Crítica – «Abracadabra»

Título original: Abracadabra

Año: 2017

Duración: 96 min

País: España

DirectorPablo Berger

GuionPablo Berger

MúsicaPablo Berger, Alfonso de Vilallonga

FotografíaKiko de la Rica

RepartoMaribel Verdú, Antonio de la Torre, José Mota, Josep Maria Pou, Quim Gutiérrez, Priscilla Delgado, Saturnino García, Ramón Barea, Javivi, Julián Villagrán, Rocío Calvo, Javier Antón, Janfri Topera, Fabia Castro

ProductoraArcadia Motion Pictures,  Atresmedia Cine,  Movistar+

Género: Comedia negra

Ficha Sensacine: http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-241946/

 

El cine es espectáculo. Es acción, desenfreno, explosiones… No. El cine posee su propio lenguaje y dentro de él, muchas formas de entenderlo. El cine puede ser Transformers pero probablemente esté más cercano a lo que es Abracadabra. Una película capaz de reconocerse en su medio y no por ello dejar de lado todos aquellos temas que quiere tratar. Casi como si se tratase de un truco de magia inesperado.

Pablo Berger dirige esta película tras conseguir reconocimiento y prestigio con Blancanieves. Ganadora de diez premios Goya, esta película utilizaba muchos elementos poco convencionales, como la narración muda conducida por la música o la estética en blanco y negro, para dotar a un relato clásico de diferentes matices. Con Abracadabra, Berger vuelve a situarse en la realidad más cotidiana para criticar muchos de sus aspectos a partir de sus rasgos más inusuales.

Lo primero que destaca de Abracadabra es la dificultad que posee para situarla en un género específico. Aunque en sus primeros compases se presenta como una comedia más agria, pronto la trama va mostrando diferentes situaciones que dan al traste con su primera definición. Gran culpa la tiene los temas que quiere tratar. Abracadabra habla de la sociedad, en particular de la mujer y del hombre. Como ya se veía en Blancanieves, la mujer posee una fuerza muy patente en el relato, aunque aquí se presenta un contrapeso. La película encuentra la potencia de la mujer (reflejado en el personaje de Carmen, interpretado por una maravillosa Maribel Verdú) a partir de ridiculizar el comportamiento del hombre de la casa. Son varios los palos que se lleva: su fanatismo acérrimo por el fútbol, su incapacidad para enseñar nada aun cuando quiere dar a entender que lo sabe todo, la posición “dominante”…

Antonio de la Torre y Maribel Verdú encabezan una película que no se anda con chiquitas

El relato no se queda en la base y sin necesidad de repetirse, se presenta de forma muy natural con elementos perceptibles pero muy sutiles. Para llevar a cabo esta crítica velada, Abracadabra se sirve de una historia con elementos sobrenaturales. Esto podría entrar en conflicto con la realidad cotidiana en la cual se sitúa, pero Berger aporta un toque de verosimilitud a partir de la comedia. Aun así, dentro de las risas que puedan producir los distintos momentos que viven los personajes, la película muestra realidades muy serias como las enfermedades mentales. Sin entrar en spoilers, Abracadabra no rehuye su condición de tragicomedia pero tampoco requiere de ser totalmente obvia ni pedante. Simplemente cuenta una historia de personajes que son muy reconocibles por el público y que permiten dar rienda suelta a multitud de reflexiones.

Berger vuelve a demostrar su amor al cine más puro al utilizarlo como herramienta para su narración. En Blancanieves se presentaba más como un recurso estilístico que daba un nuevo enfoque a una historia reconocida. Aquí su presencia es mucho más orgánica y con otra perspectiva. La narración presenta diferentes escenas con multitud de referencias a la comedia más alocada o al terror oscuro. Sin embargo, estas acaban por ser trastocadas. La comedia se acaba amargando por diferentes tintes sociales y el terror es simplemente ridículo. No es tanto una crítica como una exploración de las diferentes posibilidades de trasmisión que puede tener un género determinado. No obstante, aunque estos elementos poseen un valor temático muy reseñable, su justificación presenta muchas lagunas.

En primer lugar, no todas estas escenas acaban funcionando. Hay algunas que al menos aportan datos a la historia, pero otras acaban siendo intrascendentes y producen un efecto contrario al que pretenden. Su desconexión con la trama se evidencia a partir de un interés más por el recurso que por la historia en sí. Ocurre lo mismo con el simbolismo de la película, el cuál acaba por ser muy importante pero en líneas generales difícil de comprender. Son diferencias que pueden dar al traste con toda la narrativa.

La comida, por ejemplo, es un elemento de la puesta en escena que acaba por convertirse en un recurso narrativo sensacional. No posee una relevancia enorme, pero si contribuye a aportar matices tanto a los personajes como la historia. Por otra parte, las manifestaciones de la problemática sobre las enfermedades mentales es algo donde la película peca de abstracta. Los elementos están ahí, pero no su justificación, la cual acaba por encontrarse fuera de la película. El problema se presenta cuando unos elementos son utilizados de forma muy inteligente mientras que otros acaban por acaparar toda la atención sin complementarse con el resto de la película. Esto se complica aún más cuando estos elementos son muy importantes para entender por completo la película.

José Mota en un papel cómico pero muy contenido. Sorprendente y gratificante.

Aun con estas carencias, el conjunto completo no se ve afectado en demasía. El mensaje que traslada acaba calando y promueve una reflexión. Abracadabra es una demostración más de la enorme calidad que, en general, posee el cine español. Su historia es interesante, con distintos matices a la hora de desarrollarse que denotan un interés por trascender, algo que en ocasiones acaba por pasarle factura.

 

Lo mejor: Su capacidad para tratar temas muy actuales y críticos sin necesidad de grandes alardes. La naturalidad con la que trata una historia con elementos dispares y con unos personajes tan reconocibles. Su uso tan único de los mecanismos del cine para crear un conjunto muy solvente y disfrutable.

Lo peor: el simbolismo, tan extraño como carente de justificación al menos en la trama más directa. Algunos momentos funcionan en si mismos pero no aportan prácticamente nada ni a la trama ni a los personajes ya que son utilizados como recursos momentáneos.

Nota: 8/10