wire, y mediante tinta audiovisual narró los chocazos de la policía criminal de Baltimore (sí, de nuevo) con el tráfico de droga en los barrios marginales de esta ciudad de Maryland. Pero esto era una excusa. La serie que Simon produjo, inteligentemente adquirida por HBO, iba sobre mucho más. Con utensilios de cirujano, Simon radiografió a la sociedad moderna de principios de siglo XXI para mostrar la muerte del sueño americano. ¿Y cómo lo hizo? Con historias. The Wire, más que una serie, es una crónica sobre la decadencia de nuestro sistema. Y en esa caída libre, muestra la decencia de unos personajes hundidos, miserables, ingenuos, apartados y atrapados. Policía, política, justicia, sindicatos, mafia, educación, periodismo…nada escapa al a lupa de Simon que en cinco temporadas preparó un delicioso cóctel de digestión incómoda para el espectador.
Renovarse o morir. Eso debió pensar David Simon cuando decidió dejar atrás la poliédrica Baltimore para entrar en la Nueva Orleands post-Katrina con Treme. Una nueva ciudad, un nuevo cóctel de la sociedad moderna. Con cuatro temporadas, Simon dotó de luz y música (con un fantástico jazz) a sus historias, esta vez más centradas y más precisas que en su quijotesca The Wire.
El espíritu de Simon no se deterioró lo más mínimo, aunque sí cambió su enfoque. Frente al pesado masticar de The Wire y sus densas páginas, este ya veterano escritor dirigió su mirada a temas similares pero tratados con una nueva óptica. Con Show Me a Hero (2015) Simon sí que volvió a juguetear con la política y la segregación racial, pero esta vez con un trato más liviano (que no por ello menos mordaz y preciso). Dirigiendo a un fantástico Oscar Isaac, Show Me a Hero narra (adaptando hechos reales a partir de trabajos periodísticos) la batalla que tuvo que librar el alcalde de Yonkers (New York) a finales de los años ochenta y principios de los noventa para construir viviendas de protección social en barrios mayoritariamente “blancos” que diesen cobijo a una población “negra” que vivía recluía en zonas de depresión absoluta. Y he aquí la mano maestra de David Simon para elegir temas originales. Su olfato periodístico nunca le ha fallado.
Y es que ese olfato lo ha vuelto a utilizar para su última producción, de nuevo para HBO. The Deuce (2017-). ¿O no es interesante el nacer de la pornografía en el Nueva York de los 70 como salvavidas para unas prostitutas ahogadas en su propia vida? Con The Deuce vemos de nuevo los mismos temas que en The Wire: decadencia social, aceptación del crimen y la droga entre las clases más desfavorecidas, cansancio policial y desidia moral en un entorno urbano. Pero con nuevos estilos. Aunque se vuelve a meter en un cóctel un sinfín de personajes (no relacionados necesariamente entre sí) a modo de radiografía social, ahora sus historias son de digestión más ligera – gracias en parte a una clarificación mayor de las motivaciones de sus personajes y a un ritmo de escenas tremendamente rápido y dinámico-.
Con A Dry Run Simon saldrá por primera vez de Estados Unidos. Aunque seguirá la historia de las brigadas estadounidenses que llegaron a nuestro país en 1937, el telón de fondo y el contexto serán ineludiblemente determinantes. Será interesante ver a Simon embarcándose en una aventura fuera de su pecera. Tras haber echado la vista atrás a su carrera, sabemos que sabe nadar sobradamente. No hay por qué preocuparse. No se hundirá.