El pasado viernes 20 de noviembre la Fundación Triángulo entregó sus premios honoríficos a las actrices Candela Serrat y Luz Valdenebro durante la gala inaugural del Andalesgai. Al evento también asistieron Celia Freijeiro y Cristina Pons como parte del reparto de la cinta ‘De chica en chica’, con la que arrancó el certamen.
Si hay algo que no se puede reprochar a la meca de la Semana Santa es la falta de iniciativas culturales y aunque la mayoría de ellas suelen ir acorde con la arraigada tradición popular que caracteriza a la ciudad, de vez en cuando sobresale alguna que pretende poner de manifiesto otras realidades no tan aplaudidas por los sevillanos de pura cepa. Un ejemplo claro es el del Festival Internacional de Cine LGBT (lésbico, gay, bisexual y transexual), llevado a cabo por la Fundación Triángulo durante once años consecutivos con la intención de dar visibilidad a un colectivo al que pertenecen buena parte de los habitantes de la capital hispalense.
Los Cines Nervión Plaza colocaron cintas negras para delimitar la entrada a una de sus salas y las adornaron con la bandera típica. Rojo, naranja, amarillo, verde, azul y morado; Los colores se identificaban bien a larga distancia. Invitados, prensa y el resto de participantes fueron llegando poco a poco, algunos con más cautela por ser primerizos, otros más confiados por haber tratado anteriormente con los organizadores del evento. Sea como fuere, cuando los tentempiés empezaron a dar vueltas a la altura de los brazos de los asistentes y un simpático camarero se puso a repartir cerveza, todo aquel que por cualquier motivo se encontrase dentro de la zona estipulada en aquel momento supo entrever como iba a desarrollarse el resto de la velada.
Entrega de los premios honoríficos de la Fundación Triángulo
El primer encuentro se desarrolló animadamente: un pequeño grupo de actores invitados charlaban entre ellos alternando las lonchas de salchichón con las caladas a sus cigarrillos; Varios estudiantes, apilados alrededor de la mesa de la comida, daban buena cuenta de la cerveza gratis mientras bromeaban con el camarero; el reportero de la Televisión de la Universidad de Sevilla buscaba alterado el lugar idóneo para grabar una entradilla y el resto del público iba entrando a cuentagotas hasta que el espacio reservado para el festival se convirtió en una pequeña masa de gente que se desestabilizó cuando hicieron su entrada estelar las invitadas de honor.
La primera en hacer su aparición fue Candela Serrat, que no tuvo reparos en despertar la imaginación de los y las allí presentes con un elegante vestido ajustado. Un acreditado hasta pensó en presentarse y pedirle el número de teléfono, pero entonces la actriz se colocó en el photocall junto a sus colegas Celia Freijeiro y Cristina Pons, y al ver a los periodistas asediarla y bombardearla con sus flashes, el joven abandonó su propósito y se lanzó al plato de los frutos secos.
Candela Serrat, Celia Freijeiro y Cristina Pons posan en el photocall del Andalesgai
Una hora más tarde Serrat estaría subida al escenario de la gala sosteniendo dos galardones y encandilando al público con su dulce vocecilla. Pero antes fue el turno de Rosa María Recuerdo y Oliver Domínguez, que trataron sin mucho éxito de arrancar las risas de una sala abarrotada en sus papales de presentadores. Aunque sí hubo algún que otro momento acertado por parte de los animadores, como ese en el que Rosa María recordó a los presentes que el día de la gala coincidía con el día de la memoria transexual, el día del niño y el de la memoria de Franco. “Tenemos muchas cosas que celebrar hoy”, espetó, y al calor de un aplauso generalizado añadió: “Podría haber sido más sutil, pero…”
Y esa no fue la única reivindicación de la noche. Por el escenario pasaron también el director del Instituto Andaluz de la juventud, Francisco Pizarro, El coordinador de juventud de la Asociación Triángulo, el director Andrés Vega, que pidió colaboración para sacar adelante la ley contra la discriminación por condición sexual, y el director del Festival de Cine Europeo Jose Luis Cienfuegos. Todos ellos dirigieron sus palabras hacia dos direcciones muy próximas entre sí: la de favorecer la tolerancia hacia estos colectivos, escasamente representados en la sociedad y la de alentar la colaboración por la lucha de sus derechos. Precisamente, son esos objetivos los que han llevado a la Fundación Triángulo a organizar el festival durante once años consecutivos. Un recorrido en el que siempre han querido mostrar su agradecimiento a los pequeños granos de arena que de vez en cuando se ponen en favor de quienes tienen diferentes condiciones sexuales.
La compañía de teatro Nueva Dirección representando ‘Tarde de terapia’
Este año les ha tocado a Candela Serrat y a Luz Valdenebro recibir el premio Andalesgai a la visibilidad como muestra de tal gratitud. Valdenebro no pudo estar presente para recogerlo, motivo por el cual su compañera de reparto en la serie ‘Seis hermanas’ de TVE alzó ambos galardones. “No voy a darle las gracias a mi familia porque creo que a ellos les debemos dar las gracias todos los días”, declaró Candela Serrat, aunque sí quiso agradecérselo a Bambú “por introducir a una lesbiana en una serie de sobremesa de Televisión Española” y a las seguidoras de su personaje, las aureliers.
Las charlas de los nombrados anteriormente se intercalaron con los cortometrajes ‘Moiré’, protagonizado por Inma Cuesta, y ‘Amor de purpurina’ y también con escenas de microteatro de la compañía Nueva Dirección. ‘Tarde de terapia’, así se llama la pequeña obra que representaron los seis actores, hizo honor a su título surtiendo un efecto terapéutico a los asistentes a los que la inyección de humor sano les vino de fábula para hacer frente a la excesiva duración de la gala.
Muchos de los que habían pagado la entrada únicamente con la idea de visionar ‘De chica en chica’, el filme con el que Andalesgai dio el pistoletazo de salida, optaron por abandonar la sala cuando, siendo las una de la mañana, todavía no había comenzado la proyección. A los que permanecieron sentados en sus butacas todavía les esperaba una última sorpresa antes de ver la película. Una musiquilla pegadiza empezó a salir de los altavoces. A los tres segundos todo el mundo supo que se trataba del ‘Shake it up’ de Taylor Swift. El director del Andalesgai, Andrés Vega subió al escenario y empezó a menearlo siguiendo los pasos de baile que aparecían en la gran pantalla de detrás. Pocos fueron los aventurados que se atrevieron a seguirlo, pero la idea que quiso transmitir Taylor Swift con esta canción quedo clara aquella noche. Los que odian van a seguir odiando, así que ante la intolerancia quizá sea mejor bailar, sonreir… Y por supuesto amar. Ya lo dijo bien claro la presentadora cuando pidió al técnico de sonido que subiera el volumen de ‘What The World Needs Now Is Love’. “Todo el mundo necesita amor, así que ¡Abrazaos y besaos!”