Título original: Avatar: Fire and Ash
Año: 2025
Duración: 197 min.
País: Estados Unidos
Dirección: James Cameron
Guion: James Cameron, Rick Jaffa, Amanda Silver.
Reparto: Sam Wothington, Zoe Saldaña, Stephen Lang, Oona Chaplin
Música: Simon Franglen
Fotografía: Russell Carpenter
Distribuidora: Walt Disney Pictures
Género: Ciencia ficción.
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La tercera entrega de Avatar parte desde la interesante premisa de una nueva tribu, que siguiendo los elementos, toca el clan del fuego. Sin hacer mucho hincapié en su historia se presentan en pantalla y nos dan al personaje más interesante del largometraje, la misma que aparece en la foto de esta crítica interpretada por Oona Chaplin. Muchos pensarían que la película apostaría por nuevas tramas y enredos con esta tribu, pero me da pena escribir que todo se queda de manera muy superficial a pesar de que el film dure tres horas y 20 minutos.
Para los que buscan un espectáculo visual sin precedentes están de enhorabuena, la tercera entrega cuenta con las mejores escenas de acción de la saga (es cierto que la primera creo que es la entrega más redonda por el recuerdo que tenemos de ella, pero en este caso diría que esta lo supera en el apartado técnico). Aunque, a decir verdad, también se siente que las escenas de acción se repiten en estructura y performance, los 48 fotogramas por segundo la hacen parecerse más a la cinemática de un videojuego que al de una película convencional (De hecho me ha dado la sensación de que en ocasiones bajaba a 24pfs, haciéndola más videojuego aún).
Creo sinceramente desde la perspectiva del espectador medio que todo el mundo estará de acuerdo conmigo y más aún si leen esta crítica tras ver la película que la duración es uno de los contras más fuertes de la película. Muchas escenas se hacen repetitivas, la batalla final parece una pero luego la continua otra, no me hacen ver bien hacia donde se dirige la película en ningún momento. No estoy en contra de las películas largas, si están justificadas claro. Sabemos que las comparaciones son odiosas, pero este mismo año he visto Una batalla tras otra (Anderson, 2025) que es cierto que es 30 minutos más corta pero supera la barrera de las dos horas 45 y en ningún momento sentí que la película se me hiciera larga.

Cuando pasen los días y las semanas quedaran de Avatar: Fire and ash en tu memoria imágenes como esta, que parecen sacadas de una realidad alternativa, desde el punto de vista de los efectos especiales siento que se ha tocado el techo técnico, es ciertamente imposible ahora mismo en mi cabeza concebir una película que use VFX mejores que en esta. Entras por completo en el mundo de Pandora y no intuyes ninguna pantalla verde. Si hay algo que no se le puede criticar a James Cameron es la capacidad para haber creado un planeta con una fauna, atmosfera y océanos únicos. Si alguien me pregunta, creo firmemente que Pandora existe.
No me gusta nunca ser crítico con las películas y siento que soy una persona que disfruta mucho de mi pasión que es el cine, por eso mismo me duele más cuando salgo de una película como esta con sentimientos encontrados, lo mismo me pasó con Superman este mismo julio, y es que precisamente somos humanos, como bien describen en una de las conversaciones más interesantes de la película, y eso nos hace especiales.
Avatar: Fire and ashes es la segunda parte de la segunda parte, tiene sentido pues se rodaron seguidas y eso quizás no dejó macerar lo que podría haberse resuelto si se hubiesen rodado por separado y haber escuchado lo que el público tenía que decir, pero es que Cameron tampoco creo que sea la clase de persona que cambie de opinión según lo que diga el público. Podrían haber incluso usado la formulación de El sentido del agua Parte I y Parte II porque entiendes mucho mejor el concepto de la película desde esa perspectiva.
Una de las cosas que siento que más desaprovechan de la película es que dan la premisa a conversaciones muy interesantes, pero no terminan de resolverlas. Nos presentan la diferencia entre los Na’vi con alma humana y los que no pero no ahondan mucho en ese concepto, y sin entrar en spoilers a mitad de la película sucede un momento muy mágico que tras este ni a la propia persona que le ocurre parece interesarse demasiado como ha podido ocurrirle.
Siento que James Cameron no ha arriesgado lo suficiente como si lo hizo en la primera tomándose su tiempo para explicar todo y que nos hizo quedarnos a todos anonadados cuando nos explican que Eywa estaba en todos los seres vivos del planeta.
Desconozco los planes tras esta tercera entrega, en principio están escritas la cuarta y la quinta y aún no se sabe si las va a volver a dirigir él. Si esta es la última vez que vemos Pandora habrá sido una bonita despedida, pero me deja un mal sabor de boca que si quiero revisionarlas solo querré volver a ver la primera.
En caso de que haya un continuará en un par de años, espero que apuesten por un cambio de registro en la saga, nos muestren otras partes del planeta, cuevas inexploradas, civilizaciones antiguas que desconozcan los propios Na’vis, el origen de Eywa o incluso que nos muestren a los Na’vis viajando a la Tierra. Algo diferente para hacerme recordar una película.

