¿Te gusta ver películas de miedo? Pues en esto del análisis del arte cinematográfico a través de la psicología, surge una inquietud de un servidor. Entender por qué nos gusta el terror.
En los entresijos de la mente humana se esconde siempre razones surrealistas de los gustos que nos atraen. Ahí posiblemente se encuentre la respuesta social de un género que a sobrevivido a lo largo de la historia del cine.
Entender nuestros miedos y los del resto, puede ser la primera razón por la que muchas veces optamos por visionar estas películas. Zombies, sangre, sustos, brujas, niños diabólicos, casas encantadas, espíritus malignos…
Al cine le gusta ser caprichoso con el espectador y un cabronazo de la mente humana. Es en ésta, es aquí donde debemos experimentar para entender también el éxito de este género generación tras generación.
Y es que, las películas de terror escenifican, representan los miedos de cada época. Luego, se encuentra el terror psicológico, el cual persiste al tiempo y se vuelve atemporal.
¿Es capaz Alien (Scott, 1979) de dar el mismo miedo ahora que en el año de su estreno? ¿Y El exorcista (Friedkin, 1973)? ¿O por el contrario, parecerían ridículas?
Otro de los aspectos a destacar es si influye nuestra personalidad en la elección de este género que, no olvidemos, es el gusto por pasar un mal rato.
Aquellas personas que buscan mayores niveles de excitación tienden a escoger y disfrutar de este tipo de cine porque necesitan vivir experiencias intensas.
Ya te digo yo querido lector que no soy uno de esos. Mis altos niveles de ansiedad no me permitirían disfrutar plenamente. Con lo cual me ha llevado a conocer a mis iguales, y efectivamente nuestra personalidad influye a la hora de elegir.
¿Y al revés? ¿Puede el miedo generado por el cine influir en la vida personal del espectador?
Yo lo tengo claro.
Tiburón (Spielberg, 1975)