Hace cinco años se estrenó Batman vs Superman: El amanecer de la justicia (Snyder, 2016), ante una sociedad en decadencia por un sistema político corrupto y una crisis económica mundial.
El personaje que nos presenta aquí el director Zack Snyderes un Batman (Ben Affleck) desbordado por la angustia. La frustración por la lucha constante e inútil en Gotham donde reina el caos aún después de tantos años de servicio por la justicia, cuyo hecho hará que el ‘Caballero Oscuro’ sea cuestionado ante la ley al igual que Superman, ambos, seres que actúan como criminales. Batman por actuar bajo su propio código moral y ético y Superman por tener el poder de matar a la raza humana si quisiera (según Bruce Wayne).
Vemos como Snyder resucita al Batman creado por Frank Miller en los años ochenta, dándonos cuenta que seguimos haciendo frente a problemas sociales que ya en tiempos de Miller existían, como la presión política en los medios de comunicación, éstos como medios para distorsionar la realidad.
Un Batman desesperado, fuera de sí, que actúa bajo la frustración sin contemplaciones. Un rencor le corroe por dentro con sed de venganza en un paisaje desolador donde dos fuerzas de la naturaleza se enfrentan, el Hombre Murciélago frente al Superhombre.
Después de un Batman funcional, llegaba la representación de una sociedad desesperada por numerosos ataques terroristas, suicidios por depresión y ansiedad, manifestaciones por la grave crisis económica mundial que azota al mundo entero, tecnológicamente avanzado y humanamente retrasado. Todo eso lo encarnaba el Batman de Zack Snyder, en la vejez, con experiencia pero más lento en sus movimientos, aunque más inteligentes. Una estética más “cómic” que la de Nolan, dando lugar a la fantasía y ciencia ficción propia de un tebeo de superhéroes que de un thriller psicológico “nolaniano”.
En el film de Snyder nos ponemos en la piel de unos personajes llenos de dudas, dudando entre el bien y el mal, no teniendo la certeza de si sus hechos son correctos. La figura del héroe y el villano se difuminan como en antaño, pero esta vez entre dos héroes protagonistas, haciendo dudar al espectador de quién tiene la razón.
A nivel estético, Snyder recoge el dibujo de Miller, un Batman donde abunda el gris en un disfraz austero y robusto, donde la fuerza interior del personaje, la rabia y la ira se trasmiten con su cuerpo grande y fuerte.
En el filme, Batman funciona como una representación de todos nosotros. Un ser desesperado, frustrado por no entender la ética del mundo en el que vive, intentando seguir luchando sin apenas fuerzas contra una sociedad corrupta y sin valores.