Ha sido y es una de las sensaciones del orgullo LGTBIQ+ de este año. Una perra andaluza, la nueva serie sevillana estrenada por la plataforma catalana Filmin, llega en una primera temporada brutal, rupturista, apasionante y muy, muy subversiva. Este término, el de lo subversivo, se ha utilizado tanto hasta desvirtuarse; sin embargo, en el caso de esta UPA serie, no hay otra forma de definirla.
Pablo Tocino estudió Medicina. Desde pequeño contaba sus propias historias: primero en el formato de relatos cortos, y cuando la adolescencia pasó por su vida como un camión, empezó a imaginar que los personajes tomaban voz, conciencia, cuerpo en el espacio. Como muchos otros autores, su pasión se vio relegada en un segundo nivel cuando tuvo que escoger «una carrera mejor». Sin embargo, en 2018, después de estar dándole vueltas a algunas ideas para cortos, decidió emprender un viaje que sería largo, pero que culminaría con una de las series del año en Filmin.
De guionista a guionista, me siento a hablar con el director. Hablamos de sus inicios, del cambio de rumbo que dio su vida después de abandonar la Medicina para centrarse en escribir y dirigir, y sobre todo de mamarrachas, o mejor dicho, de dramarrachas, que es como él ha definido a los personajes de Una perra andaluza.
Pregunta: La primera pregunta qué quiero hacerte: ¿cómo te encuentras?
Respuesta: No sé, que son muchas sensaciones distintas (Risas), porque al final ha sido muchísimo tiempo, muchísimos años, tanto de pensamientos, de pensar que no iba a salir para adelante, pero sobre todo de rodaje. Luego el tiempo de todas las personas que han trabajado en esto, y la inseguridad de, primero que no iba a montarse, y cuando estuvo montado, el pensar que no se iba a distribuir. Y ahora aún siento que no se ha terminado, porque se habrá acabado cuando salga todo lo grabado. Falta una parte, que ojalá se pueda ver pronto, pero por lo menos hay como ese principio. En ese sentido es una situación tremenda porque al final lo hemos conseguido.
P: Ahora luego me voy a los orígenes. Quería hacerte una pregunta de guionista a guionista. La primera temporada termina en el capítulo 7. ¿Vosotros pensasteis terminar ahí en un principio desde el guion o aprovecháis ese cliffhanger para cortar?
R: Yo originalmente pensaba en una temporada pero de más capítulos. Entonces, no estaba pensado como final de temporada, pero sí como un corte. Y me di cuenta de que era un buen final de temporada, y que era una forma de que fuese más fácil, dentro de lo difícil que era, distribuir la serie. Pero es cierto que originalmente no lo pensé como final de temporada porque la serie en un principio eran cortos, aunque ahora recuerdo que la primera idea era una trilogía de películas. No tenía ni idea (Risas).
P: La serie tiene mucha vivencia personal, ¿no?
R: En la serie, hay elementos que me han pasado a mí, a amigos, o que son completamente inventados. Aunque algunos detalles personales están presentes, en el tema de la medicina no hay experiencias directas. Por ejemplo, en el primer capítulo, cuando Samu y Diana hablan en la consulta y se refieren a los pacientes por sus enfermedades, como ‘hepatitis no sé cuánto’, eso es algo que siempre me ha sorprendido. Además, al ser muggle, que así era como nos llamábamos a los estudiantes que no teníamos ni idea al principio porque hay muchos médicos que son hijos de médicos, pues eso choca al principio. Luego la serie tomó su propio camino y la medicina quedó a un segundo plano.
P: ¿Cómo fue el proceso de encontrar a todo el equipo técnico? Porque la serie empezó a rodarse en 2018 y terminó en 2022.
R: Bueno, yo al principio sabía que quería grabar algo, pero no conocía a casi nadie que se dedicara a esto; en ese sentido, estaba muy perdido. El casting, por ejemplo, lo hice con el casting con uno de mis mejores amigos, que aunque no se dedica a esto, su criterio me importa mucho. También me apoyó una chica que conocía que había hecho un Máster en ficción y dirigió la parte técnica del casting. Además, un amigo de un conocido, que era cámara, grabó esa parte del casting. Fue un equipo improvisado, pero resultó muy bueno. Y luego para los rodajes y el montaje ha sido un Frankenstein como hemos hablado antes. La gente venía cuando podía, y a veces era difícil cuadrarse. Para que te hagas una idea, en un mismo capítulo hemos tenido a cuatro sonidistas diferentes. Con el montaje nos pasó algo parecido, hasta que yo decidí montar cuatro capítulos mientras buscábamos a un nuevo montador. Pero bueno, dentro de todo el caos que ha sido ha quedado una serie muy personal y muy viva.
P: Hay guionistas que se dejan tirar más por los personajes que por la trama. En el caso de UPA series, creo que te ha pasado.
R: Totalmente. Yo me considero más guionista que director, y soy un gran apasionado de los personajes y de las historias de personajes. Si fuese director sería el típico director que está cambiando cosas todo el rato. Me gusta mucho hacer mía la historia que hay detrás.
P: ¿Os planteáis hacer una nueva temporada después de todas las grabadas? Sería un salto al vacío, ya que ha pasado mucho tiempo.
R: Hacemos muchas coñas con eso. J, el actor de Marcos, hace muchas coñas. Decía él: solo tenemos que esperar cinco años más. Solo me interesaría si una plataforma o productora se interesa y quiere hacer una, esperemos, cuarta temporada, pero no volvería a grabar de la misma forma. ¡Ya he estado en Vietnam y no quiero volver! Podría plantearme algo nuevo, sí. Es verdad que el último capítulo tiene un final cerrado, pero se puede continuar, por supuesto.
P: Última pregunta: ¿qué pensaría el Pablo que creció en Huelva si viera lo que te está pasando ahora?
R: Fliparía. Sobre todo eso, fliparía con todo esto porque ni en sus mejores sueños creería que una cosa así sería posible. Pero bueno, nosotros estamos disfrutando del presente, y aún sigo teniendo a ese niño dentro de mí, disfrutando también.