Titulo original: Speak No Evil
Año: 2024
País: Estados Unidos
Director: James Watkins
Guion: James Watkins, Christian Tafdrup, Mads Tafdrup
Fotografía: Tim Maurice-Jones
Reparto: James McAvoy, Scoot McNairy, Mackenzie Davis, Aisling Franciosi, Dan Hough, Alix West Lefler…
Compañías: Blumhouse Productions, Universal Pictures Distribuidora: Universal Pictures
Género: Terror, Thriller
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Los remakes… A veces son innecesarios. Otras son necesarios. Pueden conseguir mucho más que la original. O pueden decepcionar. No está mal hacer remakes, tampoco está bien. Es extraño. Quizá la original no gustara nada, y querrían volver a intentarlo. O, la original encantara, pero alguien querría intentar cautivar con un nuevo intento, y decepcionaría. Y eso puede enfadar, incluso… La otra opción es que la película original no fuera de Hollywood, y a Hollywood le gustara o interesara tanto que decidiera hacer su propia película. Que es lo que suele pasar.
Hay muchos casos como Campeones (Fesser, 2018), que se hizo el remake dirigido por Bobby Farrelly (Champions, 2023), director de clásicos como Dos tontos muy tontos, Algo pasa con Mary, y Yo, yo mismo e Irene. También pasó con la fascinante Abre los ojos (Amenábar, 1997) y Vainilla Sky, que fue dirigida por Cameron Crowe y protagonizada por Tom Cruise y Penélope Cruz repitiendo en las dos cintas al mismo personaje: Sofia.
Entonces, la danesa Speak No Evil, la original, de Christian Tafdrup, que estuvo nominada a Mejor Película en el 55 Festival de Sitges —que ganó Sisu, de Jalmari Helander, obviamente— y en los Saturn Awards 2022, gustó, o como mínimo satisfizo. Sin embargo, la encuentro muy poco natural, ya de primeras.
La película, durante la primera hora, parece que tiene más prisa por terminar que por contar la historia. Ya desde el principio, sus saltos a cada secuencia/escena confunden y consiguen eliminar(me) cierto interés sobre la trama, por la rapidez y poca naturalidad que se siente al avanzar. Los actores, aparte de no conseguir mostrar(me) química entre ellos, sus personajes están creados sin singularidad, no tienen fuerza ni nada especial por separado, no hay características excepcionales en cada uno.
Así que lo único «admirable», aunque con ciertos fallos que hacen caer —también— en la inverosimilitud, es su última media hora: su conclusión, que si bien es dura de ver, sorprendentemente elaborada (después de todo, el final es una obra de arte en comparación con la errónea hora anterior) y magnética (el tipo de asesinato: su crudeza y tensión), no consigue respaldar la tediosa e insustancial trama recorrida anteriormente.
Por lo tanto, este remake (me) resulta superior. Todo está mejor elaborado, ambientado y más correcto para la angustiante historia de un matrimonio y su hija que conocen en vacaciones a otro matrimonio con un «hijo» que, en definitiva, no habla (no voy a decir por qué). Los seis parecen haber congeniado, y el matrimonio con el niño insiste en invitar, un tiempo después de aquellas vacaciones, a estos «nuevos amigos» a pasar un fin de semana «espléndido» en su hogar: una granja. Y los otros aceptan…
Sí. En la original no se encuentra personalidad y/o autenticidad. Una naturaleza. Pero, su exabrupto desenlace se echa de menos en la de James Watkins. Sin embargo, Watkins sí adapta mucho la de Tafdrup (lo más impactante fue el uso de una roca a manos de Ant, que le encuentro cierta relación con la original…), y consigue llamar más la atención en lo general con esta historia sobre la provocación y la incomodidad de los anfitriones, y el desconcierto e ingenuidad de los invitados. Es un toma y daca de personalidades, motivaciones y trasfondos históricos de cada personaje que SÍ funcionan para el avance de la problemática y, en sí, del metraje (tanto en los adultos como en los niños; me fascina el papel de Ant, el niño). Consigue que importen y dramaticen la situación personal de cada uno y cuando se juntan, donde también existen debates en los que definen muy bien el carácter de cada pareja y sus ideales, con ello —para el espectador— enseñar en uno de ellos las perversas expresiones faciales y verbales (es un tópico que es inevitable).
El diseño de producción de No hables con extraños es mucho más genuino y referencial que en la de Tafdrup: tiene un significado que justifica la credibilidad de la situación y el objetivo de la historia. Aunque no se puede decir lo mismo del guion —que ha sido escrito por Watkins y los hermanos Tafdrup—, que cuando se va a acercando al final deja de ser original y «terrorífico», es decir, no se arriesgan y pasa a ser un correcto thriller sangriento con un fin de supervivencia superficial y convencional. Por otro lado, las interpretaciones son todas correctas, pero la de James McAvoy pasional y nervioso las supera, mostrando —de nuevo— que es capaz de dar vida a personajes miserables, perversos y malévolos. Una actuación notable cuyos matices revelan la maldad y la agonía que Fedja van Huêt en la de Tafdrup no consiguió transmitir.
No hables con extraños no impresiona, pero (me) satisface más que la de Christian Tafdrup. Hay cosas buenas y malas tanto en la de Tafdrup como en la de Watkins. Ninguna consigue transmitir(me) esa angustia y tensión en la que tanto insisten. No irrita pero te deja indiferente. A veces, un remake innecesario, casualmente, supera a su predecesor. En mi caso, así ha sido. Pero, a otros les parecerá lo contrario. Pues que la disfruten…