‘Las buenas compañías’, yo también he abortado

Título original: Las buenas compañías

Año: 2023

Duración: 93 min

País: España

Dirección: Sílvia Munt

Guion: Sílvia Munt, Jorge Gil Munárriz

Música: Paula Olaz

Fotografía: Gorka Gómez Andreu

Reparto: Alicia Falcó, Elena Tarrats, Itziar Ituño, Ainhoa Santamaría, María Cerezuela, Nagore Cenizo, Ivan Massagué, Heren de Lucas, Mikel Laskurain, Sara Barroeta

Compañías: Coproducción España-Francia; Irusoin, Oberon Media, En la Frontera Película, Manny Films, La Fidèle Production. Distribuidora: Filmax

Género: Drama. Adolescencia. Años 70. Basado en hechos reales.

Ficha completa en Filmaffinity

Verano de 1976, Rentería, Guipúzcoa. Un cielo gris ensombrece las calles de la localidad vasca. Ciudadanos ocupados pasean por las aceras, las cabezas nubladas por sus quehaceres. Los más ociosos se refugian del calor en algún lugar fresco. La mayoría de las familias son ajenas a la lucha que se trama muy cerca de ellas. Pero un día, la hija, la hermana o la prima, preocupada, va a buscar uno de los primeros predictores comercializados en farmacias españolas. Positivo. A partir de ahora sus oídos comienzan a agudizarse a los gritos “yo también he abortado”, “amnistía para las 11 de Basauri”. Descubren a las jóvenes que lanzan panfletos, tiran pintura y huyen de la policía. Las buenas compañías. Hay esperanza. Y qué bien, porque la siguiente podrías haber sido tú.

Silvia Munt nos regala Las buenas compañías, una historia basada en la lucha que las mujeres de Rentería llevaron a cabo por la aprobación del derecho al aborto, y lo hace de la mano de Bea, una joven de 16 años que durante el verano se verá envuelta en una oleada de aires reivindicadores, dramas familiares y emociones insospechadas que pondrán a prueba su entereza.

El drama, género predilecto de la directora junto al documental, sumerge exitosamente al espectador en el aire de denuncia y crítica social. Las buenas compañías, que sigue la línea de trabajos anteriores, como Pretextos (2015) que le valió la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga de 2008, Lalia (Goya al Mejor cortometraje documental en 1999) o Alas de Mariposa (Goya a la Mejor interpretación femenina en 1991), este año recorría de nuevo el certamen andaluz ganando este año el Premio Jurado Joven de la UMA al Mejor Largometraje de Sección Oficial.

Las buenas compañías
Imagen de ‘Las buenas compañías’ (Foto: Filmax) 

Tres personajes llevan sobre sus hombros el peso de la película: Bea (Alicia Falcó), Miren (Elena Tarrats) y Feli, madre de Bea (Itziar Ituño) y están unidas por mucho. El padecimiento de la enfermedad y la muerte debida a la práctica de abortos ilegales, la relación tortuosa entre madre e hija o el deseo imposible de Bea hacia Miren forman lazos difíciles de cortar entre ellas. El desarrollo de los personajes es un éxito, porque Munt muestra adecuadamente qué quieren cuando se expresan, qué piensan cuando no lo hacen y reserva ciertos aspectos para ella misma. Aquello que nunca conoceremos de cada una causa nostalgia y nos oprime el pecho; deseamos fervientemente que sean reales. Algo que podría pasar con los personajes de Madres Paralelas (Almodóvar, 2021). En el seno de este magnetismo, empatizamos no sólo con ellas y su tiempo, sino también con nuestras compañeras en el ahora.

El atractivo del guion es sin duda suficiente para embaucarnos, y se ve potenciado por una fotografía gris, que parece perseguir a la protagonista en cada uno de sus paseos por las calles renterianas. Sin embargo, la sobriedad de la pantalla se ve completamente amenazada cuando el personaje de Miren aparece: es encantadora, casi irresistible; y los tonos cálidos al son del esbozo de sonrisa de Falcó nos lo confirman. Todo ello en planos medios y cortos, para no perder detalle. ¿A quién le importa el paisaje cuando hay tanto sudor que mostrar? La música de Paula Olaz, un piano triste y solitario, se enriquece con los pequeños desparpajos musicales de las protagonistas, conmovedores en ocasiones, y excesivos en otras. Por fin un poco de histrionismo entre tanta tensión.

Tensión que convive con nosotros también ahora, pues, a pesar de haber conseguido la ley que en 1985 despenalizaba el aborto en varios supuestos o la que admitía la interrupción voluntaria del embarazo en 2010, aun queda mucho por hacer. Queda mucho por lo que luchar. Y es que ese soplo de fuerza guipuzcoano de 1976 es ahora la pequeña rebelión interna de la vecina que denuncia a su maltratador en Benalmádena, la activista que vocifera por poder pasear sin miedo por las calles de Francia y aquella joven que se quita el velo en Irán.

Lo mejor: la fuerza reivindicativa de las mujeres de la película.

Lo peor: en ocasiones se arriesga a convertirse en una historia amorosa entre adolescentes.

Nota: 8/10