A veces, las propuestas más locas provienen de invertir los papeles, y el resultado, además de irreverente, puede derribar los clichés de una forma demoledora. Tucker y Dale contra el Mal es una respuesta contundente y divertida a un subgénero entero del terror estadounidense: los redneck enloquecidos contra pobres universitarios en el bosque. ¿Quién vencerá esta vez?
Cuando me documento para realizar estos artículos, las películas aparecen, casi por arte de magia, mientras rebusco en lo más profundo de las oscuras simas de internet. Curiosamente, algunos films que localizo resulta que han sido éxitos en otros países, siendo desconocidos en según que zonas o, más bien, idiomas, debido sobre todo a la distribución. Eramos pocos y llegaron los Alien es un caso típico, y la película que hoy nos ocupa, también, lo que la hizo pasar muy desapercibida durante su periplo por españa para el gran público, a pesar de ganar el premio a Mejor Película en el Festival de Sitges de 2010.
El currículum de Eli Craig, director de esta estupenda película, tampoco ayuda: es conocido sobre todo por dirigir el desastroso episodio piloto de la serie basada en Zombieland, siendo su película mejor criticada ésta que nos ocupa, pero es de recibo decir que siempre intenta dar un giro sorprendente y divertido a sus películas.
¡Pero Jordi! ¡Ve al grano! ¿De qué va Tucker Y Dale?
Tucker Y Dale Contra el mal cuenta la historia de estos dos amigos, auténticos pueblerinos de pura cepa del bajo sur de Estados Unidos: les gusta ir a pescar, beber cerveza, y han planeado reformar la cabañita de pesca que se ha comprado el bueno de Tucker (interpretado por un genial Alan Tudyk) en unas estupendas semanas de vacaciones con Dale (Tyler Labine), un enorme buenazo con graves problemas para conocer a las chicas. Casualmente, se cruzan en el camino de unos universitarios con los que tendrán, digámoslo así, un pequeño malentendido. Me niego a revelar algo más del argumento, porque es sencillamente delicioso.
Tucker y Dale es una comedia negra, muy, muy negra, que muchos espectadores celebran porque se basa en derribar clichés del cine, sin embargo, la magia de ésta película es que se burla precisamente de ese derribo, pues trata de sustituir intencionadamente unos clichés por otros. La experiencia de ver este film ralla en ocasiones lo lisérgico, con situaciones muy en la línea de películas de terror que provocan auténticas carcajadas, y que hacen sonrojarse de verguenza a intentos con menor talento como Scary Movie y sus sosas variantes. Ésa es la auténtica magia de esta historia con dos buenos amigos: no sólo se burla del género Slasher casi al completo, sino también de las parodias anteriores que lo rodean.
Sin más, se trata de otro de esos filmes que recomiendo ver con buenos amigos, quién sabe si acompañados de cerveza y juegos de mesa, muy al estilo de Tucker y Dale, y especialmente, con aquellos fans del terror que se llevarán una más que agradable sorpresa.