Título original: Dare Me
Año: 2019
País: Estados Unidos
Dirección: Jamie Travis, Megan Griffiths, Olivia Newman, Lauren Wolkstein, Steph Green
Guion: novela de Megan Abbott
Música: Jonathan Sanford
Fotografía: Zoe White
Fotografía: Reparto: Erika Prevost, Taveeta Szymanowicz, Alison Thornton, Brittany Spiteri, Addyson Douglas, Robert Bazzocchi, Fuad Musayev, Rohain Arora, Victoria Goodman, Amanda Brugel, Mitchell Burt, Dylan Colton, Joyful Drake, Paul Fitzgerald, Willa Fitzgerald, Herizen F. Guardiola, Marlo Kelly
Género: Thriller
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Dare me ha sido uno de esos descubrimiento inesperados que no sabes muy bien por qué decides ver, aunque siendo honesta, siempre me gustaron las luces de neón, un aspecto neonoir que promete alcohol, emociones y tragedias internas en personajes con un desarrollo muy profundo. Eso prometía la serie con solo su cartel, después, leí su sinopsis y pensé que era un cliché americano más porque Dare me sigue la tensa relación entre dos «mejores amigas» después de que una nueva entrenadora llegue a la pequeña ciudad en la que viven para que su equipo de animadoras destaque y llegue a las competiciones nacionales. Mientras que la amistad de las chicas se pone a prueba, sus jóvenes vidas cambian para siempre cuando un crimen impactante sacude su tranquilo mundo suburbano.
No mentí. Suena a película de mediodía en la que todo es predecible, sin embargo, intentando mantener la filosofía de no juzgar a una serie por su sinopsis o póster comencé a ver esta serie emitida a primeros de año por USA Network y que, actualmente, ha comprado el gigante Netflix. La primera impresión para los amantes de thriller adolescente es que una de las grandes estrellas de la serie, Beth (Marlo Kelly) es una mezcla entre la bitchy Allison DiLaurentis (Sasha Pieterse) de Pequeñas Mentirosas, valiente, arrogante, astuta e igual de manipuladora, y Camille Preaker (Amy Adams) de Heridas Abiertas, aunque menos introvertida, una joven con una historia familiar desestructurada que se bebe sus emociones, literalmente, y que, además, recurre a acciones fuertes para demostrarse que siente algo, a diferencia de Preaker, Beth no se autolesiona pero en su intento de llamar la atención puede hacer cosas tan macabras como apuntar a un puñado de adolescente con una pistola.
Beth es la líder, o eso parece hasta que se va desarrollando la trama y vemos la importancia que tienen las acciones y decisiones de la que, en primer lugar, se presenta como su mejor amiga Addy (Herizen Guardiola), y digo en primer lugar, porque Dare Me, como su propia traducción indica nos reta, y juega, como otras tantas series con la delgada línea entre la amistad y el deseo entre dos mujeres, regalando incluso un acercamiento que descuadra al espectador, esto es, entre Addy y Beth, eso sí, el guion se desarrolla sutilmente, con cuidado, algunas miradas, algún comentario y de pronto dudamos de toda la historia, ¿son realmente dos amigas sedientas de poder, una trama en la que se mezclan hormonas y una compleja historia que no se nos está contando o, por el contrario resulta que Beth y Addy fueron pareja en algún momento de la ficción y se trata de un thriller de despecho en el que la joven animadora se enamora de su entrenadora y esta la corresponde hasta que se topa con la realidad, o quizá tenía desde un principio unas intenciones poco limpias?
Como se puede apreciar hay un relación muy complicada, llena de tensiones y tira y afloja, de chantajes emocionales y de un ardid interesante camuflado de diplomacia y buenas intenciones. Esta bomba de relojería estalla cuando llega la femme fatale, Colette French (Wila Fitzgerald), la entrenadora. Una deportista de élite que revoluciona al equipo de animadoras, llena de adolescentes caprichosas y competitivas.
Enseguida, Addy se fija en French, ¿amor a primera vista o admiración? Yo ya he visto la primera temporada y sigo sin decidirme. Como cabe esperar, teniendo en cuenta el contexto anterior, Beth hará todo lo posible por sacar los trapos sucios de la entrenadora que ha encandilado la atención de Addy. El caso, porque es que sino no hubiera historia, es que los tiene y no son bonitos. Son oscuros, retorcidos y nos muestra la doble psicología y la profundidad del personaje. Este triangulo, no sé si amoroso, pero si codependiente, obsesivo y ponzoñoso, va dando más de sí en cada capítulo.
Podría decirse que Dare Me es un puzzle del que solo tenemos la mitad de las piezas, y que al mismo tiempo es el Cluedo, ese juego de detectives en el que quieres saber quién es el asesino, la serie atrapa y hasta que no llega el mismísimo final no te preocupa saber quién es el malo malísimo, cuál es la pieza que te volará la cabeza, como ocurrió en Pequeñas Mentirosas esperando, durante años, conocer la identidad de -A o como pasó en Heridas Abiertas tras descubrir quién era el responsable de los despiadados crímenes de Wind Gap, aquí cada personaje cuenta con una riqueza argumental detrás brutal, por ejemplo, configurar el por qué de la actitud de Beth, hija de padres divorciados, con una madre alcohólica que espera que su exmarido, que vive en la casa de enfrente con su actual esposa y anterior amante, vuelva a casa, hermanastra de una mocosa insoportable que sigue sus pasos recordándole todo lo que su padre no ha hecho por ella pero sí por su nueva familia; o Addy, y su atracción obsesiva por Colette French, y su distante relación con su madre, policía de la localidad.
Un aspecto detallable de este thriller es que parte del equipo de animadoras de la ciudad, mostrando este deporte como realmente es, uno muy duro, donde el esfuerzo y la preparación física es fundamental, exigiendo un rigor y un compromiso disciplinario y, en ocasiones, severo. Probablemente, es ahí donde la producción deja de ser todo lo esperable que prometía con su póster y con su sinopsis, la fotografía de Zoe White es digna de admirar en las escenas de partidos y entrenamiento, donde los primeros planos y los planos detalle, y contrapicados nos muestra la belleza de esta práctica, sexualizada y reducida al personaje de la rubia insolente y poco inteligente que da rienda suelta a otra narrativa cliché donde las «pringadas» acaban siendo las «populares» en decenas de producciones americanas. Esta nueva manera de narrar es cuanto menos refrescante.
En Dare me no hay discriminación, es una narración de mirada amplia y dura, protagonizada por mujeres, dirigida por mujeres expertas en escribir y dirigir este tipo de suspense, y escrita por una gran escritora, Megan Abbot.
Indudablemente, esta serie nos reta, nos reta a entender y lo más espeluznante, a disfrutar de lo que comenzó siendo un cliché, y nos enseña que en los barrios de costumbre, donde todo va como se espera, las sombras cazan a cualquiera que sepa mirar.
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Lo mejor: la oscuridad de los personajes.
Lo peor: el desenlace es predecible.
Nota: 8/10