Superman: Un súper humano en un mundo sin humanidad

Antes de comenzar mi opinión sobre la última película de Superman (Gunn, 2025), quiero dejar claro que esto no pretende ser una crítica cinematográfica. El artículo de opinión que pretendo redactar trata más de un análisis de los mensajes que deja esta versión de James Gunn sobre Superman.

Después de un torbellino de información a un ritmo acelerado en poco más de dos horas, este humilde espectador puso la mirada más allá de aspectos de lenguaje audiovisual y fue al meollo, a lo que se esconde detrás de la verdadera intención de esta producción, tan necesaria en el mundo actual como inmerecida para las personas que lo ocupan.

La película no la merecemos, pero es tan necesaria como los mensajes que deja. Si uno trasciende a no limitarse a la capa superficial de la cinta (puñetazos, un tío volando y cayendo, un perrito muy mono y un tío con peluca que tiene un anillo verde y que suelta chistes) veremos en las entrañas de esta historia, mensajes necesarios para el ciudadano de este mundo actual.

Estos mensajes los he decidido dividir en tres apartados:

  1. La manipulación de la información vence al villano

En un mundo donde nada permanece, las redes sociales son la herramienta perfecta para estimular estímulos nada sólidos. El mundo se ha acostumbrado a que ya no importa la verdad, sino el impacto de la noticia. El «chisme» que perjudique a alguien o algo. Es muy interesante como la película ahonda en los haters, éstos con demasiada altavoz, son capaces de destruir tanto al héroe como al villano. Precisamente esa es el arma que utiliza Superman para vencer a Lex Luthor, no a través de puñetazos sino a través de la repercusión de manchar su imagen. Las redes sociales mueven el mundo, manipulan y dominan a su antojo incluso la idea que teníamos todos de Superman, dejando al personaje como el malo de la historia. Así se cae en la trampa, en no cuestionar lo que vemos a través de una pantalla.

2. Boravia, Jarhanpur y la zona de Gaza

El conflicto político que plantea la película nos hace recordar lo que se está viviendo ahora mismo en Gaza. El mundo ha perdido la humanidad, y es Superman, Clark Kent, un inmigrante que vive en América el que infunde esperanza en un conflicto que no se va a resolver si lo dejamos en manos de políticos y redes sociales. Muy valiente James Gunn en tontear con esta idea sin elegir bando en esta historia. Dejando claro así, que Superman no tiene bando, solo se limita a salvar vidas, que ya es bastante. Es paradójico como tratan a Superman como un bicho raro, incomprendido, cuando es el único que actúa con lógica.

Hemos perdido el rumbo, el sentido de la existencia y del devenir del mundo. Y es un inmigrante, repito, un inmigrante de Estados Unidos quien nos tiene que enseñar valores sólidos que desaparecen en tiempos líquidos.

Niño llamando a Superman en medio de un conflicto bélico/político

3. Superman y los valores cristianos.

Teniendo en cuenta el origen del personaje y sus autores (Joe Shuster y Jerry Siegel) ambos judíos, es lógico recordar la imagen de Jesucristo en Superman. A través de varios planos y situaciones de guión, el Superman de David Corenswet se muestra más humano que los humanos, a través de valores cristianos.

Muchos críticos y parte del fandom han hablado estos días de que esta versión del personaje es demasiado blando, vulnerable, no es el Superman poderoso que tienen en su imaginario colectivo. Esto, es motivo suficiente para echar por tierra el trabajo de Gunn y así realzar otras versiones.

Precisamente mostrar la vulnerabilidad del personaje y empezar su historia diciendo al espectador que estamos ante la primera derrota del héroe, del súper hombre, hace que la cinta cobre sentido y agarre mi interés desde el principio.

Nos hemos insensibilizado en un mundo que corre más que piensa. Nos movemos a ritmo de vídeos de Tik Tok, deslizamos la vida con nuestro pulgar en una pantalla mientras unos y otros se matan porque los de arriba quieren negociar territorios.

Y en medio de todo este caos tenemos a un tío con capa que es capaz de salvar a una ardilla y a una niña, poniendo en valor la vida. De igual a igual.

En esta película vemos un Superman arrastrándose. Recibiendo palizas por doquier por varios personajes. Y aún así le queda bondad, perdón y empatía. Ningún rastro de rencor, incluso con su archienemigo Lex Luthor.

Levantarse después de caerse, sacrificarse por otros, perdonar, poner la otra mejilla, apostar por el corazón más que por la lógica de un mundo acelerado y carente de empatía, es lo mismo que hizo Jesucristo en tiempos de romanos. Valores cristianos en forma de capa roja y traje azul, tan necesarios como pasados de moda, que solo Superman es capaz de sostener y convencernos, que todavía se puede creer en la esperanza.

Una vez leí que en un mundo sin religión, sin fe, no existiría la humanidad.

Que difícil es ser Superman en este mundo, que ha perdido la fe.

Que difícil es ser Superman en esta Estados Unidos, que ha perdido la memoria con aquellos inmigrantes que le dieron un himno.