Ya está en salas españolas Cuerdas, la opera prima de José Luis Montesinos. El thriller cuenta la historia de Elena (Paula del Río), una joven tetrapléjica que, después de la muerte de su hermana, se retira en una masía de campo con su padre, Miguel (Miguel Ángel Jenner) y Athos, un perro adiestrado para ayudarla. Pero cuando Athos contrae una enfermedad, el que debería ser su mejor amigo se convierte en su peor pesadilla.
Aprovechando el estreno, hablamos con el equipo que nos cuenta un poco más sobre la película.
PREGUNTA – José Luis, este es tu primer largometraje. ¿Qué tal el paso del corto al largo?
JOSÉ LUIS MONTESINOS – Pues la verdad es que es intenso. (ríe) No es fácil. Era algo perseguido pero que ya había pasado de obsesión. Llevo tanto tiempo haciendo cortometrajes – porque además, me apasiona el formato – que vino cuando tuvo que venir, sin más. Yo empecé rodando en 8 y 35 milímetros y ya hace 17 años… ¡Qué viejo estoy! (ríe) Pero me lo he pasado bomba en todo este recorrido. Y con el paso al largo, te das cuenta de que es algo complejo, que tiene otras reglas. Sobretodo, a nivel financiero, de cómo se conforma el puzzle tan difícil que es hacer una película. Pero al fin y al cabo, estás explicando una historia, igual como lo haces con un cortometraje. Sigo pensando que cuando tienes una buena historia, si al final eres consecuente con lo que quieres explicar, llegas a buen puerto.
P – En este caso, se trata de una historia de superación. ¿Cuál es el mensaje que quieres transmitir?
JLM – Pues yo lo que quería contar era la historia de Elena, que es una chica que empieza la historia sin ganas de vivir y acaba luchando como puede precisamente por lo contrario, que es sobrevivir. Y lo hace en base a superar el trauma que le causó la muerte de su hermana. Es una película que también habla de los deseos, de cuando deseas algo que piensas que va a ser una alegría que se vea cumplido y termina siendo todo lo contrario. Dicen que hay dos grandes tragedias en la vida: conseguir lo que uno desea y no conseguirlo. En el caso de Elena, lo consigue y eso va a ser un problema grande.
P – Y, ¿qué creeis que aporta ‘Cuerdas’ al panorama de cine de género español actual?
MIGUEL ÁNGEL JENNER – Yo creo que la visión de Monti es una visión muy suya de lo que supone la superación. Más que por el género en si, más que por el terror, es la faceta humana. Todas las cosas que yo he hecho con él siempre han girado alrededor de esto. Técnicamente aportará muchas cosas y los amantes de la tensión tendrán su ración. Pero lo importante de esta película son los sentimientos, es la superación, el viaje que hace Elena desde que empieza la película hasta que termina, cómo cambia su manera de ver la vida. Y cómo consigue superar todos los escollos a los que se va enfrentando, que son muchísimos.
PAULA DEL RÍO – Yo estoy completamente de acuerdo con lo que ha dicho él. Sólo quiero añadir que dentro de todo el caos que se monta, nunca se pierde el realismo de los personajes.
P – Paula y Miguel Ángel, ¿cuánto hay de vosotros en vuestros personajes?
PDR – Mucho y muy poco. A veces se me mezclaba incluso. Yo he dado voz a este personaje con tanto amor y he puesto, evidentemente, cosas mías… Pero realmente no nos parecemos mucho. Es extraño. Es que creo que todavía no lo he asimilado del todo.
JLM – En mi opinión, desde el cásting Paula nos sorprendió a todos, porque vivía este personaje. No sé si lo hacía de un modo consciente o inconsciente, pero estaba ahí dentro y salió como un torbellino. Y eso nos convenció a todos. De hecho, incluso readaptamos el guión para ella, porque el personaje tenía más edad. Nos parecía que había que apostar sí o sí por Paula como protagonista. Muchas veces digo que creo que ni ella misma sabe lo que ha hecho. Es maravilloso.
