Laura Herrero Garvín estrenaba el pasado 5 de marzo su último documental La Mami. La joven toledana de pequeña siempre tuvo una cámara entre las manos, pero no soñaba con hacer cine, no podía hacerlo, era imposible. Estudió telecomunicaciones y en un intercambio se fue a México, ahí descubrió un mundo totalmente distinto y volvió a mirar por una cámara, como cuando era pequeña, supo lo que sentía y apostó por ello. Ahora se encuentra trabajando como realizadora en Lo de Évole mientras que nuevas ideas le acechan para comenzar a desarrollar otro trabajo personal.
Desde 35 Milímetros nos sentamos a hablar con ella de cine, de su documental y por supuesto, de mujeres.
PREGUNTA: ¿En qué momento te das cuenta de que lo que te gusta es el cine documental y que te puedes dedicar a ello?
RESPUESTA: Hace ya diez años empecé en México a la vez que estudiaba a retratar un movimiento social muy importante que nació por el asesinato del hijo de un poeta, entonces se juntaron un montón de familiares de personas desaparecidas y asesinadas por la guerra contra el narco. Recuerdo agarrar la cámara, salir a la calle y grabar lo que estaba pasando. Ahí nos juntamos un grupo de gente documentalista, yo en aquel momento no me lo consideraba, y empezamos a grabar. En ese momento me acuerdo que cuando pasó un mes y medio, yo no había hecho otra cosa que grabar, grabar y generar materiales para que la gente viera lo que estaba pasando. Pensé que la herramienta del cine documental era algo que llenaba mis deseos profesionales, pero también los ideológicos y políticos, decidí que lucharía todo lo pudiera para poder seguir haciendo cine documental.
P: Estudias en España, pero viajas a México para un intercambio, después de esta experiencia decides regresar. ¿Qué es México para ti? ¿Qué significa a día de hoy?
R: Siempre digo que México es donde me he formado y quizás, también como mujer, he vivido ahí desde los veintidós años hasta los treinta y uno. Es una edad súper decisiva para la profesión y para formarte como persona e ideológicamente, para mí México tiene algo que nunca se irá. También es un país en el que todo está en estado puro. México es el lugar en el que he visto las cosas más feas y putrefactas que he visto en mi vida, pero también las más luminosas y esperanzadoras. Y la verdad que esto en un proceso creativo siempre es muy importante.
P: Al enfocar tu carrera en México, ¿cómo acoge la cultura mexicana a las mujeres?
Lo que pasa es que yo hago cine documental. El cine documental está encabezado por mujeres directoras y yo no he sentido ninguna discriminación a la hora de contar historias. Sí que es verdad que el cine más mainstream y que se lleva los grandes presupuestos de la industria ahí si hay problemas. El cine documental al estar más al margen se dialoga más, hay muchas más mujeres directoras.
P: Te gusta retratar personajes y tu trabajo se centra en la mujer, ¿cómo mira Laura Herrero?
R: Mi forma de mirar tiene que ver con una interpelación de las cosas que me rodean, tiene que ver con lo visceral. A veces trabajo mucho más con el instinto que con la cabeza, hay algo de dejarme ir, me gusta confiar en el proceso.
P: Guionista, directora y también llevas la cámara, ¿qué te supone estar tan cerca de la realidad que quieres contar?
R: Suelo hacer la dirección de foto en mis películas, hay algo que me gusta a la hora de dialogar con el mundo y es tener yo en las manos la máquina que lo retrata.
P: ¿Cómo llega a ti la historia de La Mami y cuándo decides activar todo para contarla?
Pues la historia llega cuando una noche fui a bailar al cabaret del Barba Azul porque un amigo me invitó y en una de las idas al baño escuché a La Mami. Me dio papel, escuché a las chicas que se acercaban a ella para desahogarse: “Mami me he enamorado, Mami estoy muy cansada» Entonces ahí entendí el papel de esta mujer en ese espacio, me acerqué a ella y le dije que estaba viendo las dinámicas del baño y lo importante de ella en ese lugar y le dije que me dedicaba a contar historias a través del cine documental y me dijo bueno nos vemos mañana a las nueves y ahí empezó todo.
P: Tanto La Mami como Priscila por su realidad se ven abocadas a realizar este trabajo que entiendo que con otras circunstancias no se habrían visto envueltas aquí, entonces finalmente «son ellas y sus circunstancias», ¿cuánto tiempo puede aguantar una mujer noche tras noche en un lugar como este?
R: Hay algunas que han aguantado toda su vida como La Mami, empezó hace 45 años y aún sigue ahí, hay algunas que aguantan un poco menos. Pero si lo necesitan pueden llegar a estar toda la vida.
