Título original: Persischstunden (Persian Lessons)
Año: 2020
Duración: 127 min.
País: Rusia
Dirección: Vadim Perelman
Guion: Ilya Tsofin (Novela: Wolfgang Kohlhaase)
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Fotografía: Vladislav Opelyants
Reparto: Nahuel Pérez Biscayart, Lars Eidinger, Leonie Benesch, Jonas Nay, David Schütter, Luisa-Céline Gaffron, Alexander Beyer, Giuseppe Schillaci, Peter Beck, Andreas Hofer, Nico Ehrenteit, Marcus Calvin, Mehdi Rahim-Silvioli, Ingo Hülsmann, Felix von Bredow, Antonin Chalon, Serge Barbagallo, Pascal Elso, Elena Stetsenko, Gennadiy Fomin, Alexander Starchenko, Alexandr Zhdanovich, Anton Zhukov, Svetlana Anikey, Anastasia Gudei, Veronika Buslaeva, Elena Girenok
Productora: Co-production Rusia-Alemania-Bielorrusia; Hype Film, ONE TWO Films, LM Media, Belarusfilm
Género: Drama
Ficha completa en Filmaffinity
—
El tema de la Segunda Guerra Mundial en el cine es uno de los más recurrentes. Y es cierto que últimamente -y no tan últimamente- se han hecho grandes películas como las icónicas La lista de Schindler (Spielberg, 1993) y La vida es bella (Benigni, 1997), así como El pianista (Polanski, 2002) El hundimiento (Hirschbiegel, 2004), Cartas desde Iwo Jima (Eastwood, 2007) o Dunkerque (Nolan, 2017), entre otras. Y aquí entra en juego El profesor de persa.
¿Por qué? Porque la mayoría de las películas ambientadas en el conflicto bélico que dejó más de 50 millones de personas muertas se centran exclusivamente en el propio conflicto. Es decir, en el intercambio infinito de disparos entre los distintos bandos y en cadáveres apilados unos detrás de otro. Sin embargo, en Persian lessons se intenta dar una vuelta de tuerca a todo esto y buscar algo más de originalidad.
La cinta del realizador ucraniano Vadim Perelman (La vida ante sus ojos) -y que pudimos ver en primicia en la 65ª edición de la Seminci– se basa en hechos reales y cuenta cómo Gilles (Nahuel Pérez Biscayart), de nacionalidad judío belga, es enviado junto a un grupo de judíos a ser fusilado. Sin embargo, y en el último momento gracias a su ingenio, consigue sortear la muerte por un tiempo más al hacerse pasar por persa.
Una vez trasladado al campo de concentración, Gilles se convertirá en el profesor de persa del capitán nazi Koch (Lars Eidinger), un idioma farsi totalmente inventado con el único objetivo de sobrevivir.
En El profesor de persa no veremos tiros a mansalva, ni sangre -o muy poca-, ya que la historia se reduce a la relación entre estos dos personajes la cuál irá evolucionando de una forma interesante. Una relación basada en el miedo, temor y superioridad que el capitán nazi influye sobre Gilles -rebautizado a Reza- y que sufrieron en el holocausto todos los judíos asesinados.
A lo largo de las más de dos horas que dura el filme vas a sentir adrenalina expulsada por los cuatro costados, porque Gilles te va a transmitir todo el miedo que tiene a ser descubierto si comete cualquier pequeño fallo. Y es que Koch quiere intentar aprender, al menos, 2000 palabras en farsi porque una vez que termine la guerra quiere irse a Teherán para ver a su hermano y montar un restaurante. 2000 palabras que Gilles tendrá que memorizar en su idioma inventado.
La cierta originalidad de la cinta -recordemos que está inspirada en hechos reales- se puede asemejar a una de las películas más recientes sobre la Segunda Guerra Mundial, y no es otra que Jojo Rabbit (Waititi, 2019). Por supuesto que la historia es distinta, pero en lo que coinciden es en esa tan ansiada vuelta de tuerca para este tipo de largometrajes.
Otro dato para tener en cuenta es la trama de los personajes secundarios. Evidentemente, como la propia palabra significa, no son relevantes para el desarrollo de la historia principal, sin embargo, no están metidas de relleno, sino que tiene un sentido que hace que el resultado del filme sea más redondo.
Además de todo esto, otro acierto de la película reside en la ambientación. Tiene esa originalidad, pero a la vez no pierde el tono lúgubre y triste acorde a la época y el conflicto que se estaba viviendo. Y en esto tiene gran parte de culpa la perfecta ambientación del campo de concentración Natzweiler-Struthof, situado en el noreste de Francia, donde transcurre la historia.
En definitiva, El profesor de persa hace un esfuerzo por innovar en este género de películas, además de transmitir tensión a raudales gracias a un ritmo frenético. Todo ello sumado a una excelente ambientación y compenetración entre los protagonistas. El aprendizaje que intenta transmitir esta película podría ser la de que en la guerra al final todos pierden y no hay ningún vencedor. 50 millones de muertos. Nada más que decir.
—
Lo mejor: la capacidad para crear en el espectador una tensión prolongada a lo largo de la cinta.
Lo peor: algunas tramas quedan inconclusas.
Nota: 9/10