MAJ – Yo se lo digo contínuamente. Chiquilla, no sabes lo que has hecho. Porque no es consciente de la proeza que ha realizado, es una maravilla. Yo, a nivel actoral, no me puedo sentir más cómodo. Trabajar con Monti es como estar en mi casa con albornoz. Y hay muchas cosas de mi personaje que me tiran. Él es padre y yo también lo soy. Tiene una hija con muchos problemas y uno de repente sin evitarlo se pone a pensar “¿y si yo estuviera en esta situación? ¿Cómo me sentiría?”. Y ahí hay un pozo inmenso de manerial de dónde sacar sentimientos y… Gracias a Dios yo no he tenido que enfrentarme nunca a una situación tan peliaguda como esta, pero no hace falta. Solamente con imaginarlo ya te da material de sobras para hacer una película y veinte también. Siempre vas a buscar a las raíces, al origen, a aquello que nos mueve, para intentar que nuestros personajes se muevan también.
P – Paula, dices que todavía no terminas de asimilarlo. ¿Qué tal verte en la pantalla grande?
PDR – Rarísimo. Ahora ya la he visto unas cuantas veces y la veo más desde fuera. Pero cuando la ví por primera vez dije “¿qué es esto?”. Cuando yo estaba rodando yo sentía una cosa, como actriz y como persona, que luego cuando lo ves, no sentía lo mismo. Es muy extraño.
JLM – Una de las cosas que me dijo Paula cuando la vio por primera vez fue “no sé si lo mal que yo lo he pasado en la película haciendo este personaje se está transmitiendo un poco en la ficción”.
PDR – Exacto, es que flipé.
JLM – Y yo le dije “no te preocupes, que eso está ahí”. Pero claro, es normal. Cuando estás ahí estás en una burbuja. Tienes que pasarte un mes sentada en una silla, con velcros, que no te puedes mover, que sólo puedes mover un brazo y el cuello… El papel es muy complicado. Necesitábamos a alguien que tuviera una energía muy bestia, precisamente para que estuviera en esa silla. Y Paula tiene esa potencia como actriz. Ha sabido mostrar esa energía contenida que necesitábamos.
MAJ – Teniendo en cuenta que lo único que le permite expresarse es el espacio de su cara, que es lo único que se mueve, que tiene vida, esto es como un depósito de vapor a punto de rebentar. Si tú abres la espita, en este caso por el plano de la cara, por ahí sale toda la fuerza. Y la fuerza que ella expresa durante toda la película, solamente con su cara, con sus expresiones, sus ojos, es brutal.
P – Y, siendo un personaje tan alejado de ti, ¿cómo te preparaste el papel?
PDR – Bueno, tuvimos ayuda de profesionales, de la Clínica Guttmann. Yo cogía la silla en una tienda de Sants y me iba por el barrio entrando en hoteles, metiéndome en baños públicos, en la estación de tren, … Y me metía por todos los sitios que podía yo sola, porque quería llegar al rodaje ya sabiendo llevar la silla. Porque si encima no supiera llevarla hubiera tenido el doble de trabajo.
P – Claro, todo esto sólo con una mano, ¿verdad?
PDR – Sí, sí, sólo una.
JLM – Sólo podía mover la mano derecha y el personaje la tiene atrofiada, con lo cual es complicado.
PDR – Que después de la película me iba a rascar y ponía la mano como Elena sin darme cuenta y era rarísimo. (ríe)
JLM – Con esto nos ayudó mucho Ana Suñé, que es psicóloga de Guttmann. Y el Doctor Pelayo también. Nos ayudaron mucho para darle ese realismo al personaje.
PDR – Tuvimos entrevistas con ella y le hicimos mil preguntas.
JLM – Así pudimos ahondar en lo que supone tener mobilidad reducida.