P: Los tabúes son un tema que salen a lo largo de todo el metraje. Desde el ocultamiento del propio trabajo a familiares al sentimiento de culpabilidad por beber. Por la sociedad en la que nos encontramos cada paso que toman estas mujeres ¿suponen una cadena más según la educación y valores adquiridos? ¿Se encuentran en una constante deconstrucción?
R: Yo creo que ellas tienen que lidiar con un estigma y un juicio que les pone la sociedad encima sin conocerlas bien. Y hay algo que tiene que ver con su trabajo y otra cosa con lo que son. Para mí es importante esta película porque se acerca a ellas para intentar no juzgarlas y no presuponer sobre lo que son, para mí la moral y el juicio son herramientas de confusión y de ignorancia. Y creo que para ellas la mayor lucha y la mayor transgresión en su vida en sí. Piensa que ellas son mujeres, vienen de una clase social baja y viven en un país como México, son madres solteras y de repente deciden que su forma de tirar hacia delante es trabajar. Su forma de transgredir el mundo es diciendo esto es lo que soy y desde aquí desde lo que soy hoy, voy a tirar para delante y voy a intentar transgredir todos estos juicios y estigmas que la sociedad me está imponiendo. Me parece súper importante y es una cosa que me motiva mucho; conocer a mujeres como estas que tienen un peso muy fuerte en la espalda y que están luchando constantemente por ser libres y por seguir adelante.
P: Cuando Priscila se enfrenta al Barba Azul por primera vez, pregunta mucho por si puede acabar en una red de prostitución. ¿Es esto más habitual de lo que creemos?
R: No, creo que no. Estas mujeres han llegado ahí por sus propios pies, de hecho, les preocupa bastante que se piensen que están en una red de trata. Y me decían por favor hazles saber al mundo que estamos aquí por que queremos y que de repente no se piense que vamos a…porque nuestro trabajo podría irse a la mierda.
P: Cada una está ahí por unas razones y entre ellas se cuentan sus problemas, se ayudan, se ponen guapas las unas a las otras, pero hay una frase que dice La Mami: “El pez grande siempre se acaba comiendo al pequeño”. ¿Hay una competitividad y una guerra económica entre ellas?
R: Sí, de alguna forma la vida les pone a competir entre ellas. Por supuesto hay alianzas y grupos y algunas que son muy amigas, casi hermanas, pero siempre hay un momento en que entre todas las que están hay piques. Al final están compitiendo, en el momento en el que llega un cliente cada una tiene que ir a intentar ganárselo, aunque también hay dinámicas de respeto. Hay muchas que saben hasta donde pueden llegar y a donde no.
P: Una de ellas dice: “lo que hay que hacer por los hombres”. ¿Qué tienen o que deben hacer los hombres por las mujeres?
R: En este cabaret pagarles y respetarlas lo máximo que puedan. Pero sobre todo pagarles, como dice La Mami: «aquí los hombres sirven para dos cosas; para nada y para dar dinero, para nada más».
Hay una cosa utilitarista. El hombre proveedor que pague mi sueldo.
P: En un punto del film Priscila dice “me gusta romper matrimonios”. ¿Ellas en algún momento se llegan a sentir poderosas o que tienen algún tipo de control?
R: Creo que sí, la noche también confunde. Beben mucho alcohol y la noche confunde, son juguetonas todas y son personajes que a mí lo que más me gusta de ellas es que ninguna es víctima, tienen su agencia y un posicionamiento muy claro y para mí esto es muy potente.
P: Entonces, ¿crees que ese trabajo es esencial? ¿Tú ves que estas mujeres son felices o puede existir alguna solución para ellas?
R: La solución debería ser una ruptura de la estructuración social y que se rompiera la desigualdad de género, social y de raza para que estas mujeres no tuvieran que hacer esto. Mientras tanto lo que tenemos que hacer es no juzgarlas por hacer lo que hacen como sociedad.
P: ¿Qué te han enseñado las mujeres del Barba Azul?
R: Me han enseñado muchísimas cosas. Hay algo en su fuerza, en transgredir el espacio en el que habitan y tienen una posición jodida en la repartición del mundo, pero ellas de alguna forma lo están viviendo, lo están bailando desde un lugar de empoderamiento y no de resignación y victimismo. Hay una cosa de tomar partido. Yo estoy aquí, esta es mi vida y para delante. Son poderosas todas.
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EN PRIVADO
Un Libro: Cartas a un joven poeta
Una película: This is not a burial, it´s a resurrection
Un artista: Lola Flores
Un postre: Tarta de queso
Una frase: «Tú eres más fuerte que el odio»