Yorgos Lanthimos ha vuelto a estrenar una película. Convencidos de que aún estaría degustando el glorioso paso de Pobres Criaturas por los Oscars, el estreno de Kinds of Kindness el pasado 28 de junio nos deja descolocados. Y también deseosos de comparar.
Ya sabemos que su aportación al cine viene en cantidades bien medidas de crueldad. El control, la violencia y el desierto afectivo son comunes en sus películas, pero la identidad de cada una es más que eso. ¿Qué diferencia a Pobres Criaturas de Kinds of Kindness?
- El origen
En Pobres Criaturas, Bella (Emma Stone), una mujer resucitada por el Dr Godwin (Willen Dafoe) aprende de nuevo a vivir en un mundo lleno de reglas y prejuicios sociales, que a la vez es también un paraíso para el disfrute. El guion de Tony McNamara, (La Favorita), fue una adaptación de la novela de Alasdair Gray. El director conoció al escritor en Glasgow antes de hacer Langosta (2015), pero no llevó a cabo el proyecto hasta el año pasado.
Fue precisamente Efthimis Filippou, guionista de Langosta, Canino y El sacrificio de un ciervo sagrado, una de las razones para la creación de Kinds of Kindness. Y es que después de trabajar con McNamara en sus últimas películas, Lanthimos quería repescar a Filippou para hacer una obra candidata una estructura diferente. Surgió así un tríptico que ofrece diferentes historias sobre personajes torturados por su propia condición, protagonizado por Emma Stone, Jesse Plemons y Willen Dafoe, entre otros.
- El escenario
Los mundos que conocemos en ambos largometrajes distan mucho el uno del otro. Pobres Criaturas transcurre en varias ciudades europeas en el siglo XIX reinventadas por el director. Entre ellas, una Lisboa llena de infraestructura radiante: edificios y medios de transporte mágicos bajo cielos surrealistas en tonos pastel. Nada que ver con el paisaje hostil, a menudo grisáceo, mucho más similar al de la ciudad moderna, que se ofrece en Kinds of Kindness.
- Las intenciones
El escenario acoge a personajes con intenciones muy diferentes. Si bien la ingenua Bella está rodeada por personajes que quieren ejercer un control sobre ella, los personajes de Jesse Plemons y Emma Stone en Kinds of Kindness son los que intentan controlar de manera enfermiza un entorno que se les escapa de las manos. Ya sea la necesidad de recuperar una relación dependiente entre jefe y trabajador, o hacer lo imposible para ser readmitida en una secta, está claro que los personajes del tríptico se autodestruyen en su afán de poder.
- Intimismo
Uno de los escasos elementos relacionados con el terreno emocional que Lanthimos se permite es, sin duda, la intimidad, quizá por la fuerza que aporta a la veracidad de los personajes. O tal vez porque no le quede más remedio. Soportar en pantalla a una figura humana que apenas expresa emociones es extraño, pero privarla de su silenciosa declaración de intenciones es embrutecerla hasta el punto de romper la narrativa. Los personajes del tríptico ejecutan sus acciones cuando nadie mira; son seres solitarios que tienen mucho que esconder. Su ser es perturbador, sucio, y los momentos íntimos están rendidos al servicio de sus ambiciones. Con Bella descubrimos el concepto de intimidad en sí mismo a lo largo de la película: aprende qué placeres pertenecen a cada sitio y poco a poco los pone en su lugar. Aunque sea la sexualidad lo que nos viene a la cabeza, hay mucho más: la joven aprende a identificar sus propias ideas, selecciona cuándo exteriorizar sus sensaciones y expresa cuándo quiere estar sola. A pesar de su escaso desarrollo de la personalidad, ella se siente dueña de sí misma en estos momentos, y es este el hilo que consigue humanizar poco a poco al personaje.
- Privación de libertad
A pesar de todo, el desarrollo que un personaje experimenta en una película no lo hace libre, y el director lo sabe desde Canino (2009). Sus criaturas son presas de diferentes maneras. Desde un punto de vista psicoanalítico, podríamos identificar dos claras formas de apresar a alguien: una es someterlo a las reglas o normas de un sistema y hacerlo víctima de su propia conducta de adaptación a él. Es lo que ocurre en la primera y la tercera historia de Kinds of Kindness: los personajes quedan extenuados en un intento de sumisión a través de la productividad.
La segunda manera de ser preso de uno mismo es estar dominado por las pulsiones y los deseos del momento, justo en el extremo opuesto. Es palpable en la personalidad de un niño de 2 años y desde el inicio en la de la protagonista de Pobres Criaturas. A pesar de que el director presume a Bella como su personaje más libre, por vivir sin vergüenza y sin juicios hacia sí misma o a los demás «Si de repente dejas de experimentar vergüenza, la vida es otra completamente distinta. A poco que reflexionemos, es fácil darse cuenta de que la vergüenza ha dado forma al mundo actual (…). La vergüenza es una barrera interior que nos impide actuar”, la joven es esclava de sus caprichos. Su total inmadurez emocional no le permite comprender su entorno, desarrollar empatía ni protegerse de las intenciones de los demás. No vemos un atisbo de socialización real por su parte hasta el final de la película.
- Recibimiento
Si bien es pronto para comparar en este aspecto, Pobres Criaturas fue un éxito a muchos niveles. Sólo a su paso por los Óscars ya conseguía cuatro estatuillas. Entre ellas, el segundo Óscar a la Mejor Actriz para Stone (el primero lo recibía con La La Land). Este año seguía siendo la mejor actriz también en los Globos de Oro (además de ser premiada por Mejor Película en la categoría comedia o musical) y los BAFTA. En Venecia, Pobres Criaturas se alzaba con el León de Oro.
A pesar de su corta trayectoria, Kinds of Kindness ya resuena al haber sido candidata a la Palma de Oro a la Mejor película y haberle valido a Jesse Plemons para llevarse el premio a Mejor Actor. Siguiendo en la línea de la crudeza, dudamos que pueda llegar a superar a Pobres Criaturas, aunque con Lanthimos nunca se sabe.
Sólo esperamos que el director siga ofreciendo algo diferente. Ya no sólo al cine, sino a su cine, y que nos ahorre aquello que su Bella Baxter ya señalaba con astucia: “En mi paseo sólo he visto azúcar y violencia”.