PDR – Es que hay muchas cosas que no se ven. Por ejemplo, la respiración. Las personas que no tienen mobilidad de cuello para abajo, no sienten la parte del pecho y entonces no pueden respirar muy fuerte. Y a mí eso me costó mucho, porque me salía respirar fuerte y debía representar a alguien que no tiene la fuerza para hacerlo.
JLM – Pero todo está ahí. Todo es importante.
P – Además, también tuvisteis animales en el rodaje. Desde el punto de vista actoral, teniendo en cuenta que vuestro trabajo se basa en la escucha, ¿cómo lo llevasteis?
PDR – Bueno, la verdad es que fue fácil dentro de lo que podría haber sido. Es que no me lo puedo imaginar en mejor situación. La perra era una pasada y Mariona y David, los cuidadores que estaban con nosotros en el rodaje, también. Sí que es verdad que había veces que teníamos que grabar rápido porque si no se cansaban. Y eso era lo más difícil.
JLM – Bueno, más bien se aburrían. Porque en esta película era muy importante dotar a los animales de una personalidad. Porque claro, Athos es un protagonista. Y con Paula podemos hacerlo porque es consciente, pero con un animal no. Tienes que hacerlo en base a juegos, a lo que escribes, cómo reacciona, cómo le filmas… Y eso exigía mucha planificación y rodaje rápido. Porque si necesitabas que el perro – que en la vida real es una perra que se llama Espiona – te trajera una pelota, a la quinta vez que le lanzas la pelota se te queda mirando en plan “bueno, me tienes harta, quiero otro juego”. Porque quería pasárselo bien. Se lo pasaron brutal. Mucho mejor que nosotros.
P – ¿Y con el hurón?
JLM – Con el hurón fue más complicado, porque no está tan domesticado. En realidad es más fácil trabajar con un hurón que con un gato, que al principio es lo que era en el guión. Pero decidimos utilizar el hurón, porque si un gato se estresa en el rodaje ya te puedes olvidar. Y estresarse me refiero a que le caigas mal. Pero en cambio, el hurón es más juguetón, lo puedes tener encima, … Que bueno, a veces también iba a su rollo y teníamos que repetir mil veces. Pero tuvimos también un trabajo maravilloso de VFX, de efectos digitales con Onirical, sobretodo con el hurón, que es espectacular para conseguir que el espectador se crea a estos animales del modo en el que queríamos.
MAJ – Paula y yo adoramos a los animales. Con lo cual, tener a Espiona allí todo el día jugando, es una imagen muy diferente a la que luego da en la película. No os lo creeríais.
PDR – Claro, yo la veía y no me daba miedo, me parecía super mona.
MAJ – Es imposible que te de miedo esta perra en realidad.
P – Bueno, ahí está la magia, ¿no?
MAJ – Exacto, ahí está la magia del cine.
JLM – Yo creo que el trabajo que se ha hecho de animales en esta película, por lo que hemos hablado con empresas que se dedican a llevar a animales a rodajes, no se ha hecho hasta ahora, al menos en España. Es algo muy bestia, porque hemos dotado de personalidad a animales que hacen de protagonistas prácticamente en una película. Estoy especialmente orgulloso de ese trabajo que se ha hecho. Mil gracias a Mariona y a David y a Animales a rodar. Cuando hablamos de que hemos hecho una película de riesgo, nos referimos a estas cosas. Queríamos conseguir algo que no se ha hecho mucho y eso complica el proceso de financiación. Pero lo hemos hecho y aquí está.
P – Por curiosidad, ¿por qué Athos para el nombre del perro?
JLM – Por los tres mosqueteros. (ríe) Es tan sencillo como eso. Siempre hacíamos las bromas de los Mosqueperros cuando estábamos escribiendo con Yako Blesa, el co-guionista. Él es muy fan de Dumas y de los tres mosqueteros y al final decidimos ponerle el nombre de uno de ellos.
Cuerdas está en cartelera española a partir del 28 de febrero.