de naturaleza violenta

‘De naturaleza violenta’ o cómo orientarse en el nuevo slasher

Título original: In A Violent Nature

Año: 2024

Duración: 94 min.

País: Canadá

Director: Chris Nash

Guion: Chris Nash

Fotografía: Pierce Derks

Compañías: Shudder, Low Sky Productions, Zygote Pictures.

Género: Terror. Slasher

Ficha en Filmaffinitty

En su libro Fenomenología Queer —obra radicalmente antitética a la película que hoy nos reune aquí—, Sara Ahmed reflexiona sobre la orientación y su importancia a la hora de replantearnos nuestro entorno. La pensadora defiende que reorientarse en el espacio puede ser «una fuente de vitalidad y de vértigo» y que incluso puede ayudarnos a «encontrar placer y excitación en el horror». Aunque estemos en el sitio de siempre, reorientarnos puede ayudarnos a detectar lo diferente que se esconde en lo de siempre y, así, replantearnos la verdadera esencia de lo de siempre. Chris Nash parece transferir esta filosofía a la puesta en escena de De naturaleza violenta, un slasher purista que consigue postular a lo experimental únicamente desde la reorientación.

Aunque temáticamente nos encontremos con lo de siempre —etílico grupo de adolescentes insoportables, cabaña en el bosque peligrosamente incomunicada y sangrientas leyendas sobre el pasado de la zona—, el mero hecho de proponer un cambio de punto de vista convierte a esta reimaginación ASMR de La matanza de Texas en una experiencia atípica. Esta rara abis no explora los límites del género desde la hiberbolización y explicitación de sus normas —Scream o La cabaña en el bosque, sino desde una propuesta extrañamente áspera y desencantada. Poner la cámara el servicio del asesino y no de las víctimas introduce al slasher en el sensorial terreno del slow cinema.

Huele mucho a Gus Van Sant (Gerry, Elephant) en esta masacre juvenil en plano secuencia, pero también a videojuegos virales como Dead by DaylightLa imagen-tiempo de Deleuze y la gamificación festiva del dolor conviven o más bien se intercalan en una película que funciona a la perfección en los momentos climáticos de estas dos vertientes, pero que no acaba de fluir cuando estas deben darse la mano. Tanto los silenciosamente alargados tiempos muertos a lo Béla Tarr como los ridículamente enrevesados asesinatos a lo Terrifier consiguen presentar a Chris Nash como un cineasta emergente al que tener en cuenta. Pero es en los momentos más narrativos ¡ojalá se despreocupara todo el tiempo de las tramas!, aquellos donde el dispositivo pierde radicalidad, cuando De naturaleza violenta parece tener miedo a confiar en su propuesta o, al menos, a comer en la misma mesa que Jerk de Gisèle Vienne.

El mayor logro de este videojuego no-interactivo es conseguir filmar la cara oculta de la Luna, reivindicar el relato que siempre quedaba ‘dado por hecho’ —volvemos a la fenomenología— mientras convierte el icónico prólogo de Halloween en un largometraje rebosante de personalidad. Nash defiende con su humilde experiemento que quizás no es necesario buscar un nuevo slasher, sino encontrar lo nuevo en el slasher de siempre. Por supuesto, toda búsqueda de nuevas imágenes termina poniendo en pantalla algunas más fallidas que otras (el uso del flashback videolúdico a lo Amnesia: The Dark Descent está lejísimos de funcionar). Pero hay algo refrescante en esta lluvia de ideas, algo que invita a rebuscar en el cajón de los géneros, algo que invita a perdonar debilidades si eso significa reorientar nuestras cámaras.

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Lo mejor: ser capaz de encuadrar lo novedoso en el bosque de lo purista
Lo peor: la búsqueda de un nuevo dispositivo ofrece algunos recursos algo imperfectos
7