Netlifx se está ganando el apelativo de atrevida. Cada vez más adaptaciones encuentran su hueco, o son directamente producidas, por esta plataforma, aceptando retos que en otras compañías ni se plantean. Con Sandman, su nuevo proyecto, el riesgo es mucho mayor, quizá, de lo que los propios productores de la compañía se han planteado. Veamos por qué.
No puedo negar un hecho importante antes de comenzar este artículo: soy un fanático de la obra de Neil Gaiman, guionista de Sandman, y del resto de su obra, siendo esta novela gráfica su obra magna. Sí, queridos lectores, mi sinceridad me empuja a advertiros sobre el amor que tengo hacia el universo de Morfeo, pero también puedo decir que no soy, ni mucho menos, el único que lo siente. Se trata, para muchos, de una obra cumbre, un producto imprescindible que huye de todo cliché para absorber al lector. 17 premios Eisner, entre los que se incluyen 4 consecutivos a mejor guionista, lo avalan.
Podría parecer que un cómic con tanta solera, y con un guionista que disfruta de varias de sus obras muy bien adaptadas ya en la pequeña pantalla, sería una perita en dulce, un sueño para cualquier productora, y también para los fans. Como ejemplo, tenemos a la sobresaliente American Gods, y a la no menos estupenda Good Omens, las dos obra de Gaiman. Sin embargo, una vez metidos en faena, aquellos que han intentado adaptar Sandman se han visto superados, hasta ahora, por escollos insalvables. El proyecto, tanto de serie como de película, lleva rondando las más importantes compañías de Hollywood desde los Noventa, hasta que el último intento, que iba a ser dirigido por Joseph Gordon-Levitt, se canceló en 2016, por diferencias insalvables con el estudio.
Como alguien que conoce la obra -más bien se obsesiona con ella- sospecho cuáles son los motivos para tales diferencias, y también en qué clase de lío se ha metido Netflix, pero para entenderlo al menos levemente, hay que hablar un poco de Sandman en sí.
Sandman abarca 75 números por ahora (y unos cuantos especiales), una cifra bastante escasa para el género del cómic, pero cada uno de sus tomos es un auténtico monstruo en cuanto a argumento y dirección artística se refiere. En ellos, seguimos las andanzas de los Eternos, seres que representan en sí mismos un campo de la realidad. Destino, Muerte, Sueño, Destrucción, Deseo, Desespero y Delirio, cada uno de ellos, están muy por encima de esas presencias que los mortales llaman dioses, que no son más que sueños a los que los mortales han dado importancia.
Sueño, o Morfeo, es el protagonista de la mayor parte de las viñetas, cargadas de metafísica, filosofía, mitología, humor, horror, y simbolismo, todo entremezclado con una calidad exquisita. Los Eternos son, curiosamente, parte del Universo DC, lo cual los convierte, para muchos, en los personajes más poderosos de esta editorial, ya que sus inmensos poderes alcanzan a todas las realidades y dimensiones, realidades que no pueden existir sin su presencia. Leer Sandman es leer un producto adulto, y no en el sentido habitual de la palabra: no abusa del sexo o la sangre. Su madurez proviene de una enorme carga narrativa y un sobrecogedor arte en cada una de sus páginas.
Llegamos al porqué de mis temores, y es que las andanzas de estos personajes no son precisamente baratas de llevar a cabo con actores reales. por dar un ejemplo, una de las particularidades de Morfeo es que es, literalmente, sueño hecho carne, lo cual provoca que cada uno de los otros personajes del cómic lo vea de forma distinta, ya que todos soñamos de forma diferente. Es decir, que para llevar a cabo únicamente este aspecto del personaje, haría falta una cantidad de actores que se comporten y actúen de forma similar, equivalente a todo el resto del plantel de personajes que interactúen con Sueño. Ahora, pensadlo detenidamente. Sólo unos segundos.
Luego, está el hecho de que muchos de los eventos del cómic no son en el plano real de la existencia, sino en el de los sueños, o en otros reinos, entre los que se incluye, por cierto, el infierno que Lucifer abandona para ir a vivir a los Ángeles. Sí, la serie de Lucifer está basada en un único personaje de Sandman, que además aparece en tan sólo unas cuantas viñetas. El Reino de los sueños en especial es una auténtica maravilla visual, un derroche de tinta y pincel que toda persona debería darse el gusto de visionar una vez en su vida. De nuevo, hablamos de una producción realmente difícil en términos de efectos visuales.
¿Es posible llevar todo el universo de Sandman de forma fiel a una serie de televisión? Sinceramente, lo dudo. Tal vez, en una serie de animación sí sea posible, pero en un producto con actores reales, se antoja realmente complicado trasladar todos los detalles que hacen especial al mundo de Morfeo. ¿Podrá enamorar la Muerte a todo el que pose su mirada en ella? ¿Podrá Deseo caminar por su palacio, una inmensa copia de sí mismo, y nadar en sus cuencas oculares? ¿Podrá Shakespeare dirigir El Sueño de Una Noche de Verano delante del mismísimo Oberón?
Ojalá, Netflix, calmes mis temores con un producto que al menos se acerque al original. Mis mejores deseos, y puede que condolencias, a tus productores. Os estaré vigilando.